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viernes, 11 de julio de 2025

Aprendamos a saborear la sabiduría del Espíritu que encontramos en la vivencia del evangelio y que nos dará una nueva plenitud a nuestra vida

 la semilla de cada dia: Lo hemos dejado todo y te hemos seguido...

Aprendamos a saborear la sabiduría del Espíritu que encontramos en la vivencia del evangelio y que nos dará una nueva plenitud a nuestra vida

Proverbios 2, 1-9; Salmo 33; Mateo 19, 27-29

Todos sentimos la tentación de hacer las cosas buscando una retribución o una ganancia por aquello que hacemos. Así nos hemos construido la vida comercialmente, todo parece que tiene que ser a partir de un intercambio; trabajamos porque queremos conseguir unos rendimientos, es el que emprende una empresa con la que quiere obtener unos beneficios, es el que trabajo el campo porque quiere obtener unos frutos, es el que realiza una tarea laboral en cualquier aspecto de la vida de la que espera una retribución porque va a ser la base de su sustento y de su familia.

Nos quedamos muchas veces en la retribución y nos podemos olvidar de la creatividad, de la realización de nosotros mismos como personas, de lo que es nuestra contribución al desarrollo de nuestro mundo y de nuestra sociedad. Desde el trabajo a través de todos los tiempos hemos ido logrando ese desarrollo que hoy vivimos, lo que hemos conseguido para poder tener una mejor vida hoy. Ese camino que hemos hecho nos ha dado también una sabiduría de la vida para encontrar también lo que nos hace alcanzar una mayor plenitud como personas. No siempre, entonces, está en una ganancia material, pero es una tentación que nos envuelve.

¿Nos pararemos alguna vez a pensar donde está la verdadera riqueza de nuestra vida? ¿Aprendemos a saborear lo que hacemos, no siempre porque obtengamos unos beneficios materiales o pecuniarios sino por la satisfacción de lo que hacemos, por ese crecimiento personal, por lo que verdaderamente nos hace ricos como personas? Son preguntas que tendríamos que hacernos para llegar a encontrar ese verdadero sentido de la vida.

Siempre tenemos dudas e interrogantes en nuestro interior, siempre nos pueden aparecer esas ambiciones que al final en lugar de hacernos más grandes, lo que hacen es empequeñecer nuestro espíritu; siempre podemos estar mirando a nuestro alrededor y compararnos con lo que son o lo que consiguen los demás por los medios que sea; siempre podemos sentir tentaciones de cosas que nos limitan en lugar de engravecernos.

Y eso lo podemos sentir todos. Esa era también la tentación que tenían aquellos discípulos que seguían a Jesús de cerca, acostumbrados como estaban en la vida a esa lucha por las ganancias que muchas veces podía ser también su supervivencia. Sin embargo un día Jesús los había llamado y ellos lo habían dejado todo por seguirle. ¿Cómo se sentían en aquel camino que estaban haciendo? ¿Estaba todo aquello respondiendo a las aspiraciones que realmente ellos tenían dentro de sí? Si Jesús era el Mesías esperado, ¿qué lugar iban ellos a ocupar en aquel Reino de Dios del que Jesús tanto hablaba?

Ya sabemos cómo en ocasiones andaban también en sus discusiones entre ellos por quien iba a ser el más importante. Por más que Jesús les repetía y enseñaba una y otra vez no podían quitar de la cabeza qué es lo que ellos iban a sacar de todo el sacrificio que ahora estaban haciendo siguiendo a Jesús.

Fue la pregunta que le hicieron recordándole a Jesús que ellos lo habían dejado todo un día para seguirle. ¿Qué les iba a tocar? La respuesta de Jesús parece como muy espiritual y se queda como muy enigmática para ellos. Eso de ser jueces para juzgar a las doce tribus de Israel no estaba del todo claro. Pero Jesús les dice algo más, recibirán hasta el ciento por uno de todo lo que han dejado. ¿Eso va en sentido material, de ganancias materiales? Parece que las palabras de Jesús no van por ese sentido.

Jesús habla de vida eterna, pero no es solo en el sentido de la vida eterna más allá de esta vida, después de la muerte. Claro que tienen sus palabras también ese sentido de trascendencia; pero Jesús con vida eterna nos está hablando de una vida en plenitud, pero una vida en plenitud que ya, porque creemos en Jesús, estamos o tenemos que estar viviendo ahora.

¿Nos estará hablando de esa verdadera sabiduría de la vida que nos hace encontrar verdadero sentido para todo?  ¿Nos estará hablando de esa satisfacción interior que tenemos que sentir por el bien que hacemos, por el amor que repartimos, por las cosas buenas que buscamos, por esa libertad de espíritu que sentimos cuando somos capaces de desprendernos de todo?

Es lo que tenemos que saber descubrir, es de lo que tenemos que saber disfrutar, es lo que va a dar un hondo sentido a nuestra vida, es lo que va a elevar nuestro espíritu, es lo que nos hará mirar más allá de lo que podamos tener entre las manos para encontrar algo que no sea caduco y perenne sino que nos de una plenitud de vida para siempre. Es lo que tenemos que saber descubrir en el evangelio de Jesús.

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