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jueves, 5 de septiembre de 2024

Dejémonos sorprender como Pedro en la pesca milagrosa porque algo quiere confiarnos el Señor como tarea nueva para nuestra vida

 

Dejémonos sorprender como Pedro en la pesca milagrosa porque algo quiere confiarnos el Señor como tarea nueva para nuestra vida

1Corintios 3, 18-23; Salmo 23;  Lucas 5, 1-11

Hay ocasiones en que nos sentimos sorprendidos hasta de nosotros mismos viendo lo que somos capaces de hacer; habíamos pensado quizás que no valíamos, que no éramos capaces de cosas así, quizás incluso habíamos intentado algo y por más que habíamos luchado no habíamos podido sacar nada en limpio, pero mantuvimos nuestro tesón, seguimos intentándolo poniendo confianza en nosotros mismos y pudimos lograrlo. En muchas cosas podemos pensar.

Hace unos días un amigo mío me lo reconocía; él pensaba que no era capaz, pero hubo algo en su interior que lo motivó y comenzó a intentarlo; me decía que no se sentía capaz de escribir ni dos renglones seguidos queriendo expresar un pensamiento; pero se había sentido motivo por algo que veía hacer a otras personas, y lo intentó, y yo que conozco lo que escribe, os puedo decir que hace cosas preciosas. Se sintió motivado y lo consiguió, no sin esfuerzo, pero sí con voluntad. Así son muchas cosas en la vida.

Pedro le había dicho a Jesús que allí no merecía echar las redes porque no eran días propicios quizá para ello, se había pasado la noche entera bregando y no había conseguido nada. Jesús había estado enseñando a la gente; precisamente se había subido a la barca de Pedro, para alejándola un poco de la orilla poder hacer que todos los que estaban en la playa le escuchasen, y así lo había hecho; ellos mientras tanto habían estado haciendo los necesarios arreglos de las redes que había utilizado inútilmente.

Pero cuando Jesús terminó de enseñar a la gente, le pide que reme mar adentro en el lago y eche de nuevo las redes. ¿Qué había estado hablado Jesús en aquella predicación? El evangelista en este caso no nos dice nada en concreto, pero las palabras de Jesús siempre eran motivadoras de algo nuevo, de algo distinto para la vida; eran palabras que sembraban esperanza, eran palabras que querían construir un mundo nuevo que El llamaba el Reino de Dios; eran palabras que ponían luz en los corazones, y por eso vemos que son tantos los que entusiasmados le siguen.

¿Qué habría escuchado Pedro en su corazón? A pesar de decir que allí era imposible porque se habían pasado toda la noche sin coger nada, ahora pone su confianza en la Palabra de Jesús y echa las redes. ‘Por tu palabra las echaré’. Y grande fue la redada de peces de tal manera que tuvieron que llamar a otras barcas para que les echaran una mano para recoger las redes.

Pero Pedro se había sentido tocado por dentro. No sabemos lo que pasa en el corazón del hombre, pero ahora Pedro se siente indigno y pecador, le viene a decir a Jesús que no se siente digno de estar en su presencia y le pide que se aparte de él. Su humildad le hacia que no pudiera estar al lado de Jesús porque se consideraba indigno. Nos recuerda otros momentos del evangelio, también hay alguien que no se siente digno de que Jesús vaya a su casa, pero confía en la Palabra de Jesús y le dice que solo una palabra bastará para que su criado sea curado.

Pedro no se siente digno de estar con Jesús, pero Jesús le va a pedir que esté siempre con El. Aquel signo que había sucedido en aquella mañana en medio de lago de Galilea iba a ser señal de algo más que había que realizar. No se trataba ya solo de recoger unos peces que pudieran necesitar para comer y para ganarse la vida, quizás había que renunciar a esas ganancias o a esas redadas en lo material, porque Jesús les ofrecía una nueva profesión, serían pescadores pero no de aquellos mares, serían pescadores de hombres. Y parece que entendieron el mensaje de Jesús porque dejándolo todo aquellos se fueron con Jesús para buscar otra pesca mejor. Habían confiado en Jesús y seguían confiando en Jesús.

Hablamos al principio de motivaciones o de tener confianza en nosotros mismos, contemplamos a Pedro que supo poner su confianza en el Señor, pero ¿eso que nos estará diciendo? Por supuesto que en la vida tenemos que tener más confianza en nosotros mismos y muchas maravillas podríamos hacer, pero desde nuestra fe en Jesús tenemos que dar un paso adelante, un paso más. Nos sentimos algunas veces siervos inútiles que no sabemos qué hacer, nos encerramos quizás en nuestros lagos o en nuestros mares y no somos capaces de ir más allá; caemos también espiritualmente en la rutina y en la modorra de la vida y no sabemos avanzar, ¿no tendríamos que dejar que Jesús nos removiera el corazón, nos removiera la vida para despertarnos y abrirnos a otros horizontes, a otras perspectivas, a otras tareas donde podríamos ser capaces de hacer también muy bien?

Dejemos que Jesús nos toque el corazón. Escuchemos esa Palabra que El quiere decirnos, y a la que muchas veces no le prestamos demasiada atención porque estamos demasiado metidos en nuestras cosas. Seguro que el Señor también quiere sorprendernos con algo y confiarnos algo más. Dejemos actuar a Dios en nuestra vida.

1 comentario:

  1. Con un poquito de esfuerzo y voluntad se consiguen muchas cosas, si lo he conseguido yo lo puede hacer todo el mundo

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