martes, 5 de abril de 2022

Está ya cercana la Pascua, busquemos de verdad al que va a ser levantado en lo alto donde encontramos la Salvación

 


Está ya cercana la Pascua, busquemos de verdad al que va a ser levantado en lo alto donde encontramos la Salvación

Números 21, 4-9; Sal 101; Juan 8, 21-30

Hay ocasiones en que parece que no terminamos de ponernos de acuerdo entre lo que buscamos y aquello que realmente se nos puede ofrecer; equivocamos el camino, equivocamos la búsqueda, entramos en confusiones desde nuestros particulares intereses, o desde la influencias que recibimos de nuestro entorno, entre lo que son nuestras expectativas desde nuestros particulares intereses o manera de ver las cosas y lo que realmente nos vamos a encontrar.

Así andaban los judíos con Jesús; tenían su particular visión de lo que había de ser el Mesías que tanto ansiaban y esperaban, y lo que realmente estaba anunciado por la Escritura. Lo vemos incluso entre los discípulos más cercanos a Jesús que andan con sus intereses, que se pelean en sus discusiones por quien había de ser el más importante en ese reino nuevo instaurado por el Mesías, que en sus ambiciones se valen de sus propios familiares a ver si pueden conseguir un lugar importante en ese Reino que veían como tan inminente desde las propias palabras de Jesús, que aun andaban cuantificando cuanto habían puesto de su parte y cuál iba a ser la recompensa en ese Reino nuevo. No terminaban de entender lo que era el Reino de Dios anunciado por Jesús, y desde sus expectativas y la imagen que se habían creado en sus cabezas, así andaban ahora con sus ambiciones.

Si así les pasaba a los discípulos más cercanos que escuchaban directamente las enseñanzas de Jesús y sus especiales explicaciones para ellos, qué no iba a suceder en la gran masa de los judíos que además se veía manipulada por sus dirigentes. De ahí, esas discusiones que escuchamos de Jesús con los judíos ahora que ha subido a Jerusalén para la ya cercana pascua.

Jesús les dice claramente que andan en una confusión, que no acaban de entender, ellos se preguntan y le preguntan ‘entonces ¿Quién eres tú?’ Y Jesús ahora, sin que casi se lo pidan aunque ya habría otros momentos en que con insistencia pedían una señal para creer en El, les ofrece una señal, aunque no terminan de entender. Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que “Yo soy”, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada’.

Una referencia a lo sucedido en el camino del desierto cuando fueron mordidos por las serpientes y muchos morían. Entonces también las mentes habían estado muy cerradas para no ser capaces de ver la mano de Dios que les iba conduciendo por el desierto. Como una prueba aquella invasión de serpientes en medio del campamento les hizo recapacitar para volverse de nuevo a Dios. Y Moisés les ofrece la señal de la serpiente de bronce levantada en medio del campamento, Les recordaba su pecado pero les había mirar lo que era la misericordia de Dios que les liberaba de tantos males mientras los conducía hacia la tierra prometida aunque la travesía del desierto fuera demasiado dura.

Ahora Jesús les habla del que va a ser levantado en lo alto, como aquella serpiente de bronce un día se levantara en medio del campamento; entonces le reconocerían, entonces podrían comenzar a pensar en Jesús de otra manera. Aunque no todos lo vieran y reconocieran, pero así fue levantado en alto el Hijo del Hombre, que sería la gran señal, la más hermosa prueba de lo que era el amor de Dios por nosotros que no paró hasta entregarnos a su propio Hijo.

Nosotros en estos días que se acercan vamos a levantar muchas veces nuestros ojos al Crucificado; muchas imágenes de Cristo en la cruz van a pasar delante de nuestros ojos y vamos a contemplar. Pero ¿qué es lo que vamos a contemplar? No es una pregunta baladí la que me estoy haciendo. Contemplaremos imágenes que nos moverán a nuestro fervor; contemplaremos imágenes ante las que nos quedaremos impresionados por su realismo o por su belleza; contemplaremos imágenes y nos podemos quedar en bellos crucificados, imágenes artísticas que nos hacen quedarnos en su arte o quizá en sus adornos… ¿Qué es lo que vamos a contemplar? ¿A quien vamos a contemplar?

Necesitamos una seria reflexión en este camino cuaresmal de preparación. Tenemos que aunar de verdad lo que buscamos y queremos contemplar con lo que Dios nos ofrece en el Jesús del evangelio.

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