viernes, 17 de octubre de 2025

Prevención, confianza y sinceridad, nacidos del amor para una congruencia de vida cuando empapamos nuestra existencia de los valores del evangelio

 


Prevención, confianza y sinceridad, nacidos del amor para una congruencia de vida cuando empapamos nuestra existencia de los valores del evangelio

Romanos, 4, 1-8; Sal. 31; Lucas 12,1-7

Buen amigo es el que nos previene de las cosas que nos pueden suceder, o de la boca del lobo en la que nos podamos meter. Eso significa amor y sinceridad; porque el amigo nos aprecia nos previene, porque el amigo quiere lo mejor para nosotros no andará con desconfianzas sino con total sinceridad; el amigo nos dice la verdad aunque nos duela; pudiera ser que en esa prevención en que nos quiere poner para que no caigamos en la trampa algunas veces estemos tan ciegos que nos cuesta creerle; pero si el amigo tiene la valentía y la sinceridad de prevenirnos, tengamos confianza, tomémonos en serio sus palabras y prevenciones, porque eso nos dará igualmente seguridad y nos ayudará a quitar miedos. El amigo siempre vendrá a nosotros con el corazón en la mano, y ya sabemos lo que eso significa.

Son las palabras que escuchamos hoy a Jesús en el evangelio. Parece palabras de confidencia, esos momentos en que con sinceridad nos vamos diciendo las cosas, expresando nuestros sentimientos, dejando hablar al corazón. Es una muestra de confianza y con esa confianza desaparecen nuestros miedos y prevenciones. Qué bonito es disfrutar de esa apertura del corazón, con qué nuevos ánimos seguimos en la lucha y en el camino de cada día.

Es lo que Jesús está haciendo con los discípulos. Podrían parecer incluso recomendaciones de despedida, esas cosas que decimos cogiendo con en un aparte a aquel o aquellos a los que apreciamos y tratamos de hacerles abrir los ojos. ‘Cuidado con la levadura de los fariseos’, les dice. ¿Lo habían podido ir apreciando los discípulos más cercanos a Jesús?

Ellos habían venido escuchando las palabras fuertes que Jesús les decía dada la incongruencia de sus vidas, la vanidad y orgullo con el que vivían, por lo cual les llamaba incluso hipócritas, los que tienen doble cara, los que se ponen una careta para representar un papel como un teatro, pero con falta de rectitud en su corazón.

No quiere Jesús que sus discípulos entren en esa órbita, en la que fácilmente podemos caer cuando nos llenamos de orgullo y nos creemos más sabios o más santos que los demás. Y claro, Jesús les dice que tengan cuidado, porque son cosas que contagian, son redes en los que podemos ir cayendo, porque con sutileza nos hacen ver las cosas a su manera.

Jesús les había anunciado ya en otros momentos que los tiempos para sus discípulos no iban a ser fáciles, porque incluso tendrían persecuciones, podrían llevarnos a los tribunales y a la cárcel e incluso darles muerte. Hoy les dice que no tengan miedo a los que pueden matar el cuerpo, que tengan cuidado más bien con aquellos que sutilmente pueden influir en nosotros y cambiarnos nuestras metas e ideales, nos pueden desviar del camino recto, pueden presentarnos una cara bonita de sus pretensiones y lo que quieren es apartarnos del camino del evangelio.

Son cosas que vemos en la vida en todos los aspectos; cómo sutilmente quien quiere imponernos sus ideas, su forma de pensar o la manera de hacer las cosas pero a su manera de una forma sutil emplearán todos los medios para confundirnos y atraernos a sus redes. Es el pan nuestro de cada día de nuestra sociedad hoy, que finalmente se va a convertir en una guerra donde estaremos enfrentados los unos a los otros.

Jesús nos está pidiendo que haya congruencia en nuestra vida, que la fe no sea un adorno, podíamos decir, para los días de fiesta, sino que esa fe tiene que envolver totalmente nuestra vida, o mas que envolver, empapar nuestra vida para que como tales creyentes nos manifestemos en todo lo que hacemos; en la fe encontramos el sentido de nuestra vida y la fortaleza para vivir los valores que nos enseña el evangelio para construir el Reino de Dios.

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