viernes, 15 de abril de 2022

Hoy estamos a la sombra de la cruz, memoria de todas las cruces de nuestro mundo, pero para nosotros camino de esperanza y anuncio de victoria en la victoria de Cristo

 


Hoy estamos a la sombra de la cruz, memoria de todas las cruces de nuestro mundo, pero para nosotros camino de esperanza y anuncio de victoria en la victoria de Cristo

Isaías 52, 13 — 53, 12; Sal 30; Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9;  Juan 18, 1 — 19, 42

Hoy estamos a la sombra de la cruz. ¿Qué significará buscar una sombra? Cuando vamos agotados por el calor y el camino encontrar un frondoso árbol a su vera que nos ofrezca sombra es algo que agradecemos de corazón. Pero ¿qué sombra podemos esperar de unos maderos cruzados y que se ofrecen como esqueléticamente contra el cielo y que además nos recuerdan dolor, sufrimiento y muerte? Parecería que por el contrario lo que tenderíamos es a evitarlo por los sentimientos convulsos que se provocan en nuestro espíritu.

Sin embargo todo en la liturgia que es celebración gira en torno a una cruz, con su dolor y sufrimiento y con la muerte en ella generada. ¿Cómo es posible que incluso lleguemos a hablar de celebración y de celebración en torno a una cruz? Algo tuvo que significar, algo misterioso se nos anuncia desde esa cruz. El contraste que se nos va a ofrecer es inmenso porque desde esa cruz se nos va a hablar de amor y de vida, de misericordia y de perdón, de ella va a manar un regalo de gracia que en verdad quiere transformar nuestra vida. Y es que de esa cruz pendía la salvación del mundo, como proclamamos incluso en la liturgia.

Ha sido como una meta en el final de un camino que hemos venido haciendo, aunque como bien descubriremos la meta no se queda en la muerte ni en la cruz, porque tenemos que traspasar esas sombras que se convertirán en resplandores de luz cuando se nos abra la tumba que hay detrás. No es el suplicio en si mismo que contemplemos en esa cruz, aunque nos haga recordar otras muchas cruces que encontraremos como desparramadas por el mundo, sino en el motivo y en la razón del que murió en esa cruz. Una cruz que será puerta de vida, porque quien llegó a morir en esa cruz lo hizo solamente por amor. Una cruz que nos habla de entrega de amor en el mayor sacrificio de si mismo que jamás nadie podía haber realizado pero que lo contemplamos en Jesús.

Cuando comenzamos a ver esa cruz traspasada por el amor la sombra que se va a desplegar sobre nuestra vida nos traerá la suave brisa del amor que nos llenará plenamente de vida. Pero es que cuando nos pongamos a la sombra de esa cruz con esa mirada de amor comenzaremos a aprender a mirar de manera distinta el mundo que nos rodea ante el cual ya no podemos quedarnos insensibles como si todo ese sufrimiento que embarga al mundo no tuviera nada que ver con nosotros.

Miramos a la cruz y miramos todo el sufrimiento de Cristo y encontraremos otro sentido y otro valor a la vida y también a los mismos sufrimientos que tantas veces y de tantas maneras nos acompañan. Miramos a Cristo en su cruenta pasión y en su muerte en la cruz y algo nuevo comenzamos a sentir dentro de nosotros, para despertar, como decíamos, esa nueva mirada a nuestro entorno. Esa cruz de Jesús, ese sufrimiento de Jesús bajo el peso de la cruz o clavado a ella nos hace mirar y sentir de manera distinta otros sufrimientos que contemplamos en la vida.

¿A quien no le ha ocurrido que cuanto tiene que acercarse a alguien que está envuelto en sufrimiento comienza a sufrir en si mismo no solo como solidaridad con esa persona a la que se ha acercado, sino porque en su mente y en su corazón han aflorado otros recuerdos, otros momentos que ha vivido o que ha contemplado en los demás? ¿Por qué lloras?, le preguntamos quizás y nos dice porque ese sufrimiento que está viendo delante de sí le trae otros recuerdos de otros momentos, de otros sufrimientos.

Por eso cuando hoy nos ponemos a la sombra de la cruz de Cristo nuestro corazón tiene que ir más allá para contemplar y para sufrir con esas otras cruces que atraviesan nuestro mundo en tantos otros dolores y sufrimientos. Larga y casi interminable sería la lista de las cruces que ahora mismo atormentan a nuestro mundo.

Pensamos en la pandemia por la que hemos pasado y que tantos sufrimientos ha originado, o pensamos en la violencias de la guerra que ahora mismo estamos contemplando en nuestro mundo. Hoy nos suena fuerte la guerra de Ucrania pero son muchas las violencias que están aflorando en distintas partes del mundo, luchas tribales que siguen destruyendo pueblos, guerra de guerrillas que no terminan de encontrar caminos de paz, violencias callejeras que hacen perder la paz de nuestras ciudades y que se cobra muchas vidas humanas, tragedias de las rupturas de las familias que arrastran tras de sí tanto dolor y tanto sufrimiento, los dramas de muchos corazones que en sus adicciones y apegos llenan de dolor tantas vidas, los desencuentros entre aquellos que parecían más amigos o que incluso se amaban con todas sus secuelas, las esclavitudes originadas en las ambiciones de los que se creen poderosos para manipular la vida de los demás  y así podríamos seguir mencionando muchas cruces de sufrimientos para nuestra sociedad.

Pero ahí está nuestra lucha interior, nuestro querer superarnos pero vernos atados por tantos apegos que nos hacen sufrir, o están las enfermedades o limitaciones que nos puede imponer incluso nuestro propio cuerpo y que nos hacen sentirnos perdidos como si nada valiéramos, y ahí está el pecado que nos esclaviza, que envuelve nuestra vida de manera que hasta llegamos a perder el sentido de Dios y el sentido religioso de nuestra vida. Son las cruces que llevamos en nosotros mismos o son las cruces que contemplamos en los que están cerca de nosotros, a los que amamos y a los que no sabemos como ayudar.

Pero no venimos aquí hoy para quedarnos entre sombras y tinieblas, sino para descubrir en el amor de quien subió a la cruz que hoy nos está dando sombra que podemos llegar a la victoria, que podemos llegar a la vida, que podemos llenar de luz nuestra vida y nuestro mundo, que podremos superar todas esas oscuridades porque hay quien ha vencido a la muerte y cuando resucitemos con El nos hará también partícipes de su victoria.

La sombra de la cruz hoy nos da esperanza pero nos anuncia nuevos resplandores y es que el amor tiene que triunfar, el amor tiene que llenar de luz y de vida nuestro mundo, y con ese amor podremos superar y vencer para siempre ese mal que tantas sombras está poniendo en nuestro mundo.

Hoy no puede ser un día de sombras sino de luz, porque es anuncio de victoria

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