lunes, 18 de septiembre de 2023

Prontitud para confiar, prontitud para ponernos en camino, prontitud para ir al encuentro del hombre en afán de servicio, prontitud para abrir nuestro corazón a Dios

 


Prontitud para confiar, prontitud para ponernos en camino, prontitud para ir al encuentro del hombre en afán de servicio, prontitud para abrir nuestro corazón a Dios

1 Timoteo 2,1-8; Sal 27; Lucas 7,1-10

Estamos en casa tranquilamente haciendo nuestras cosas cuando escuchamos que alguien nos toca a la puerta. Normalmente vamos con prontitud a abrir para ver quien nos llama, pero segun sea lo que estamos haciendo de mala gana lo dejamos y vamos para allá rezongando quien será, quien viene a estas horas a casa con todas las cosas por hacer, con poca buena voluntad, pero a la larga vamos a abrir aunque solo sea por curiosidad. Según lo que nos mueva en cada momento, según las cosas pendientes que tengamos entre manos, según lo que esperamos de esa visita que nos llega podremos poner diversas actitudes, diversas maneras de responder a esa llamada. Estamos en nuestras cosas, en las cosas que nos gustan, en el desempeño de nuestras obligaciones, o quizás tranquilamente descansando, no siempre ponemos la misma prontitud; cuantas veces en la vida nos hacemos sordos, que vengan más tarde, ahora estoy ocupado, que vuelvan mañana...

Ponernos en camino para emprender una nueva tarea no siempre es fácil, porque dentro de nosotros hay muchos interrogantes, muchos miedos, muchas rutinas y derrotismos. La novedad algunas veces nos paraliza; el emprender una nueva tarea se nos hace cuesta arriba porque muchas veces somos conformistas con lo que hemos hecho siempre, o con lo que ya tenemos probado.Los miedos nos acomplejan y paralizan.¿Qué más me pueden estar pidiendo si yo ya hago tantas cosas? Y hace nuestros listados para justificarnos, halagarnos de vanidad interiormente, o presentarlo como curriculum de méritos para quien nos pueda confiar algo que yo considere importante. Para las rutinas de siempre nos sobra tiempo, para aquello que ya estamos acostumbrados a hacer ahora solo queremos pedir méritos.

¿Seremos capaces de levantarnos y ponernos diligentemente en camino cuando alguien nos llama y nos tiende su mano? Hoy lo vemos en Jesús. Tan pronto llega la noticia a Él de que hay una necesidad, no espera a nada, no espera terminar lo que esté haciendo, sino que con prontitud se pone en camino. ¿Innecesaria quizás esa prontitud? Le dicen que el centurión de la ciudad, benefactor de muchas cosas en bien de los judios, aunque él era gentil y pagano, y ya está pronto para ir a curarlo.

El centurion, por su humildad, reconociendo su condición de gentil, no se atreve por si mismo a venir hasta Jesus y se vale de los ancianos de pueblo que se prodigan en alabanzas para ganarse el beneplácito de Jesus. El no necesita que le presenten esos curriculum, porque allí donde hay una necesidad estará siempre Jesús. Por eso se pone en camino. ¿Será el impulso del joven que quiere obtener todas las cosas de inmediato, algo así como nos estamos acostumbrando con los medios tecnológicos que hoy tenemos a nuestro alcance? Parece que cuando somos mayores nos tomamos las cosas con más calma y sin tantas premuras. buena es la prontitud de la respuesta, pero bueno es el sosiego del espíritu que nos hace rumiar bien las cosas.

Una nueva embajada llega hasta Jesús que nos va a probar la fe y la humildad de aquel centurión. Sabe que no es judío, que es un pagano y no tendria ningun titulo de merecimiento para obtener aquel favor de Jesus. Pero él tiene una seguridad y es que va a ser escuchado. La palabra de Jesús es determinante. Basta que lo diga, para que su criado pueda curarse. Se pone a sí mismo como ejemplo en las órdenes que da a sus soldados o criados; todos responden prontamente. El tiene la seguridad de que la Palabra de Jesús tiene ese poder. Una sola palabra bastará para curarlo, y es la palabra que en su fe y en su humildad está esperando.

Admirado Jesús de la fe aquel hombre lo pone como ejemplo para los que lo escuchan. 'En todo Israel no he encontrado en nadie tanta fe'. Son las palabras de Jesús que son palabras de vida y de salvación. cuando vuelvan al encuentro del centurión los enviados para transmitir lo que Jesús les ha dicho ya su criado estará sano.

¿Qué diremos de nosotros? ¿Estamos tan seguros de nuestra fe? ¿Cuál es el espíritu de humildad con que nos acercamos a Jesús? ¿Pedimos con sencillez y humildad o vamos a la compraventa? Por medio van tantas promesas que nos hacemos, pero solo es necesario el ponernos en camino, prontamente, ya, sin dejarlo para mañana, porque ese mañana parece que nunca llegará porque siempre habrá otro mañana. Es la confianza que hemos de poner en nosotros mismos para ponernos en camino de ese cambio, pero es la confianza que tenemos en la Palabra y en la presencia de gracia de Jesus en todo momento.


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