jueves, 28 de abril de 2022

Acudamos al Evangelio que nos va iluminando por dentro para dar profundidad a la vida haciéndonos crecer en una espiritualidad profunda que nos haga rebosar por dentro

 


Acudamos al Evangelio que nos va iluminando por dentro para dar profundidad a la vida haciéndonos crecer en una espiritualidad profunda que nos haga rebosar por dentro

Hechos de los apóstoles 5, 27-33; Sal 33; Juan 3, 31-36

Hablamos de lo que sabemos; o al menos, eso debería ser así. Muchas veces somos atrevidos y queremos hablar de todo como si fuéramos expertos en todo. Es difícil, por supuesto, tener esa sabiduría universal y que de todo pudiéramos hablar. Claro que podemos tener nuestras opiniones, habernos ido formando nuestros criterios, tenemos deseos de saber y buscamos cómo aprender más, no nos puede faltar ese deseo y esa inquietud interior. Quien ha perdido ese deseo ha perdido algo importante de su ser, se queda anquilosado, no avanza, se hace conservador de lo que siempre ha sido así, como tantas veces decimos. Necesitamos una sabiduría de la vida. Tenemos que ir forjándola.

Es la búsqueda de ese sentido, de esos valores. Donde queremos también, por qué no, aprender de los demás. Siempre podemos encontrar una sabiduría o una riqueza en los que están a nuestro lado. Pero tiene que ser también ese cultivo de nuestra interioridad, para no quedarnos en lo superficial y superfluo; podemos parecernos a esas mariposas que van de flor en flor y con nada se quedan, pero podemos ser esa abeja laboriosa que va captando el néctar de todas las flores para elaborar la maravillosa miel en las no menos maravillosas celdas del panal construido también con esa cera que va recogiendo también del néctar de las flores. Qué maravilloso que supiéramos ir elaborando esa riqueza de nuestro espíritu porque sepamos ir a lo hondo que da un sentido a nuestra vida.

Tenemos quien nos enseña a darle esa profundidad a nuestra vida, quien es en verdad la Sabiduría de Dios y nos concede a nosotros también ese don del Espíritu. Es de lo que nos vamos empapando en el evangelio cuando nos dejamos impregnar por el Espíritu de Jesús. Por eso tampoco podemos acercarnos a las páginas del evangelio de una manera ligera y superficial. Cuántos nos dicen que eso no es más que repetir una y otra vez lo mismo, pero es porque no han llegado a descubrir la hondura del Evangelio. Siempre será para nosotros una nueva Buena Noticia, porque siempre algo nuevo nos estará transmitiendo y de lo que tenemos que seguir empapándonos.

Por supuesto no busquemos en el evangelio lo que no nos va a ofrecer; no nos quedemos en la curiosidad de unos datos históricos aun con el valor que puedan tener; no vayamos a buscar respuestas de ciencia que tenemos que estudiar por otros caminos. Vamos a buscar la Palabra de Dios, pero que no es quedarnos en espiritualismos trasnochados quizás, sino sentir y descubrir ese sentido profundo de la vida cuando descubrimos el verdadero sentido del Reino de Dios.

Será el evangelio que nos va iluminando por dentro, que nos hace mirar la vida de una forma distinta, que nos hace descubrir el valor de ese mundo que está en nuestras manos, que nos hace tener una mirada distinta a los hombres y mujeres que caminan a nuestro lado y que nunca ya podrán ser como unos desconocidos para nosotros.

Es la luz que va respondiéndonos a los interrogantes más profundos que nos podamos plantear; es la luz que nos eleva y nos trasciende para por una parte descubrir que todo no se queda en nosotros mismos sino que todo va a tener como una referencia en los demás y para los demás, pero que nos eleva más allá para darle un sentido de eternidad a nuestra vida; es lo que dará profundidad a nuestra vida, lo que nos hará crecer en una espiritualidad profunda que nos llene y nos haga rebosar por dentro, pero es lo que nos enseñará a actuar y vivir con madurez. Son esas celdas maravillosas que vamos construyendo dentro de nosotros mismos para hacernos contener esa rica miel de la sabiduría divina que Dios va depositando en nuestro corazón.

Qué grandeza más maravillosa encontramos para nuestra vida.

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