Prevención,
confianza y sinceridad, nacidos del amor para una congruencia de vida cuando
empapamos nuestra existencia de los valores del evangelio
Romanos, 4, 1-8; Sal. 31; Lucas 12,1-7
Buen amigo es el que nos previene de
las cosas que nos pueden suceder, o de la boca del lobo en la que nos podamos
meter. Eso significa amor y sinceridad; porque el amigo nos aprecia nos
previene, porque el amigo quiere lo mejor para nosotros no andará con
desconfianzas sino con total sinceridad; el amigo nos dice la verdad aunque nos
duela; pudiera ser que en esa prevención en que nos quiere poner para que no
caigamos en la trampa algunas veces estemos tan ciegos que nos cuesta creerle;
pero si el amigo tiene la valentía y la sinceridad de prevenirnos, tengamos
confianza, tomémonos en serio sus palabras y prevenciones, porque eso nos dará
igualmente seguridad y nos ayudará a quitar miedos. El amigo siempre vendrá a
nosotros con el corazón en la mano, y ya sabemos lo que eso significa.
Son las palabras que escuchamos hoy a
Jesús en el evangelio. Parece palabras de confidencia, esos momentos en que con
sinceridad nos vamos diciendo las cosas, expresando nuestros sentimientos,
dejando hablar al corazón. Es una muestra de confianza y con esa confianza
desaparecen nuestros miedos y prevenciones. Qué bonito es disfrutar de esa
apertura del corazón, con qué nuevos ánimos seguimos en la lucha y en el camino
de cada día.
Es lo que Jesús está haciendo con los discípulos.
Podrían parecer incluso recomendaciones de despedida, esas cosas que decimos
cogiendo con en un aparte a aquel o aquellos a los que apreciamos y tratamos de
hacerles abrir los ojos. ‘Cuidado con la levadura de los fariseos’, les dice. ¿Lo
habían podido ir apreciando los discípulos más cercanos a Jesús?
Ellos habían venido escuchando las
palabras fuertes que Jesús les decía dada la incongruencia de sus vidas, la
vanidad y orgullo con el que vivían, por lo cual les llamaba incluso
hipócritas, los que tienen doble cara, los que se ponen una careta para
representar un papel como un teatro, pero con falta de rectitud en su corazón.
No quiere Jesús que sus discípulos
entren en esa órbita, en la que fácilmente podemos caer cuando nos llenamos de
orgullo y nos creemos más sabios o más santos que los demás. Y claro, Jesús les
dice que tengan cuidado, porque son cosas que contagian, son redes en los que
podemos ir cayendo, porque con sutileza nos hacen ver las cosas a su manera.
Jesús les había anunciado ya en otros
momentos que los tiempos para sus discípulos no iban a ser fáciles, porque
incluso tendrían persecuciones, podrían llevarnos a los tribunales y a la cárcel
e incluso darles muerte. Hoy les dice que no tengan miedo a los que pueden
matar el cuerpo, que tengan cuidado más bien con aquellos que sutilmente pueden
influir en nosotros y cambiarnos nuestras metas e ideales, nos pueden desviar
del camino recto, pueden presentarnos una cara bonita de sus pretensiones y lo
que quieren es apartarnos del camino del evangelio.
Son cosas que vemos en la vida en todos
los aspectos; cómo sutilmente quien quiere imponernos sus ideas, su forma de
pensar o la manera de hacer las cosas pero a su manera de una forma sutil
emplearán todos los medios para confundirnos y atraernos a sus redes. Es el pan
nuestro de cada día de nuestra sociedad hoy, que finalmente se va a convertir
en una guerra donde estaremos enfrentados los unos a los otros.
Jesús nos está pidiendo que haya
congruencia en nuestra vida, que la fe no sea un adorno, podíamos decir, para
los días de fiesta, sino que esa fe tiene que envolver totalmente nuestra vida,
o mas que envolver, empapar nuestra vida para que como tales creyentes nos
manifestemos en todo lo que hacemos; en la fe encontramos el sentido de nuestra
vida y la fortaleza para vivir los valores que nos enseña el evangelio para
construir el Reino de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario