lunes, 25 de octubre de 2021

Una mirada, un prestar atención a quien pasa desapercibido, un valorar con un detalle a quien no es tenido en cuenta, puede hacer recuperar la dignidad perdida de la persona

 


Una mirada, un prestar atención a quien pasa desapercibido, un valorar con un detalle a quien no es tenido en cuenta, puede hacer recuperar la dignidad perdida de la persona

Romanos 8,12-17; Sal 67; Lucas 13,10-17

¿Por qué se fijó en mí? Yo estaba queriendo pasar desapercibido en medio de la gente; además no soy tan importante para que se fijen en mí. Pero parecía que me buscaba porque en medio de todo lo que sucedía se dirigió a mí como si me hubiera conocido de toda la vida. Me sentí sorprendido, porque además parece que sabía más de mí de lo que yo podía imaginar…

Las impresiones quizás de alguien que se ve sorprendido cuando quiere pasar desapercibido; la sorpresa porque además fue como un levantarlo y de alguna manera se le dio la importancia que realmente tenía aunque pasara desapercibido para los demás. Cómo en cierto modo nos sentimos halagados cuando somos tomados en consideración y parece que todo lo que otros habían querido anular ignorando a la persona ahora se ve notablemente restablecido.

Fue necesario que alguien prestara atención y se fijara para comenzar a tener en cuenta a aquella persona. Y la persona se siente elevada en su interior, se siente como con mayor dignidad porque se le tiene en cuenta, porque alguien se ha fijado en ella. Vamos por la vida y no prestamos atención a aquellas personas con las que nos cruzamos; solamente una mirada o una sonrisa podría haber hecho que aquella persona se sintiera valorada en su dignidad, se restableciera en ella su orgullo de persona tenida en cuenta.

Jesús no pasaba al lado de las personas ignorándolas; Jesús se detenía junto a aquel que nadie valoraba y le daba la mano para levantarse. Recordemos el ciego de las calles de Jerusalén, el paralítico de la piscina, a Zaqueo escondido entre las ramas de la higuera; si nos vamos fijando en las páginas del evangelio encontraremos muchas más ocasiones.

Ahora al entrar en la sinagoga se ha fijado en aquella pobre mujer encorvada, quizás medio oculta en un rincón entre la gente y en la que nadie se habría fijado; o estaban acostumbrados a verla que parecía como si fuera natural lo que le sucedía a aquella mujer y ya nadie le prestaba atención. Pero Jesús se detiene, la mira, la llama, la hace ponerse en el centro de aquella asamblea. Lleva un montón de años en aquella situación – diez y ocho años comentará el evangelista - y nadie se había fijado en ella, nadie se había preocupado por ella.

Y aquella mujer se ve restablecida en su dignidad solamente con que Jesús se haya fijado en ella y la pusiera en medio. Para que todos se fijaran, era una mujer y una mujer enferma, nunca hubiera estado en el centro de la asamblea haciendo que la gente se fijara en ella. Incluso era menospreciada cuando el jefe de la sinagoga diga que no vengan en sábado para que Jesús los cure sino en otro día para no saltarse el descanso sabático. Era una forma quizás de querer poner a los que se encontraban en la situación de aquella mujer en un segundo plano. Pero solamente con eso, con que Jesús la pusiera en medio, ya se sentía curada, porque se sentía restablecida en su dignidad; Jesús se referirá a ella como una hija de Abraham. Pero además Jesús la curó de su enfermedad.

En otros aspectos podríamos fijarnos también en este pasaje en referencia al tema del descanso del sábado que se tomaban con tanto rigor y que Jesús les desmontará haciendo que nos fijemos más en la persona que en la letra de la ley que tomada así lo que hace es esclavizar. Pero ya es importante que aprendamos de Jesús a fijarnos en las personas, a restablecer la dignidad de las personas con nuestro aprecio y consideración, cómo una mirada puede levantar un ánimo caído y una sonrisa despertar una esperanza en el corazón.

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