martes, 8 de septiembre de 2020

Felicidades Madre, María, que hoy es tu onomástica y tu cumpleaños, nos llenamos contigo de gozo en el corazón porque eres la aurora de la salvación que es Jesús


Felicidades Madre, María, que hoy es tu onomástica y tu cumpleaños, nos llenamos contigo de gozo en el corazón porque eres la aurora de la salvación que es Jesús

Miqueas 5, 1-4ª; Sal 12; Mateo 1, 18-23

Todos celebramos el cumpleaños. Recordamos el día de nuestro nacimiento, de nuestra venida a la vida y normalmente lo hacemos con gratitud, decimos, a la vida misma como ese don maravilloso que se nos ha regalado y del que recordamos tantas experiencias maravillosas que nos ha dado la vida misma.

Ya desde niños estamos ansiosos porque llegue el día de nuestro cumpleaños, es un año más decimos, con lo que nos vamos haciendo mayores como todos deseamos; como niños anhelamos la fiesta que significa ese día en que nuestros padres aún en su pobreza siempre sabían tener un detalle especial para ese día; los mayores recordamos aquellos años de nuestra niñez y nuestras ilusiones, en las que nos contentábamos con el más pequeño detalle que nos parecía el regalo más grande del mundo conscientes de la situación que quizá entonces vivíamos.

Hoy nuestras fiestas de cumpleaños se han ido ampliando en todo el espectro de la familia y celebramos de manera especial el día del padre y como no el día de la madre, pero no en ese aspecto tan consumista y comercial cuando nos lo centran todo en un día, sino en ese día que es el cumpleaños concreto de nuestro padre y sobre todo de nuestra madre. Ahí nos desbordamos los hijos, que quizá hoy contemos con otros medios, pero sobre todo queremos poner amor expresado en mil detalles, que quizá en el día a día olvidamos tener con nuestra madre, o tener con nuestro padre.

¿A qué viene toda esta introducción? Es que hoy celebramos el cumpleaños de María, la madre del Señor y nuestra madre. Hoy es la fiesta de la Natividad de Maria. Si hace nueve meses, el ocho de diciembre, celebramos su Inmaculada Concepción, hoy estamos celebrando su nacimiento. Hoy nace la aurora de la salvación, como proclama la liturgia. La aurora con sus primeros resplandores en el horizonte ya nos está anunciando el esplendor del sol que pronto surgirá iluminando el mundo. Hoy es la aurora, porque el nacimiento de María en el designio de Dios da pie para que comience a realizarse la salvación del mundo; ella va a ser la mujer con la que Dios quiere contar para encarnarse en su seno y hacerse hombre por nuestra salvación.

Es un día de alegría, como siempre es día de alegría el nacimiento de un niño, como siempre recordaremos ese momento del nacimiento lleno de alegría, y hoy es día en especial de alegría porque nace la que va a ser la madre de Dios, aquella por la que vendrá el Salvador al mundo, y por eso a ella la llamamos también mediadora de la salvación.

Este día 8 de septiembre está salpicado por toda la geografía con fiestas a la Virgen María en diversas advocaciones; advocaciones todas ellas llenas de sentido y que han nacido del calor del amor de los hijos por la madre que buscarán siempre las mejores palabras para los más hermosos piropos, que buscarán los mejores nombres que vengan a dar significado al misterio de María en la obra de nuestra redención. Algunos nombres nacen quizá del lugar donde está ubicada su imagen cuando no la imagen de María ha sido también la que ha dado nombre a aquel lugar; pero nombres que expresan lo que María nos trae, lo que María como madre nos alcanza del Señor para la obra de nuestra redención.

En mi tierra y en concreto en mi isla es muy socorrido el nombre de Virgen del Socorro, de Virgen de la Luz, de Virgen de los Remedios, por señalar algunos con que se celebran fiestas en honor de María en el día de su Natividad. ¿Cómo no sentir que Maria es nuestro Socorro y nuestra ayuda si a ella con tanta confianza acudimos para que nos alcance la gracia del Señor? ¿Cómo no invocarla como madre de la Luz cuando ella nos viene a traer al que es la luz del mundo? ¿Cómo no llamarla igualmente Madre de los Remedios porque ella está como consuelo a nuestro lado en nuestros sufrimientos y problemas abriéndonos caminos en los que encontremos respuesta a nuestras necesidades o a los interrogantes profundos que surgen en nuestra vida? Y María es todo eso y mucho más para nosotros porque siempre hace referencia a Jesús, siempre nos trae a Jesús y siempre nos conduce a que escuchemos a Jesús y hagamos lo que El nos diga.

Nos felicitamos con María y felicitamos a María en su cumpleaños. Como buenos hijos nos llenamos de alegría y le ofrecemos todo nuestro amor queriendo llevarla siempre en lo más hondo del corazón. Igual que no falta la foto de la madre que llevamos siempre con nosotros impresa en lo más hondo de nosotros mismos, que tampoco nos falte esa imagen de María en esa estampa de nuestra devoción para que así sintamos siempre cómo ella va con nosotros, está a nuestro lado como remedio, como socorro o como luz de nuestra vida porque siempre nos conducirá hasta Jesús. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario