sábado, 30 de julio de 2022

Nos falta a los cristianos hoy verdadero espíritu profético para ser testigos auténticos, para despojarnos de ropajes de vanidad y revestirnos de los signos del Reino

 


Nos falta a los cristianos hoy verdadero espíritu profético para ser testigos auténticos, para despojarnos de ropajes de vanidad y revestirnos de los signos del Reino

Jeremías 26, 11-16. 24; Sal 68; Mateo 14, 1-12

Queremos ir de valientes por la vida, pero aunque algunas parece que queremos ir por delante de todo y que nadie ni nada se nos sobreponga, sin embargo hemos de reconocer que algunas veces nos pasamos de cobardes; nos cuesta dar la cara a la hora de la verdad, que la gente sepa lo que pensamos o lo que son nuestros valores, parece como que queremos contentar a todos, aquello de lo de nadar y guardar la ropa, y ahora se usa algo como aquello de lo políticamente correcto; según donde estemos, o con quien estemos nos manifestamos o no, tratamos de disimular y es como si quisiéramos contentar a todos.

Hoy la palabra de Dios nos habla de profetas y de personas que actúan proféticamente con toda valentía, sin temor a lo que pudiera pasar. Es la postura del profeta Jeremías de quien se nos habla en la primera lectura, que quieren incluso quitarlo de en medio y les cuesta aceptar su mensaje y su palabra como venida de Dios. Alguien reconoce ese actuar de Dios en su vida y tratará por todos los medios de salvarlo, pero ya sabemos que la vida de Jeremías no fue nada fácil en los momentos en que vivía.

Pero es lo que se nos manifiesta en el evangelio con Juan Bautista. Porque es valiente y proclama la verdad denunciando también allí donde está el mal, está en la cárcel porque le ha dicho la verdad a Herodes sobre su forma de vivir. Herodías la mujer con la que convivía Herodes y causa de la denuncia que realiza el Bautista, porque es la mujer del hermano de Herodes, estará buscando la oportunidad de quitarlo de en medio. Momento que llegará en aquella fiesta de Herodes con muchos invitados y mucha orgía en que tras el baile de Salomé le promete que le dará lo que le pida aunque sea la mitad de su reino; fue la oportunidad de Herodías para que su hija pidiera la cabeza de Juan, aprovechándose de la debilidad de Herodes.

Es el momento en que frente a la valentía profética del Bautista, aparece la cobardía y la maldad del corazón de Herodes, aparece toda la debilidad que era su vida en si aunque la hubiera envuelto en las pompas del poder. Los respetos humanos, el prestigio de su palabra real en el cumplimiento de sus promesas aunque estuviera el camino del mal por medio, la falta de unos valores interiores y de rectitud moral, llevarán a que se entregue la cabeza de Juan tal como había pedido la muchacha.

Muchos también se aprovechan de nuestras debilidades y somos manipulados de la misma manera porque no somos valientes testigos. Nos falta a los cristianos hoy verdadero espíritu profético, para proclamar la verdad, para ser verdaderos testigos, para dar testimonio valiente de esa fe que decimos que tenemos, para manifestarnos ante el mundo en fidelidad a unos valores, para arrojar lejos de nosotros tantas cobardías y disimulos, para no dejarnos arrastrar por tantos juegos diplomáticos para quedarnos solamente en bonitas palabras, en solemnes declaraciones, pero con poco compromiso a pie de calle, para despojarnos de tantos ropajes con que nos revestimos pero que se quedan solamente en vanidad o en fuegos fatuos.

Tenemos que manifestarnos ante el mundo con mayor valentía, con gestos valientes y comprometedores, que nuestra forma de vivir sea en verdad un signo esclarecedor en medio del mundo. Tenemos que ser en verdad signos del Reino y las señales tienen que ser palpables en nuestra vida. No olvidemos que hemos sido ungidos para ser con Cristo Sacerdotes, profetas y reyes.

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