jueves, 8 de enero de 2015

Sintonicemos con el amor de Dios y tendremos vida, amor y paz en el corazón

Sintonicemos con el amor de Dios y tendremos vida, amor y paz en el corazón


‘Dios nos envió a su Hijo único para que vivamos por medio de El… como propiciación por nuestros pecados…’ En esto consiste el amor. Primero es el amor de Dios. No pensemos que eso nos lo hemos inventado nosotros. Es el regalo del Dios que nos creó por amor y aún más nos dio a su Hijo para que vivamos por medio de El.
Esto ya lo sabemos, lo hemos escuchado tantas veces, podemos decirnos. Pues tenemos que repetírnoslo muchas veces porque tenemos el peligro o de acostumbrarnos a ello o de olvidarnos. Tenemos que aprender a saborear el amor que el Señor nos tiene. Pero no es cosa que solo tengamos en la cabeza, por así decirlo, sino que tenemos que recordar la experiencia de nuestra vida; cuántas veces hemos experimentado ese amor; de cuántas maneras el Señor nos ha manifestado y sigue manifestándonos su amor.
Abramos los ojos; abramos el corazón. Entremos en la sintonía de Dios; entremos en la sintonía de su amor. Lo necesitamos. Porque algunas veces nos vemos envueltos de tal manera por nuestras preocupaciones y agobios y lo que hacemos es encerrarnos en nosotros mismos. Y si nos encerramos en nosotros mismos no seremos capaces de sintonizar con el amor de Dios que siempre está emitiendo su sintonía de amor sobre nosotros. Es como el aparato de radio; si no lo encendemos para que capte las hondas radiofónicas no podremos sentir nada. Ahí están, nos envuelven, podemos decir, pero no las oímos ni las sentimos; es necesario abrir el receptor. Es necesario abrir nuestro corazón a la sintonía de Dios.
Y ¿en que consiste ese amor de Dios? En vivir su vida. Es su gran regalo. Y vivir su vida es amar; y vivir su vida es conocerle. Y quien le conoce no puede menos que amar. Y eso nos exigirá entonces a que nosotros vayamos regalando vida; y regalamos vida cuando amor, cuando nos damos, cuando pensamos en los demás, cuando los vemos de otra manera, cuando comenzamos a hacer nuestros su vida, sus sentimientos, sus alegrías, sus sufrimientos.
¿Qué es lo que hizo Jesús? ‘Pasó haciendo el bien’, que decía san Pedro. Vino y nos trajo el amor, nos amó, repartió vida y amor. Le vemos curando, perdonando, regalándonos su paz, enseñando, alimentándonos, dando vida, llenándonos de su vida. No quería otra cosa sino que tuviéramos vida en abundancia.
Hoy le vemos en el evangelio sintiendo compasión por aquellas multitudes que acudían a El. Y es que El sentía en si mismo lo que eran los anhelos y los deseos de aquellos corazones, los sufrimientos y las esperanzas. Los amaba. Por eso enseña, cura y multiplica los panes, para darnos las señales claras de que quería vida para nosotros.
Vayamos hasta Jesús. Sintonicemos con su amor y nos llenaremos de la paz y del amor de Dios.

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