miércoles, 19 de octubre de 2022

Dejémonos envolver por el evangelio y nuestro corazón se llenará de paz y encontraremos muchos más motivos para vivir la responsabilidad de la vida

 


Dejémonos envolver por el evangelio y nuestro corazón se llenará de paz y encontraremos muchos más motivos para vivir la responsabilidad de la vida

Efesios 3, 2-12; Sal. Is. 12, 2-3. 4bcde. 5-6; Lucas 12, 39-48

No queremos que nos roben y es cierto que andamos con ciertos miedos por si acaso se nos meta un ladrón en la casa y nos haga destrozos, por eso andaremos preocupados y vigilantes, poniendo todos los medios de nuestra parte para que eso no suceda. No nos podemos dejar dormir. Es también aquel a quien le han confiado una tarea de gran responsabilidad que tratará de cumplir fielmente, no sea que venga aquel que nos ha confiado tal responsabilidad y nos exija cuentas; tenemos que estar preparados, o más bien tenemos que desarrollar nuestras tareas con gran responsabilidad para hacernos merecedores de tal confianza.

Por medio siempre anda el miedo a que nos roben, el miedo a que nos llamen la atención y nos dejen en evidencia, pero creo que la motivación para que seamos responsables en la vida no ha de ser solamente el miedo. Cuando actuamos desde esa motivación estaremos como a presión, no terminaremos de cogerle gusto a lo que hacemos, y se nos puede volver nuestra responsabilidad en una carga pesada.

¿Tendríamos que tener otra motivación? Para empezar diríamos que está en nosotros mismos, en la voluntad que ponemos en hacer las cosas, en el gusto con que las hacemos, y eso incluso nos hará disfrutar hasta de los momentos más difíciles y problemáticos que se nos puedan presentar.  Estamos poniendo lo mejor de nosotros mismos, estamos sacando a flote toda nuestra responsabilidad y todas nuestras capacidades que si nos han confiado tal tarea es porque tenemos esa capacidad para realizarla. Cuando  hacemos las cosas con gusto hasta nos volvemos creativos en aquello que hacemos y se notará la felicidad que sentimos al realizarlo. ¿Por qué no lo hacemos así siempre?

Claro que cuando hablamos de que alguien nos puede pedir el que rindamos cuenta podrían entrarnos los miedos. Pero hemos de saber tener seguridad en nosotros mismos, creer en nosotros como han creído en nosotros aquellos que nos han confiado aquella tarea; vieron en nosotros esas posibilidades y su presencia junto a nosotros no será para recriminarnos sino para elevarnos el espíritu, para darnos ánimos, para que en verdad creamos en nosotros mismos y en esas posibilidades. ¿Sucede algo de esto en esas tareas y responsabilidades que nos confían en la vida? Todos somos limitados y no somos perfectos y pudiera suceder que quien nos ha confiado una responsabilidad, algunas veces olvide algo que tendría que ser importante para estimular a quien está desarrollando una actividad, es confiar en él, seguir creyendo en él, y ofrecerle también toda la ayuda que fuera necesaria. No siempre quizás en la vida nos encontramos personas así, y por eso andamos con algunos miedos.

Pero cuando nos estamos haciendo esta reflexión a partir del evangelio que hoy se nos ofrece, sabemos bien a quien esperamos y que viene a nosotros y ante el que hemos de presentarnos con las obras de nuestras manos. ‘Estad preparados porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre´ nos ha dicho hoy el evangelio. Claro que aquí tendríamos que ver cual es la imagen que tenemos nosotros de ese Hijo del Hombre, de ese Dios que viene a nosotros.

Claro que si el Hijo del Hombre que viene a nosotros es aquel que nos dice que tuvo hambre y le dimos de comer, estaba sediento y le dimos de beber, estaba enfermo o en la cárcel y fuimos a verle, porque todo cuando hicimos al otro a El se lo hicimos, cambia nuestra perspectiva, cambia nuestra manera de actuar y también de prepararnos. 

Ya no serán los miedos los que nos dominen en la vida, sino que será el amor; será entonces la confianza porque sabemos bien quien nos está mirando a los ojos y tendiéndonos la mano. Nos sentiremos más motivados, nuestro corazón se llenará de buenos deseos, comenzaremos a sentir una paz dentro de nosotros que antes de ninguna manera habíamos sentido.

¿Por qué no nos dejamos envolver por el evangelio para que nuestro corazón se llene de paz? encontraremos muchos motivos para vivir las responsabilidades de la vida, que nunca será por miedo ni temor, sino siempre desde el amor.

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