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miércoles, 12 de junio de 2024

Amar no es una cosa cualquiera, es algo profundo que nos transforma desde dentro, no es simplemente hacer cosas buenas, en el amor encontraremos la plenitud de nuestro ser

 


Amar no es una cosa cualquiera, es algo profundo que nos transforma desde dentro, no es simplemente hacer cosas buenas, en el amor encontraremos la plenitud de nuestro ser

1 Reyes 18, 20-39; Salmo 15; Mateo 5, 17-19

Bueno, yo trato de ser bueno con todo el mundo, intento no molestar ni ofender a nadie, soy amigo de mis amigos y ayudo a los que me ayudan, pero que no se metan conmigo, que yo tampoco me meto con nadie, no necesita más, ni tanto rezo, ni tanta Iglesia, que para ser bueno no necesita más.

Así piensan algunos y actúan en consecuencia y por supuesto respetamos y valoramos la congruencia que pueda haber en sus vidas, así sentimos en ocasiones la tentación de pensar y de actuar nosotros también, porque quizás la vida nos haya quemado mucho, porque no hemos encontrado las satisfacciones que nosotros queríamos, porque quizá un día recibimos un palo de donde menos esperábamos y nos sentimos defraudados, pero ¿realmente nos podemos quedar satisfechos de un actuar así, de esa manera?

Algunas veces nos volvemos medio anarquistas y quisiéramos quitar todo lo que suene a mandato, que cada uno actúe, decimos, según su conciencia, que no necesitamos mandamientos ni reglas, y estaríamos incluso dispuestos a hacer una revolución en ese sentido. Nos sucede hoy, pero han sido cosas que han sucedido en todos los tiempos. En cierto modo añoramos revoluciones que todo lo cambien, que eliminen todo lo del pasado y que comencemos de nuevo y de cero. ¿No será algo de esto también lo que estamos viendo en nuestra sociedad hoy con movimientos que decimos nuevos que surgen, pero que son tan antiguos como toda la historia de la humanidad?

Algunos también cuando Jesús comenzó a predicar por Galilea y hablaba de algo nuevo cuando hablaba del Reino de Dios, quizás de alguna manera estaban pensando en una revoluciona si. Había entonces también ciertos movimientos de resistencia, de renovación, de deseos de cambio, que en cierto modo lo concretaban algunos sectores en una liberación de Israel de yugos extranjeros que consideraban opresores. ¿Se habrían imaginado que Jesús iba por esos caminos? Algunas inquietudes en ciertos sectores iban apareciendo en quienes de entrada rechazaban a Jesús.

Pero hoy vemos que Jesús habla claro. Estamos en lo que llamamos el sermón del monte, por el lugar en que sitúa Mateo estas palabras de Jesús que vienen a ser como un resumen de lo que El venía a enseñarnos lo que era el Reino de Dios que anunciaba. Era la Buena Noticia que había que aceptar y creer en ella, y para lo que se necesitaba también una renovación profunda del corazón; por eso hablaba Jesús de conversión.

Y Jesús nos habla de que El no viene a anular la ley, sino a darle plenitud. Como decíamos antes queremos quitar de en medio todo lo que signifique mandato, mandamiento, reglas de vida, porque pensamos que todo eso coarta nuestra libertad; claro consideramos que libertad es hacer lo que a cada uno le de la gana. Pero Jesús viene a decirnos que lo que tenemos que hacer es encontrar el sentido de esos mandamientos; como nos dice El, que le demos plenitud, que le demos sentido, que le demos hondura a la vida.

No se trata de que vayamos como corderitos cumpliendo a la letra lo que son las normas, si para nosotros no tienen sentido; entonces sí que estaríamos siendo de alguna manera esclavos de la letra. Jesús quiere que le demos plenitud, que encontremos de verdad el sentido de todas las cosas. ‘No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley’.

Es el verdadero camino que hemos de hacer. Y Jesús vendrá a decirnos a lo largo de todo este sermón de la montaña que será el amor en lo que encontremos esa plenitud, pero eso nos dirá al final que es su único mandamiento. Pero amar no es una cosa cualquiera; amar es algo profundo que nos transforma desde dentro; amar no es simplemente hacer cosas buenas, sino que Jesús nos irá hablando de la amplitud de todo lo que significa ese amar. Ya lo iremos escuchando.

¿Cuál es la postura que allá en lo más hondo de nosotros mismos tenemos ante los mandamientos del Señor?

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