lunes, 15 de julio de 2024

¿Seremos capaces de seguir en camino siguiendo los pasos de Jesús después de instruirnos en los planes del Reino de Dios?

 


¿Seremos capaces de seguir en camino siguiendo los pasos de Jesús después de instruirnos en los planes del Reino de Dios?

 Isaías 1, 10-17; Salmo 49;  Mateo 10, 34 – 11, 1

Algunas veces no terminamos de entender lo que nos pasa, nos sentimos desconcertados por muchas cosas; nos decimos lo fácil que sería que nos entendiéramos bien, que nos lleváramos bien, que supiéramos encontrar la manera de evitar o de solucionar conflictos, pero no entendemos la reacción de las personas, o no entendemos nuestras propias reacciones; ¿por qué actué así en aquel momento?, nos preguntamos y seguimos sin entendernos incluso a nosotros mismos.

Vamos escuchando el evangelio, vamos viendo lo que Jesus nos va diciendo lo que tiene que ser nuestra vida cuando creemos en el Reino de Dios, nos parece que no es tan difícil eso que nos queramos, y nos ayudemos, y seamos buenos los unos con los otros, pero luego nos damos cuenta que tropezamos, que aparecen en nosotros sombras de egoísmo y de insolidaridad y comenzamos a hacernos nuestras reservas, nos aparece el orgullo y ya nos cuesta aceptar el que no nos acepten o la forma de reaccionar que algunos pueden tener en relación a lo que hacemos o lo que decimos. Nos sentimos desconcertados y algunas veces desorientados.

Jesús que se ha presentado como el Príncipe de la paz, los Ángeles cantaron la gloria de Dios en su nacimiento anunciando la paz para todos los hombres, y hoy nos dice en el evangelio algo que puede parecer una contradicción. ¿Qué significan estas palabras de Jesús? Nos está hablando de constatar una realidad que se va a dar entre nosotros precisamente por su causa. Ya el anciano Simeón lo anunció como signo de contradicción. ‘Este está puesto como signo de contradicción…

Y es que por su causa vamos a encontrarnos divididos, porque mientras unos quieren seguirle con toda radicalidad aceptando su palabra y su plan de vida para nosotros, nos vamos a encontrar – y será incluso entre los que están más cercanos a nosotros, como la familia – quien piensa de manera distinta, no va a aceptar ese plan que nos ofrece Jesús sobre lo que ha de ser el sentido de nuestra vida y vamos a encontrarnos enfrentados los unos con los otros. Ya alguien aconseja que en familia no discutamos nunca de religión, porque vamos a terminar peleados, enfrentados los unos con los otros.

Pero el que sigue a Jesús no puede dejar de proclamar aquello en lo que cree, no puede dejar de proclamar su fe en Jesús. Aunque no nos entiendan, aunque nos rechacen. La luz no se puede ocultar en el cajón, sino es para ponerla bien en alto para que ilumine a todos; algunos se podrán sentir heridos en sus ojos por esa luz y querrán ocultarla, quitarla de en medio; es que con la luz se van a descubrir las obras de tinieblas que pudiera haber en nuestra vida, y parece que nos sentimos felices en medio de esas oscuridades y queremos rechazar la luz.

Es costoso muchas veces el camino que tenemos que recorrer, pero porque sea costoso no vamos a tratar de quitárnoslo de encima. El camino hay que hacerlo, aunque por medio tengamos que cargar con una cruz pero solo es la forma de llegar a la resurrección, a la vida sin fin. Por eso Jesús nos habla de no rehusar la cruz, que tenemos que aprender a negarnos a nosotros mismos, porque ese es el camino de la vida, el camino que nos conduce a la vida. Tenemos que hacernos dignos de él. ‘Y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí’, nos dice. Aunque tengamos que perder la vida, aunque tengamos que renunciar en un momento determinado a aquello o aquellos que nos resultan los más queridos.

Pero Jesús nos dice que eso es algo tan fácil como dar de beber un vaso de agua. Lo que es necesario es tener esa buena disposición. Porque eso tan pequeño que hacemos no va a quedar sin recompensa. ‘El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa’.

Y nos dice el evangelio que Jesús después de dar estas instrucciones a sus discípulos se puso en camino. ¿Seguirnos nosotros en camino también siguiendo los pasos de Jesús?


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