martes, 28 de agosto de 2018

La autenticidad, la compasión y la sinceridad son virtudes y valores que hemos de cuidar y hacer resplandecer en nuestra vida para hacernos verdaderamente creíbles



La autenticidad, la compasión y la sinceridad son virtudes y valores que hemos de cuidar y hacer resplandecer en nuestra vida para hacernos verdaderamente creíbles

2Tesalonicenses 2,1-3a.14-17; Sal 95; Mateo 23,23-26

La sinceridad es una de las virtudes y valores que más apreciamos. Una persona sincera nos merece confianza; a quien encontramos con engaños y falsedades pronto le perdemos el respeto y porque nos es creíble para nosotros nos será muy difícil mostrarle nuestra confianza.
Son las mentiras en las que ocultamos la verdad, las mentiras en las que a conciencia decimos una cosa por otra porque queremos engañar, son las mentiras de la falsedad con que ocultamos nuestra autentica apariencia no mostrándonos como somos, son las mentiras de la vanidad y de la hipocresía con que vivimos la vida queriendo aparentar lo que realmente no somos, son las mentiras de la incongruencia con que vivimos la vida mientras proclamamos unos principios muy bonitos sin embargo nuestro actuar va por otros derroteros.
Algunas veces hemos infantilizado demasiado el concepto de la mentira dejando de lado las tremendas mentiras que puede haber en nuestra vida que son las que verdaderamente nos hacen daño.
Las personas que se nos manifiestan con autenticidad merecen nuestro aprecio, aunque lo que descubramos no sean solo virtudes, sino que podamos apreciar incluso las debilidades de su vida. A fuer de sinceros tendríamos que ser capaces de reconocer que todos tenemos debilidades y no actuamos a la perfección aunque lo deseáramos, pero si no ocultamos nuestras debilidades de alguna manera estamos diciendo que son cosas que queremos superar, que en nosotros quiere haber un esfuerzo de superación. Pero la debilidad que quizás mas nos cuesta perdonar en el otro es su falta de autenticidad ocultando tras un velo de vanidad la realidad de su propio ser.
Jesús que es la verdad en si mismo, de quien incluso sus adversarios alaban su sinceridad y lealtad, se muestra dura en el evangelio con quienes llenan su vida de hipocresía y falsedad; el hipócrita que está queriendo mostrar una cara distinta a lo que es la realidad de su vida de alguna forma nos está demostrando la vaciedad de su vida; no tiene nada bueno que mostrar y se oculta tras las vanidades y apariencias.
Lo venimos escuchando en el evangelio en estos días. Son duras las palabras de Jesús contra los fariseos a los que llama hipócritas, porque aunque se ponen exigentes en la apariencia de una vida muy cumplidora, por dentro más que vacíos lo que están llenos de podredumbre. Sepulcros blanqueados los llama. Mucha blancura de cal por fuera pero que oculta y quiere disimular la podredumbre de su interior. Muy limpia la copa y el plato en su exterior, pero muy sucia en su interior.
No tengamos miedo de mostrar la autenticidad de nuestra vida; no queramos vivir en apariencias; que haya verdadera congruencia en nuestro actuar con lo que proclamamos con nuestras palabras; que tratemos de llenar nuestro corazón de los verdaderos valores que van a reflejarse en el actuar de nuestra vida. Que nos mostremos verdaderamente creíbles por la sinceridad de nuestro actuar.

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