lunes, 17 de julio de 2023

Las palabras de Jesús son de ánimo y de consuelo, poniendo ilusión y esperanza en el corazón para sentir la fuerza de ese camino de fidelidad que hemos de seguir

 


Las palabras de Jesús son de ánimo y de consuelo, poniendo  ilusión y esperanza en el corazón para sentir la fuerza de ese camino de fidelidad que hemos de seguir

Éxodo 1,8-14.22; Sal 123; Mateo 10, 34-11,1

Hay cosas que algunas veces nos desconciertan cuando hacemos una lectura ligera y superficial del evangelio. Escuchando lo que hoy nos dice Jesús, nos puede parecer inverosímil que quien viene a construir un mundo de amor y de paz, quien nos enseña a amar y a mantenernos siempre en unidad, hoy nos hable de división, nos hable de enfrentamientos incluso entre familiares, nos hable incluso de violencia. En una primera impresión nos quedamos como estupefactos, sin comprender.

Jesús no deja de hablarnos del amor y ese es el camino que hemos de seguir, Jesús no deja de hablarnos de paz, ya que así fue anunciado y proclamado desde su nacimiento para todos los hombres de buena voluntad. Pero es que quien opta por ese camino de Jesús no lo va a tener fácil, no todos van a comprender ese camino y lo que nosotros hagamos; otros serán los planteamientos que el mundo se haga sobre el sentido de vivir que chocan, y de qué manera, con el camino y los valores del Reino de Dios.

Claro que cuando vean que nosotros somos capaces de entregarnos por los demás olvidándonos incluso de nosotros mismos, no se va a entender y habrá muchos que tratarán de apartarnos de ese camino; cuando nos vean comprometidos seriamente por la verdad y por la justicia, como chocamos con el mundo de vanidad y de mentira en que muchos viven y nuestra vida se convierta en testimonio y denuncia de su mentira, claro que tratarán de hacernos callar porque les resultamos incómodos. Y así podíamos seguir pensando en la radicalidad de vida que nos exige el evangelio, que muchos verán como algo ilusorio o inútil y lucharán contra lo que ellos llamarán nuestros sueños.

Y eso lo vamos a encontrar hasta en los más cercanos a nosotros que tratarán de imponernos sus planteamientos o su sentido de vida. Resultaremos incómodos por nuestra rectitud, por nuestra manera de luchar por la justicia, por nuestro desprendimiento y la generosidad de nuestro corazón para darnos y para compartir. Pero quien quiere seguir el camino del evangelio, el camino de Jesús tiene que mantenerse firme y fiel a ese ideal, a esa opción que ha hecho de su vida. Y eso, es cierto, va a costar.

Y Jesús nos habla de unas exigencias. ‘El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mi; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mi no es digno de mi; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mi. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mi, la encontrará’.

Por eso, cuando hoy contemplamos a Jesús en ese diálogo intimo y cercano con aquellos discípulos que están a su lado y lo va instruyendo sobre el sentido del Reino de Dios, vemos cómo va desgranando esos consejos, va ayudándoles a descubrir ese camino con el que se van a encontrar que no siempre será fácil, pero al mismo tiempo sus palabras son de ánimo y de consuelo, poniendo  ilusión y esperanza en el corazón para sentir la fuerza de ese camino de fidelidad que han de seguir.

‘El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, les dice Jesús, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo’. Y le enseña el valor grande que van a tener esas pequeñas cosas que han de realizar cada día. Nada se pierde, todo tiene su valor, todo es importante. ‘El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, sólo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa’.

Son las palabras que necesitamos escuchar, las que darán hondura a nuestra vida, las que despiertan ilusión y esperanza en nuestros corazones, las que nos ponen en camino aunque algunas veces nos cueste entender y aceptar muchas cosas, pero las que nos darán seguridad a nuestra fe.

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