martes, 23 de diciembre de 2014

Juan es su nombre porque nos manifiesta el consuelo de Dios sobre su pueblo

Juan es su nombre porque nos manifiesta el consuelo de Dios sobre su pueblo


‘Se va a llamar Juan’, replica Isabel a quienes quieren llamarlo Zacarías como su padre, según eran las costumbres. Pero es Zacarías el que interviene escribiendo su nombre en una tablilla - aún estaba sin poder hablar - ‘Juan es su nombre’.
Así lo había señalado el ángel allá en el templo junto al altar de los sacrificios. Pero era en verdad el nombre más apropiado. ‘El consuelo de su pueblo’, viene a significar el nombre de Juan. Consuelo para aquellos padres que habían pedido con tanta insistencia al Señor el don de un hijo. Como nos dice el evangelista hoy ‘cuando se enteraron sus vecinos y parientes, de que el Señor le había hecho una gran misericordia, la felicitaban’.
Pero era el consuelo del pueblo de Israel porque era ya el paso inmediato del que venía como Mesías y Redentor. Juan sería la voz que lo anunciara en el desierto preparando los caminos del Señor. Y su voz llenaba de esperanza los corazones por la venida inminente del Mesías y el pueblo sentía el consuelo de Dios en sus vidas. Eso era Juan para aquellas gentes, el signo y la señal de que llegaba la salvación; era un consuelo para todo el pueblo que veía así renacer sus esperanzas.
‘¿Qué va a ser este niño?’ se preguntaban las gentes ante todos los acontecimientos que se iban sucediendo en torno a su nacimiento. ¿Qué va a significar también para nosotros? nos preguntamos. Juan llega también a nuestra vida en la inminencia de la Navidad como la voz que nos trae el consuelo. También Dios tiene gran misericordia con nosotros. Lo cantó una y otra vez María en su cántico de alabanza al Señor y lo escucharemos cantar también a Zacarías.
‘La mano de Dios estaba con El’. ¿No puede ser esa la oración que nosotros hagamos también en este día? Que la mano del Señor esté con nosotros, en nosotros, en nuestra vida. Que el Señor vuelva su rostro sobre nosotros y nos llene de su misericordia y de su paz. Que sintiendo la mano poderosa y misericordiosa de Dios en nosotros nos dispongamos a vivir con ánimo alegre y confiado las fiestas de Navidad que se acercan. Muchos serán los nubarrones, muchas pueden ser las negruras que se abaten sobre nuestro mundo y también sobre nuestra vida, pero sentimos el consuelo de Dios. Juan nos anuncia que llega el Señor y con El la misericordia, el perdón, su compasión y su amor.
Que así podamos celebrar una navidad dichosa porque tenemos la mano de Dios sobre nosotros. Que así nos podamos nosotros felicitar en el Señor.

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