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domingo, 29 de junio de 2025

Seguridad de la piedra sobre la que está fundamentada la Iglesia que es nuestra fe en Jesús y que vivimos en torno a Pedro en comunión de toda la Iglesia

 


Seguridad de la piedra sobre la que está fundamentada la Iglesia que es nuestra fe en Jesús y que vivimos en torno a Pedro en comunión de toda la Iglesia

Hechos 12, 1-11; Salmo 33; 2Timoteo 4, 6-8. 17-18; Mateo 16, 13-19

Todos queremos tener un piso firme bajo nuestros pies mientras caminamos; si es inestable, si se mueve o fluctúa parece que no nos da seguridad y nos entra el miedo y la desconfianza. Valgan esos puentes flotantes para un juego como vemos muchas veces en actividades recreativas, nosotros queremos pisar firmes y no nos falle bajo nuestros pies. Ya sabemos quienes no se sienten seguros en un barco y se marean con el balanceo del barco como consecuencia del movimiento de las aguas; hay quien no se siente seguro en las alturas en que vuela un avión porque nos parece que hay mucho vacío bajo nuestros pies.

¿Será así como queremos andar en la vida? Las fluctuaciones en la vida social parece que crean inestabilidad, y de ahí surge toda una lucha política porque siempre el adversario ve inseguridad que crea inestabilidad en lo que propone el gobernante y de ahí ya sabemos las consecuencias para toda la sociedad. Pero queremos estabilidad en las familias, queremos estabilidad allí donde realizamos la vida, queremos estabilidad en nuestros trabajos porque eso nos da seguridad y nos puede hacer pensar en un posible futuro mejor.

Aunque tenemos en cuenta estos aspectos de la vida, porque también son cosas que nos preocupan, hoy desde la Palabra de Dios en esta solemnidad que estamos celebrando de los Apóstoles san Pedro y san Pablo se nos está hablando de la seguridad sobre la que queremos fundamentar nuestra vida de fe, todo lo que atañe a nuestra vida cristiana. El evangelio nos habla de piedra y de fundamento de nuestra fe y de la Iglesia de manera que el poder del enemigo no la derrotará.

No puede ser una piedra inestable. Todo ha partido de una confesión de fe de Pedro; más bien con la pregunta que hace Jesús tomando el pulso de lo que le gente opinaba de él, pero fundamentalmente de lo que ellos, los discípulos más cercanos, sentían sobre Jesús. ‘Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?’ Era necesaria aquella clarividencia de los que le seguían más de cerca, aquellos que un día había escogido, no solo los había ido llamando por los caminos, sino que en un momento determinado los había llamado por su nombre para que estuvieran con El, porque iban a ser como el principio de aquella Iglesia. De ahí la importancia de la fe de los apóstoles.

Es Pedro el que se ha adelantado para confesar su fe. ¿Era consciente totalmente de lo que estaba diciendo? Como le dirá Jesús no lo dice por si mismo, sino porque el Padre del cielo se lo ha revelado en su corazón. Por eso les dice que ese va a ser el fundamento de la Iglesia, la piedra sobre la que se edificará la Iglesia, en la que va a tener seguridad, que no se mueva bajo los pies, como hemos comenzado diciendo. La imagen de ello va a ser Pedro, le ha cambiado el nombre de Simón por piedra, por Pedro, que es lo que viene a significar la palabra. En otro momento le dirá a Pedro que cuando pasen los momentos de zozobra, él tendrá que mantenerse firme para que confirme en la fe a los hermanos.

Este es el sentido bonito que tiene la fiesta de este día; decimos normalmente de san Pedro y san Pablo y así es, pero tenemos que decir que es la fiesta de la Iglesia, de la proclamación del fundamento de la Iglesia. Qué bonito es lo que hemos vivido recientemente con la muerte del Papa Francisco, con la expectativa de quien iba a ser el nuevo Papa, y la elección de León XIV.

En estos momentos hemos visto de forma palpable de lo que nos ha hablado hoy la primera lectura. Mientras Pedro estaba en la cárcel, la comunidad entera oraba al Señor por Pedro; es lo que hemos visto en aquellos momentos de oración intensa en la enfermedad del Papa y en su muerte, pero luego pidiendo por la elección del nuevo Pontífice. Los medios de comunicación hacían sus cábalas, quien tenía más probabilidades y quien no, pero la Iglesia oraba con esperanza, aunque de eso no hablaban los medios ni les interesaba.

Y Dios nos ha dado el Papa que necesita hoy la Iglesia; no podemos hablar ni de continuidades ni de rupturas, porque esas no son las formas del actuar de Dios y ese no puede ser el verdadero sentimiento de los cristianos. Es lo que Dios quiere hoy para su Iglesia, con sus matices y con peculiaridades, porque no tiene que haber mimetismos que son monstruosos. 

Son los caminos de Dios que con fe nosotros hemos de caminar. Son los caminos en los que nos sentimos seguros porque Jesús nos prometió que estaría siempre con nosotros, y la fuerza de su Espíritu se manifestando en cada momento según lo que la Iglesia va necesitando. Es la seguridad de esa piedra sobre la que está fundamentada la Iglesia que es nuestra fe en Jesús y que vivimos en torno a Pedro sintiendo la comunión de toda la Iglesia.

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