viernes, 24 de enero de 2020

El grupo de los doce apóstoles imagen y ejemplo de lo que Jesús quiere que sean sus discípulos, los que creemos en El


El grupo de los doce apóstoles imagen y ejemplo de lo que Jesús quiere que sean sus discípulos, los que creemos en El

1Samuel 24, 3-21; Sal 56; Marcos 3, 13-19
Es bueno en la vida saber caminar juntos; es algo además que va con nuestra propia naturaleza porque estamos llamados a la relacion, a estar en relación con los demás, aunque algunas veces sintamos tendencia o tentación a aislarnos. Pero ya sabemos que el camina solo, solo se cae y solo se queda, como se suele decir.
Son las relaciones que tenemos empezando por la propia familia, donde hemos nacido y hemos crecido como personas; pero en nuestro entorno siempre estamos en comunicación con alguien, porque son las personas que viven cercanas a nosotros o son los amigos que vamos haciendo entrando ya en una nueva y distinta relación. Con el amigo caminamos juntos y soñamos juntos, con el amigo siempre tenemos algo en común ya sea por nuestra forma de ser o ya sea en los ideales o metas que nos ponemos en la vida y entonces en el amigo encontramos ese apoyo y ese estímulo. Pero no se queda ahí la relación porque vivimos en sociedad y el trabajo que realizamos es de alguna manera una herramienta social que nos hace entrar en relación con esas personas que realizan algo semejante a lo que nosotros hacemos, pero porque también lo que hacemos repercute en esa sociedad en la que vivimos.
Estamos, pues, llamados a esa relación, a ese caminar juntos, pero también a ese trabajar juntos poniendo cada uno nuestra parte en la construcción de esa sociedad en la que vivimos. Cada uno tendremos nuestra función, pero cada uno aportamos desde lo que somos y desde lo que hacemos, y será en ese unión con lo que los demás realizan como vamos poniendo las bases de ese mundo que queremos que sea mejor. Nunca debe aislarnos nuestro trabajo o nuestra ocupación sino que tenemos que darnos cuenta de ese engranaje entre unos y otros para la riqueza de la vida. Esa unión, esa relación, esa colaboración es la gran riqueza de nuestra existencia. Y esto en todos los aspectos de lo que abarca nuestra existencia y de las tareas que realizamos en nuestro mundo.
Sin embargo hay quien puede pensar en un aspecto de la vida que es más individual y donde no necesitarían esa relación, me refiero a la vida de fe. Cierto que la fe es una respuesta personal que damos al misterio de Dios que se nos revela, pero nunca esa respuesta personal nos aísla de los que vivimos una misma fe; todo lo contrario, precisamente desde nuestra fe cristiana estamos llamados a vivir con intensidad esa vida de fe en comunión con los demás, necesariamente tenemos que sentirnos comunidad. Es lo que nos conduciría a una mayor plenitud y hondura en esa fe y es el deseo de Jesús.
Vemos en el evangelio multitudes que siguen a Jesús y cada uno se va acercando a Jesús desde sus inquietudes o los problemas concretos de su vida personal. Pero no quiere Jesús que los que le siguen vivan aislados cada uno por su parte sino que El va llamando para formar parte de ese grupo de los discípulos; hoy de manera concreta llamará a doce para formar ese grupo especial que vivan con El, vivan más cercanos a El porque a ellos les va a confiar la misión del anuncio del Evangelio acompañado de los signos de liberación que Jesús mismo hace. Ese grupo de los doce que va a ser imagen y ejemplo de lo que Jesús quiere que sean sus discípulos, los que creen en El.
Nos cuesta sentirnos comunidad, y comunidad cristiana, comunidad de seguidores de Jesús. Es algo en lo que tenemos que profundizar cada día más, haciendo crecer esa comunión, nacida en la fe y en el amor, que tendría que haber entre todos los que creemos en Jesús. Hablamos de Iglesia y algunas veces nos suena como a un ente abstracto, superior, ajeno quizás a lo que es nuestra propia vida cristiana. Tenemos que aprender a sentirnos Iglesia, ese pueblo de Dios que camina junto y que es la expresión más hermosa de lo que es el Reino de Dios que Jesús nos anuncia y que constituye en nosotros.

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