miércoles, 25 de noviembre de 2020

La esperanza nos anima, la confianza en el Señor pone fortaleza en nuestros pasos, la asistencia del Espíritu pone incluso en la adversidad alegría en el corazón

 

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La esperanza nos anima, la confianza en el Señor pone fortaleza en nuestros pasos, la asistencia del Espíritu pone incluso en la adversidad alegría en el corazón

Apocalipsis 15,1-4; Sal 97; Lucas 21,12-19

Dar la cara a veces nos resulta costoso y difícil; y no digamos poner el otro lado de la cara como nos sugerirá Jesús en otro momento del evangelio. Pero a lo que me quiero referir es a dar la cara; nos vemos como acosados, rodeados de gente que tienen otras opiniones, otros planteamientos de la vida, y parece que nos encontramos solos, y nos cuesta enfrentarnos y responder, situaciones así las vivimos entre una discusión de amigos cuando hablamos acaloradamente de un tema que a todos nos interesa pero en el que hay divergencias, pero nos encontramos con otros aspectos en que nos pueden afectar a nuestra vida, nuestra relación con los demás, porque sentimos que esas divergencias que tendrían que llevarnos a un diálogo constructivo, pueden sin embargo terminar en enfrentamientos o en situaciones en que se ponga en peligro nuestra amistad.

Estamos hablando de cosas genéricas, pero al hilo del evangelio llegamos a los planteamientos que nos hace nuestra fe y la contrariedad de cuantos nos vamos a encontrar en contra (valga la redundancia). Es cuando en ocasiones parece que nos sentimos desnudos enfrente del mundo porque hablar de la religión y en contra de la Iglesia parece que es una moda o es algo en lo que se pueda ganar puntos en esta sociedad tan diversa y tan adversa para tantas cosas.

Sabemos que no es fácil dar la cara por nuestra fe, sabemos como tratarán de desprestigiarnos y quitarnos autoridad sacando todos los trapos sucios que sean con tal de achatarnos, sabemos como muchas veces nos encontramos con una fobia a todo lo que suene a religión, dios, fe, iglesia, ser cristiano y algunas veces hasta de personas cercanas a nosotros o de personas que algunos momentos de su vida participaron incluso intensamente en las actividades de la Iglesia o han recibido en su vida mucho de manos de la Iglesia.

Hoy Jesús en el evangelio frente a todas estas situaciones nos habla de perseverancia en nuestro testimonio, de la respuesta llena de paz y llena del Espíritu que tenemos que dar. Porque somos humanos y también nos sentimos heridos en lo más hondo de nosotros cuando se meten con nuestros principios o nuestra manera de vivir, y tenemos el peligro de una respuesta violenta. En el mundo escuchamos decir que la mejor defensa es un ataque, pero ese no puede ser de ninguna manera nuestro estilo. Nos recomemos por dentro y querríamos sacar también trapos sucios para nuestra defensa pero esa no es la manera de responder de un cristiano. Por eso Jesús nos dice que no nos preocupemos de nuestra defensa porque será el Espíritu Santo el que pondrá fuerza en nuestro corazón y palabras en nuestros labios para responder a todo esto.


Hoy precisamente estamos celebrando a una santa que resplandeció con esa sabiduría de sus palabras asistida por el Espíritu del Señor, porque eso incluso la proclamamos patrona de los filósofos. Santa Catalina de Alejandría que cuando estaba en medio de la fuerte persecución que sufría a causa de su fe, llegó a callar a los más sabios de su época con la sabiduría de sus palabras. El Espíritu del Señor estaba actuando en ella como nos había anunciado Jesús.

Por eso nuestra respuesta como decíamos pasa por el testimonio de fidelidad que manifestamos en nuestra vida frente a todas las persecuciones, la fortaleza del Espíritu que nunca nos faltara, pero finalmente Jesús nos habla también de perseverancia. Cuesta perseverar sobre todo en los momentos de dificultad y adversidad, cuesta mantenernos en ese camino de fidelidad que vemos que colateralmente nos trae momentos de sacrificio e incluso de sufrimiento. Pero Jesús termina diciendo ‘con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas’. La esperanza nos anima, la confianza en el Señor pone fortaleza en nuestros pasos, la asistencia del Espíritu pone incluso en la adversidad alegría en el corazón.

1 comentario:

  1. Interesante y muy profundo análisis. Muchas gracias, el Señor lo bendiga mucho!!

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