lunes, 6 de noviembre de 2023

Una nueva perspectiva y una nueva dimensión del amor que lo engrandece, nos adelantamos a amar con generosidad a la manera como Dios nos ama

 


Una nueva perspectiva y una nueva dimensión del amor que lo engrandece, nos adelantamos a amar con generosidad a la manera como Dios nos ama

Romanos 11,29-36; Sal 68; Lucas 14,12-14

Hoy por ti, mañana por mí, solemos decir muchas veces cuando nos echamos una mano para ayudarnos en algo. Está bien que tengamos esa disponibilidad y que nos ayudemos los unos a los otros; lo vemos en muchas situaciones de la vida, en nuestras tareas domésticas, en nuestros trabajos, entre vecinos o familiares. ¿Será como un pago que nos hacemos por la ayuda recibida ofreciendo también nuestra ayuda? Hay ese peligro de tomárnoslo como una compraventa de favores, donde no empleamos el dinero pero en nuestros intereses está muy presente lo que los otros nos hayan hecho positiva o negativamente. Casi como anécdota he escuchado a alguien que ha asistido a un entierro de un vecino, que está adelantando un día de trabajo para el día de mañana, como queriendo decir que ahora está asistiendo a ese funeral para que cuando le llegue su hora sean también muchos los que asistan.

Por eso, también habremos escuchado aquello de que a aquella persona nadie le ayuda, porque él realmente tampoco le ayuda a nadie; vive como un huraño, metido en sus cosas y se las resuelve por si mismo, ni pide ayuda, ni es capaz de ofrecer ayuda a alguien, se aísla.

Pero cuando nosotros estamos hablando del amor cristiano, el amor según el sentido de Cristo, no nos podemos quedar aquí. Es a lo que está haciendo referencia hoy en el evangelio. Y es que nuestro amor cristiano es amar con el amor de Cristo, con un amor como el de Cristo. Y ya sabemos lo generoso que es su amor. Y es también el paso que nos cuesta dar. Somos generosos hasta cierto punto; en nuestra generosidad tenemos el peligro y la tentación de poner medidas y contramedidas, pesos y contrapesos. Y algo que nos estaría fallando en la medida de ese amor.

Es cierto que amamos a Dios porque nos sentimos amados, y de qué manera, por El; de ahí arranca todo nuestro amor; queremos, por así decirlo, parecernos a Dios; a imagen suya hemos sido creados. Y cuando nos sentimos inundados por su amor parece que ya no nos queda otra, sino amar con un amor como el que El nos tiene. Así de generoso tiene que ser nuestro amor; así tendrá que ser el amor que le tengamos a los demás, porque además amamos a los que Dios ama.

Por eso en un ejercicio, por así decirlo, de un amor verdadero nosotros nos adelantamos como lo hace Dios con nosotros. Así es como tiene que ser el amor que le tengamos a los demás; no porque ellos nos amen, no porque ellos sean buenos con nosotros, no como un pago o una correspondencia al amor que nos tienen, lo que ya en sí sería muy hermoso. Es que en nuestro amor, a la manera del amor que el Señor nos tiene, nosotros nos adelantamos a todo el amor que podamos recibir. Es la generosidad que tiene que resplandecer en nuestro amor.

Y de esto nos habla hoy Jesús en el evangelio. Como recordamos Jesús estaba asistiendo a una comida a la que le había invitado uno de los principales de la ciudad. Y allí estaba Jesús rodeado de todos aquellos amigos del que lo había invitado. Parece lo normal, invitamos a una comida a nuestros amigos. Y así vamos correspondiéndonos los unos con los otros. Nos sentimos obligados a invitar a quien nos ha invitado. Y es ahí donde Jesús nos hace que nos detengamos.

‘Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos’.

Todo un cambio de perspectiva. Una mirada nueva al sentido del amor. Una dimensión que nos va a engrandecer. Es mucho más de lo de hoy por ti y mañana por mí, que solemos hacer. ¿No decimos que amamos sin esperar nada a cambio? ¿Seríamos capaces nosotros de hacerlo?

 

 

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