martes, 6 de junio de 2023

Veracidad y autenticidad, crecimiento personal en camino de superación y testimonio de nuestros valores, responsabilidad con el mundo en que vivimos

 


Veracidad y autenticidad, crecimiento personal en camino de superación y testimonio de nuestros valores, responsabilidad con el mundo en que vivimos

Tobías 2,9-14; Sal 111; Marcos 12,13-17

‘Sabemos que eres veraz y no te preocupa lo que digan…’ es una alabanza insólita en labios de los que se sentían enemigos de Jesús. Y digo sentían, porque era el sentimiento de ellos, porque para Jesús nunca hay enemigos, cuando a todos nos ha mandado amar. Pero digo alabanza insólita, porque detrás se esconde una malicia, una mala intención, porque es una forma de entrar en conversación para luego meter en apuros, podríamos decir, a Jesús con sus preguntas capciosas. Pero esto nos da oportunidad de hacernos varias reflexiones.

Primero quería fijarme en la frase en sí para preguntarnos si eso es lo que realmente buscamos en la vida. ¿Qué nobleza hay en nosotros? Es necesario, es cierto, que haya más autenticidad y más veracidad en la vida. Manifestar lo que en verdad somos, sin disimulos, sin arreglos, sin buscar apariencias. Hemos de reconocer que nos cuesta, porque no siempre somos trigo limpio.

Claro que si nos damos cuenta que hay deficiencias en nuestra vida en lugar de buscar disimulos, apariencias, lo que tenemos que hacer es un ejercicio de ascesis importante para tratar de superarnos, de corregirnos, de crecer de verdad en los buenos valores y en las buenas virtudes. Es que soy así, nos decimos tantas veces porque no queremos esforzarnos, porque nos cuesta encontrar ese dominio de nosotros mismos para en verdad ser mejores, y nos quedamos en los disimulos, en las vanidades. Importante ese esfuerzo de superación, de corrección de nosotros mismos y nuestras malas rutinas; siempre nuestra tendría que estar en ascensión. Y nos manifestamos como somos, también con nuestras limitaciones, con autenticidad.

Que haya en verdad veracidad en nuestra vida. Y esto implica por otra parte que aquello que son nuestros principios y nuestros valores no los podemos ocultar. Y este es el tema y el problema cuando estamos pendientes de lo que piensen los demás. Como dicen ahora, lo políticamente correcto, porque es lo que piensa la mayoría, o al menos los que más ruido hacen, y claro, nos decimos cobardemente, no nos vamos a poner en contra.

Nos falta valentía, y nos falta valentía para mostrar nuestra condición de creyentes, para expresar claramente lo que es nuestra fe, lo que nos nuestros valores morales. Y el mundo necesita testigos auténticos. Si nosotros hemos optado por estos valores y estos principios, si hemos optado por seguir el camino de Jesús y de su evangelio, es porque para nosotros tiene sentido, es una luz para nuestra vida, lo consideramos lo mejor. ¿Por qué no trasmitirlo también a los demás? No es proselitismo, sino que aquello en lo que creemos, lo trasmitimos, lo queremos contagiar, lo ofrecemos como camino de luz a todos los que caminan a nuestro lado. Y nos falta esa valentía, que significa que no terminamos de ser veraces y auténticos.

Y finalmente una referencia a lo que fue el motivo de estas intrigas contra Jesús. Como judíos se sentían dolidos de que tuvieran que pagar sus impuestos a Roma, país dominador en aquellos momentos del territorio judío. Se encontraban quizá como en un conflicto interior, porque ellos pensaban que sus tributos tenían que ser al templo como era su tradición, sus costumbres y sus leyes judías, porque era la contribución al bien de su propia tierra. De ahí la pregunta, pero también la sabia respuesta de Jesús porque veían que detrás de todo aquello había una cuestión política, que no era ahora su camino.

‘Dad al Cesar, lo que es del Cesar; dad a Dios, lo que es de Dios’, en referencia a las monedas usadas con sus propias efigies. Hablamos siempre de una separación de ámbitos y poderes, y solemos emplear esta frase según quizás nos convenga en cada momento. No mezclemos las cosas de Dios con las cosas de los hombres, nos decimos a partir de aquí tantas veces.

Pero ¿no nos querrá decir más y otra cosa Jesús también con esta afirmación? Hay unos deberes y unas obligaciones, llamémoslas así, en nuestra relacion con Dios y con todo lo que atañe a nuestra fe, que hemos de cuidar y testimoniar como de alguna manera hemos venido diciendo. Pero también tenemos unos deberes y unas obligaciones para con este mundo en el que estamos viviendo, esta sociedad de la que formamos parte, y de las que tampoco podemos desentendernos. Y es aquí donde también tenemos que pensar en nuestras responsabilidades con nuestra sociedad. Ahí también tenemos que contribuir, ahí tenemos nuestra parte, ahí también tenemos unos talentos que poner a juego buscando ese bien común, esa mejora de nuestra sociedad. Mucho nos tendría que hacer pensar, mucho tenemos que preguntarnos en lo que hacemos o en lo que estamos dejando de hacer.

Ahí tiene que manifestarse también la veracidad de nuestra vida, nuestra autenticidad, la responsabilidad con que vivimos, lo que podemos hacer para que nuestro mundo sea mejor.

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