martes, 21 de octubre de 2025

Vigilantes, nos dice Jesús, porque no sabemos el día ni la hora… dichosos los criados que cuando llegue su señor los encuentre en vela…

 


Vigilantes, nos dice Jesús, porque no sabemos el día ni la hora… dichosos los criados que cuando llegue su señor los encuentre en vela…

Romanos 5,12.15b.17-19.20b-21; Salmo 39; Lucas 12, 35-38

No todos entendemos quizás el vivir de la misma manera. Muchos parece que simplemente se dejan vegetar, o sea, respiran, caminan, el corazón mantiene su ritmo de pulsaciones, simplemente van dejando pasar lo que sucede delante de sus ojos, pero como una película de la que no nos sentimos actores; muchos que se dejan arrastrar por lo que salga, pasivamente van respondiendo quizás a unos estímulos o impulsos que les de la vida misma o los acontecimientos pero por si mismos parece que nada tienen que ofrecer; quienes se dejan arrastrar por lo que dicen o hacen los demás pero parece que no tienen opinión propia, reaccionan según las influencias que reciban pero además a tono con esas influencias sin enriquecer nada porque no ponen nada de su parte.

Pero hay quienes quieren construir su vida, no simplemente dejarse arrastrar ni influir, sino que provocarán iniciativas, ideas, planteamientos, pero además quieren darle sabor a su vida poniendo emoción pero poniendo sobre todo el vigor del amor, que los hace creadores, revolucionarios incluso, pero que no se quedan solo a ras de la tierra, aunque pisan con fuerza el suelo sobre el que caminamos, pero se elevan dando una trascendencia a su vida, a lo que hacen, que va más allá del tiempo presente o de un futuro inmediato porque tienen visiones de eternidad.

La vida no puede ser pasiva aunque estemos llenos de esperanza; la vida tiene que ser constructiva porque ahí está todo lo que cada uno puede aportar; pero en la vida tenemos que estar con los ojos abiertos porque también vivimos en una interrelación y hemos de estar atentos a lo vamos poniendo para hacerlo siempre con sentido, pero abiertos también a lo que sucede a nuestro alrededor, como también a cuanto llega a nosotros que siempre nos enriquecerá.

Pero en esta trascendencia espiritual que los creyentes, los cristianos que seguimos a Jesús, queremos darle a nuestra existencia vivimos en la esperanza de la llegada del Señor a nuestra vida; y no pensamos solamente en el momento final de nuestra existencia – en el que también tendremos que pensar – sino en el hoy de nuestra vida donde Dios llega a nosotros y se nos manifiesta, podríamos decir, de mil maneras.

Es el Señor que con la fuerza de su Espíritu viene a actuar en nosotros inspirándonos todo lo bueno que hemos de realizar, hablándonos al corazón allá en lo más hondo de nosotros mismos para lo que hemos de estar sintonizados en esa onda especial de Dios; es el Espíritu de Dios que está nosotros fortaleciéndonos en ese camino y haciéndonos sentir su gracia y su fuerza para vernos liberados del mal. ¿No nos ha enseñado Jesús a orar pidiendo que nos veamos liberados del mal y no caigamos en la tentación? Pero aunque lo decimos con mucha prontitud y fidelidad cuando rezamos el padrenuestro luego no estamos atentos y vigilantes cuando nos pueda venir la tentación, para poder superarla con esa fuerza del Espíritu de Dios que está en nosotros.

Hoy nos está hablando Jesús de esa necesaria vigilancia que tendría que haber en nuestra vida, porque la esperanza no es quedarnos con los brazos cruzados y medios dormidos esperando pasivamente lo que nos pueda venir o suceder. El que espera y porque lo hace ya predispuesto con esa seguridad que le va a dar esa esperanza, estará vigilante, estará atento para sentir la señal, para dar respuesta, para ese nuevo actuar.

Y el que está vigilante a causa de eso que espera no se mete en la boca del lobo, sino que si sabe que el lobo está cerca – y la tentación nos acecha en todo momento y por toda partes por donde menos lo esperamos – vigilará para no acercarse allí donde sabe que está el peligro; quien padece de vértigo evita ponerse frente a un abismo porque sabe que en esas circunstancias va a sentir con mas fuerza ese episodio del vértigo. ¿Estaremos haciendo eso en nuestra vida?

Vigilantes, nos dice Jesús, porque no sabemos el día ni la hora… dichosos los criados que cuando llegue su señor los encuentre en vela…’

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