lunes, 24 de agosto de 2020

Cuando Natanael se acercó a Jesús empujado por el ardor de Felipe aún llevaba en su interior las sombras oscuras de la duda pero que en el encuentro se disiparon

 

Cuando Natanael se acercó a Jesús empujado por el ardor de Felipe aún llevaba en su interior las sombras oscuras de la duda pero que en el encuentro se disiparon

Apocalipsis 21, 9b-14; Sal 144; Juan 1, 45-51

Las noticias no corren sino que vuelan; algo así solemos decir porque sabemos cómo las noticias de aquellos acontecimientos que pasan corren de boca en boca y se van trasmitiendo de unos a otros. Aunque hoy digamos que tenemos los grandes medios de comunicación que nos permiten estar al tanto de cuanto sucede al minuto aunque pase al otro lado del mundo, sin embargo siendo camino eficaz de comunicación ese boca a boca que vamos trasmitiendo en nuestro encuentro con los demás.

Las noticias no son noticias, podríamos decir, mientras están estáticas en aquel lugar donde hayan acaecido los hechos sino que han de entrar en esa dinámica de trasmisión desde el encuentro, por el medio que sea, de los unos con los otros. En esa trasmisión cercana surge el comentario que enriquece, aunque también puede dañar, la noticia, pero es importante el hecho también de que lo realizamos en ese encuentro que provocamos con los demás. Una dinámica que no podemos dejar en el olvido en su sentido más profundo desde ese enriquecimiento personal que vamos teniendo con nuestros encuentros.

Así se trasmitió la buena noticia del evangelio tal como vemos hoy también en el texto sagrado. Felipe se había encontrado Jesús quien le había invitado a seguirlo, pero aquello que fue para él motivo de gozo grande pronto se convirtió en noticia que había que trasmitir. Por eso tan pronto se encuentra con su amigo ese es el comentario que trasmite, esa es la buena noticia que lleva al amigo Natanael, pero que a pesar de las reticencias que pone quien ha recibido la noticia culminará cuando Felipe termine convenciendo a su amigo de que hay que ir al encuentro con Jesús. ‘Ven y verás’, le dice cuando después de decirle que han encontrado a Aquel de quien hablan las Escrituras y que es Jesús de Nazaret, Natanael con aquellas rivalidades propias de pueblos vecino dirá que de Nazaret no puede salir nada bueno.

Se van sucediendo los encuentros y la trasmisión de las noticias que tendrá su culminación cuando Natanael llegue a los pies de Jesús que alaba y reconoce en él a un israelita de verdad. Por entremedio ha habido otro encuentro desconocido porque mientras Natanael estaba debajo de la higuera Jesús le estará viendo y serán ahora en la comunicación del hecho motivo de la fe que se despierte en Natanael.

Comunicación, trasmisión de noticias, encuentros que se suceden serán las cosas que nos tendrán que hacer pensar en esta fiesta del Apóstol san Bartolomé. No podremos tener noticia de la Buena Nueva de la Salvación si no hay quien nos trasmita esa noticia; pero la transmisión de esa noticia no podrán ser solamente frías palabras sino el testimonio y convencimiento de quien antes se ha encontrado también con esa Buena Nueva de Salvación.

Esto nos tiene que hacer pensar en esa misión que como cristianos todos tenemos. Todos estamos llamados a ser mensajeros del evangelio, evangelizadores con nuestras palabras convincentes porque han de nacer siempre de aquello que hemos convertido en vida nuestra, y convincentes con el testimonio que hemos de dar de aquello en lo que creemos y estamos plenamente convencidos.

Pero necesitamos nosotros haber tenido ese encuentro vivo y profundo con Jesús, a pesar de las reticencias que llevemos en el corazón o las oscuridades que nos acompañan en la vida. Cuando Natanael se acercó por primera vez a Jesús empujado por el ardor de Felipe aun llevaba en su interior las sombras oscuras de la duda que se vinieron a disipar totalmente en ese encuentro.

Aunque tengamos sombras en nuestro interior - ¿y quien no las tiene en sus dudas, pero también en las debilidades que se nos acumulan en la vida? – no temamos dejarnos convencer para acercarnos a Jesús; dejémonos conducir por esos Ángeles buenos de quienes nos hablan o nos presentan el testimonio de sus vidas y que nos plantean interrogantes en nuestro interior; en Cristo nuestro interior se va a ver iluminado y las sombras comenzarán a disiparse y así podremos llegar a escuchar hondamente en nosotros esa noticia de la Buena Nueva de la Salvación.

El testimonio de Natanael, de san Bartolomé, a eso nos está impulsando. También a nosotros se nos está diciendo ‘Ven y verás’. Como nosotros también tenemos que decirle al mundo que nos rodea ‘ven y verás’ para llevarlo hasta Jesús y así se disipen todas las sombras oscuras de la duda y la debilidad.

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