miércoles, 27 de diciembre de 2023

La buena noticia de Jesús es su Pascua, el paso de Dios entre nosotros, haciéndose Emmanuel, para traernos su salvación

 


La buena noticia de Jesús es su Pascua, el paso de Dios entre nosotros, haciéndose Emmanuel, para traernos su salvación

1Juan 1, 1-4; Sal 96; Juan 20, 1a. 2-8

Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos…’ nos dice hoy san Juan casi al principio de su carta, ‘lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida’.

Todo son anuncios de gozo en estos días para que la tierra se llene de alegría. Había sido el ángel el que le anunciaba a María el Misterio de Dios que en ella había de realizarse. Luego fueron los ángeles en la noche de Belén los que anunciaron a los pastores que ‘en la ciudad de David les había nacido un Salvador’. Es el anuncio repetido a través de los siglos siguiendo el mandato de Jesús para que todos los hombres conociesen y alcanzasen la salvación. Son los anuncios llenos de música que en estos días resuenan en nuestras casas, en nuestros templos y en nuestros hogares con los villancicos que nos anuncian el Nacimiento de Dios hecho hombre en Belén. Pero es el anuncio que nosotros también hemos de seguir haciendo, porque lo que hemos visto y oído, lo que hemos palpado con lo más hondo de nuestro corazón no se puede quedar en el olvido y todos han de ser participes de esa salvación.

Pero ¿qué es lo que tenemos que anunciar? No nos podemos quedar solo con parte de lo que en realidad tiene que ser ese anuncio. Tenemos el peligro de infantilizar todo este misterio del Emmanuel, del Dios con nosotros, que es lo que realmente estamos celebrando. Nos detenemos, es cierto, a contemplar en estos días esa escena de Belén con el nacimiento del Hijo de Dios y aquellas circunstancias que rodearon ese momento. Es san Lucas el que más entra en detalles de ese momento, porque será el que más en concreto nos hablará de ese lugar y de las circunstancias de ese momento. Los demás evangelistas son parcos en la descripción del nacimiento de Jesús porque el evangelio  nos quiere presentar es esa Buena Noticia de Jesús que nos trae la salvación.

Es muy significativo que a dos días del nacimiento de Jesús, celebrando hoy a aquel discípulo tan amado de Jesús, como para reposar su cabeza en su costado en la hora de la cena pascual, el evangelio hoy nos trasporte, por así decirlo, al momento de la Pascua, al momento de la resurrección del Señor. En aquellas circunstancias de las mujeres que viene al sepulcro y se lo encuentran vacío, las carreras de aquellas buenas mujeres para ir a anunciar a los discípulos escondidos en el cenáculo el vacío del sepulcro que se habían encontrado, vemos como Pedro y Juan corren también al sepulcro para encontrarse las mismas circunstancias del sepulcro vacío. Pero allí, en lo que parecía un vacío porque no veían la presencia física del cuerpo de Jesús, en aquellas vendas y sudario doblados en distintos lugares del sepulcro, vieron y creyeron. Juan tras Pedro también entró al sepulcro vacío, pero nos dice el evangelista que vio y creyó.

Es el que luego nos dirá que aquello que vieron sus ojos y palparon sus manos no podían callarlo y tienen que anunciarlo. El evangelio de Jesús no se queda en Belén, aun con todo lo que allí aprendemos, la Buena Noticia de Jesús es su Pascua, es ese paso de Dios en medio de nosotros, es Emmanuel, Dios con nosotros, para traernos la salvación. Y es lo que tenemos que anunciar, es a donde tenemos que llegar, es lo que hondamente tenemos que vivir. Es lo que en verdad va a centrar toda nuestra vida.

No nos quedamos en la infancia de Jesús sino que tenemos que contemplar todo el misterio de Cristo en su conjunto, porque en consecuencia nos hagamos una religiosidad demasiado infantil y excesivamente sentimental. Tenemos que dar el paso más allá para abarcar todo el evangelio porque centramos nuestra vida en el misterio pascual de Cristo y es lo que en verdad celebramos. No nos quedamos en lo que puede parecer la anécdota más llamativa y más sentimental para comprender todo lo que es el Evangelio.

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