lunes, 15 de octubre de 2018

Con Jesús encontraremos la verdadera paz, es el descanso de nuestra alma y con El nuestro espíritu se siente siempre revivificado


Con Jesús encontraremos la verdadera paz, es el descanso de nuestra alma y con El nuestro espíritu se siente siempre revivificado

Eclesiástico 15,1-6; Sal 88; Mateo 11,25-30

Estamos cansados y necesitamos descansar, encontrar ese lugar y ese momento de relax, de tranquilidad, de silencio, donde quizás en el sueño, o simplemente sin hacer nada recuperar fuerzas, ponernos de nuevo a tono para recuperar el ritmo de la vida y de nuestros trabajos.
Pero hay cansancios y cansancios; no siempre es el cansancio físico tras una tarea agotadora, un trabajo muy intenso, sino que lo que necesitamos es recuperarnos por dentro, poner en orden quizá muchas cosas de la vida, sentir cómo nuestro espíritu se tonifica, porque en ese cansancio no es que no tengamos fuerzas físicas para el trabajo; nos falta el ánimo, nos sentimos en turbulencias interiores, el cansancio quizá es de la vida, de los problemas, de los agobios y es más bien lo que necesitamos es recuperarnos espiritualmente.
Ya no siempre no es un lugar de reposo lo que necesitamos sino saber encontrar una nueva actitud interior, quizá alguien que nos escuche o alguien que simplemente esté a nuestro lado, o nos diga una palabra de animo que levante de nuevo nuestro espíritu. Necesitamos encontrar paz para nuestro espíritu, y el abrazo de un amigo o de quien nos escuche nos puede hacer mucho bien.
Son muchos los agobios de la vida que algunas veces nos hacen perder el  norte y nos entra el desaliento, porque nos sentimos incapaces, porque nos damos cuenta de nuestra debilidad e impotencia, porque los errores o los tropiezos que hayamos tenido en la vida ahora quizá nos atormentan. Muchos secretos quizá se guardan en nuestro corazón que necesitaríamos desprendernos y liberarnos de ellos, pero no sabemos siempre en quien podamos confiar. Quien llegue a nosotros y nos haga sentir de nuevo la paz es como un ángel de Dios que llega a nuestro espíritu.
Hoy nos dice Jesús en el evangelio: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso’. Hermosas y consoladoras palabras de Jesús. Jesús nos abre su corazón y en él sí podremos encontrar verdadera paz. A El podemos acudir porque sabemos que siempre seremos escuchados. Jesús no tiene relojes que midan el tiempo, no hay horarios de consulta y nunca tiene prisa porque siempre tiene su corazón abiertos para escucharnos.
En El encontraremos siempre un corazón compasivo y misericordioso porque siempre va a acogernos y recibirnos con amor y en su amor nos sentiremos en verdad renovados. En El vamos a encontrarnos con la verdad de nuestra propia vida porque florecerá la sinceridad en nosotros mismos, pero al mismo tiempo vamos a tener una luz nueva que nos haga ver las cosas de manera distinta. Con Jesús ya no va a haber secretos en nuestra vida ni nada querremos ocultar porque sabemos que El es compasivo y misericordioso y hasta para las más horribles miserias tendremos siempre su amor y su perdón.
Con Jesús encontraremos la verdadera paz. Es el descanso de nuestra alma y con El nuestro espíritu se siente siempre revivificado. Pongamos nuestra vida en sus manos, depositémosla en su corazón, su gracia nos cura y nos salva.

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