lunes, 23 de diciembre de 2024

Que la luz de navidad que se va a encender no sea luz de pronta caducidad que tan pronto se enciende como se apaga, sino una luz permanente para nuestra vida

 




Que la luz de navidad que se va a encender no sea luz de pronta caducidad que tan pronto se enciende como se apaga, sino una luz permanente para nuestra vida

Malaquías 3, 1-4. 23-24; Salmo 24; Lucas 1, 57-66

Un nacimiento siempre nos abre a la vida, al futuro, a la esperanza. Es la gran alegría de un hogar, el nacimiento de un niño. Pero es una alegría contagiosa, todos los familiares se alegran, los vecinos felicitan a la madre y no faltan las atenciones y los regalos. Es la ternura de un niño recién nacido, pero es la ternura de la vida que a todos nos emociona. Es el arranque de unos sueños porque de alguna manera todos pensamos en el futuro, en lo que va a ser, en lo que puede ser este niño que ahora contemplamos recién nacido. Parece un ser indefenso pero a todos nos pone en movimiento a su alrededor.

En las montañas de Judea todo era alegría. Se alegraban porque Dios había regalado su amor y su misericordia a aquella familia que no tenían hijos y parecían perdidas las esperanzas de poder tenerlo. Sentían que la mano de Dios estaba con ellos lo que les hacía que sus sueños fueran, por así decirlo, más intensos. ‘¿Qué será de este niño?’ se preguntaban porque muchas cosas maravillosas y extraordinarias estaban sucediendo en su entorno.

Su madre era mayor y parecía estéril pero Dios le había concedido el don de la maternidad. Su padre, que era sacerdote del templo de Jerusalén, después de un servicio en el templo, que parecía coincidir con los nueve meses del embarazo de la madre, había vuelvo mudo de Jerusalén después de ejercer allí su oficio. Ahora la madre pretende ponerle un nombre distinto al habitual, que era ponerle el mismo nombre del padre del niño, pues quería llamarlo Juan como significación de que Dios había manifestado su misericordia con aquella familia – era el significado del nombre – y el padre al que habían preguntado por señas así lo había ratificado escribiéndolo en una tablilla; pero no se habían terminado ahí las cosas asombrosas, pues había recobrado el alma y había comenzado a cantar en acción de gracias a Dios, señalando lo que sería la misión de aquel niño. ‘¿Qué será de este niño?’ se preguntaban y no sin razón, por lo que todos alababan a Dios.

Hoy nosotros casi en las vísperas del nacimiento de Jesús estamos contemplando en el evangelio el nacimiento de Juan. Profeta del Altísimo, lo llamará su propio padre Zacarías; el que viene a preparar los caminos del Señor, como había anunciado los profetas; el mensajero de la Alianza como dicho también el profeta Malaquías, como hoy mismo hemos escuchado; como el fuego de fundidor, como lejía de lavandero… acrisolará como oro y plata, y el Señor recibirá ofrenda y oblación justas… le contemplaremos invitando a la penitencia en la orilla del Jordán.

Contemplamos a Juan en su nacimiento, con la misma ilusión que contemplamos a un recién nacido como una promesa de futuro; contemplamos el nacimiento de Juan y nos llenamos de esperanza, porque es la aurora de la salvación que llega; contemplamos a Juan y también nos sentimos invitados a la alegría que nace de la esperanza, porque ya está cercano el día del Señor, sentimos cercana a nosotros lo que es la misericordia y la compasión del Señor que sobre nosotros está también volviendo su rostro. También nosotros queremos prorrumpir en cánticos de alabanza al Señor, también queremos tener bien dispuesto nuestro corazón para sentir y para vivir la misericordia de Dios en nuestra vida.

Es el preparativo importante que tenemos que hacer para la navidad. Disponemos nuestro corazón, disponemos nuestras actitudes, nos abrimos al amor del Señor que queremos también compartir con los demás. Grande e importante es la luz que nos iluminará, que no se quede en luces abocadas a la caducidad que tan pronto se encienden como se apagan, que sea una luz permanente para siempre la que se va a encender en nuestra vida con la navidad.

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