jueves, 19 de septiembre de 2024

Siempre dispuestos a actitudes positivas que tiendan una mano para levantar y para hacer camino junto a los que lo tienen difícil en la vida

 


Siempre dispuestos a actitudes positivas que tiendan una mano para levantar y para hacer camino junto a los que lo tienen difícil en la vida

1Corintios 15, 1-11; Salmo 117; Lucas 7, 36-50

Quieras que no también tenemos la tentación de mirar por encima del hombro; escogemos nuestras amistades como la cosa más natural del mundo, pero muchas veces ya no es solo eso; miramos y desde la distancia calibramos a las personas, por su apariencia, todavía nos queda algo de aquello del color de la piel o de su lugar de origen, y catalogamos con facilidad metiendo a todos en el mismo montón, pero sin un criterio claro.

En nuestra tierra estamos ahora con el gran problema de los que llamamos los inmigrantes ilegales, porque utilizan cualquier medio para llegar a nuestras costas en esas frágiles pateras que han hecho perder muchas vidas humanas en su travesía; hoy es muy normal en nuestra isla cruzarnos en nuestras calles o en nuestros medios de transporte muchos de esos jóvenes que han venido buscando una vida mejor que la que tienen en sus países y andan de un lugar para otro esperando conseguir algún día alguna salida para sus vidas.

Pero tristemente al mismo tiempo se está dando un fenómeno de desconfianza y de rechazo en mucha gente simplemente por eso; algunos episodios de desorden habrán sucedido en alguna ocasión, pero ya la gente los ve a todos con el mismo cristal y es fácil encontrarse en las redes videos que de una forma o de otra manifiestan esa culpabilización tan a la ligera con que queremos cargarlos a todos simplemente por ser emigrantes y que señalan esa discriminación que de alguna manera se nos está metiendo en nuestras mentes. No tenemos muy clara cual es nuestra reacción interior y también con gestos externos cuando nos cruzamos con ellos o se sientan a nuestro lado en el transporte público. 

Me hago esta reflexión que comparto en esta semilla queriendo encontrar luz en el evangelio que hoy se nos ofrece. Porque seriamente tenemos que plantearnos si esas desconfianzas y culpabilizaciones caben en el corazón de quien se siente discípulo de Jesús. Y lo mejor que podemos hacer es acudir al evangelio y contemplar el actuar de Jesús.

El episodio de hoy nos habla de que Jesús había sido invitado a comer a casa de un fariseo. Mientras están recostados en la mesa – tengamos en cuenta la manera de situarse en torno a la mesa en las costumbres de la época – una mujer se ha acercado por detrás a los pies de Jesús a los que cubre de besos y con sus lagrimas mientras derrama en ellos un frasco de perfume. Pero a los ojos de los comensales no es una mujer cualquiera y allí andan con su prevención como lo estaba quien había invitado a Jesús, era una mujer pecadora. Allá en su interior andaban los pensamientos mientras quizás andaban inquietos en sus asientos.

Si Jesús supiera quien es esa mujer, anda pensando el que había invitado a Jesús. Y Jesús bien sabía quien era la que estaba lavando los pies con sus lágrimas y ungiéndoselos con aquel perfume. Sin que mediaran palabras de desconfianza aunque quizás sus movimientos inquietos delataran sus pensamientos es Jesús el que se adelanta con esa pequeña parábola de los dos deudores. ¿A quien se le perdonó más? A aquel aunque fueran grandes las deudas sin embargo había mostrado mayor amor de arrepentimiento.

Jesús le hace ver a Simón que aunque él no había cumplido con las leyes de la hospitalidad y Jesús no se lo había echado en cara, sin embargo aquella mujer sí lo había hecho. Y con ello estaba mostrando el mucho amor que había en su corazón aunque también hubiera pecado mucho. Jesús no discrimina, Jesús acoge. Jesús no aparta al pecador porque se pueda contagiar de su pecado, Jesús ofrece siempre el amor generoso del perdón. Jesús no tiene en cuenta historias pasadas por muy negativas que hayan podido hacer, sino que Jesús siempre nos pone en camino hacia delante dándonos la oportunidad de una vida nueva. Jesús no se deja arrastrar por las prevenciones que puedan tener los demás, sino que Jesús estará siempre con los brazos abiertos para acoger y para llenar de vida.

¿Qué nos estará diciendo Jesús para esas prevenciones y desconfianzas con que tantas veces andamos en la vida? Unas actitudes nuevas y unos valores nuevos nos está pidiendo.

¿Qué nos estará diciendo Jesús a quienes quizás nos sentimos bajo el peso y la sombra de una vida negativa que hayamos vivido? Una confianza de que en El siempre vamos a encontrar misericordia y nos pondrá en camino de algo nuevo para la vida, lo que en verdad nos llena de esperanza, aunque no lo encontremos en los demás.

¿Qué nos estará diciendo Jesús a los que nos dejamos arrastrar por las prevenciones y los prejuicios de los otros o de la misma sociedad hacia quienes pueden parecernos distintos? La actitud del cristiano siempre tiene que ser positiva para tender una mano para levantar, para ponernos a hacer camino junto a esos que tan difícil lo tienen, y para sembrar semillas de algo mejor para nuestro mundo.

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