martes, 9 de septiembre de 2025

Igual que eligió a los apóstoles con la realidad de sus vidas, sigue Jesús contando con nosotros a pesar de nuestras debilidades, porque todo es un regalo del amor de Dios

 


Igual que eligió a los apóstoles con la realidad de sus vidas, sigue Jesús contando con nosotros a pesar de nuestras debilidades, porque todo es un regalo del amor de Dios

 Colosenses 2, 6-15; Salmo 144; Lucas 6, 12-19

Hay momentos en la vida en que tenemos que tomar decisiones importantes y nos damos tiempo para pensarlo, para reflexionarlo; hay cosas que no podemos hacer solamente a impulsos podríamos decir momentáneos, aunque algunas veces tengamos esa tentación; nos sucede algo que nos impresiona, contemplamos algo que nos llama la atención y nos duele, y nos sentimos impulsados al momento pensando que algo que tenemos que hacer; es bueno que haya esa inquietud, que surjan incluso esos impulsos signos de la vitalidad que llevamos dentro, pero al mismo tiempo ponemos los pies sobre la tierra para que no sean solo sueños, y lo reflexionamos y lo maduramos; que tenemos que contar con alguien para algo que vamos a emprender y que consideramos importante, nos pensamos bien a quien vamos a escoger, sus posibilidades, sus valores y cualidades, aunque por supuesto dejamos siempre la libertad de decidir a quien escojamos su aceptación o no de lo que le proponemos. Las cosas nos las tomamos con la debida responsabilidad.

Hoy lo contemplamos en Jesús. Y nos dice el evangelio se que se fue al monte a orar y allí se pasó la noche en oración. Luego escogerá entre todos los discípulos que le seguían a doce a los que constituye apóstoles. Fue una decisión importante, nos lo manifiesta esa noche de oración de Jesús, de la que tanto tendríamos que aprender en nuestras decisiones. Jesús quiere contar con aquellos que llama apóstoles a los que veremos que va instruyendo de camino para la misión que les va a encomendar; el Reino anunciado por Jesús ha de continuar y en las manos de aquellos apóstoles está.

Cuenta Jesús con ellos y con su libertad; cuenta Jesús con ellos que también son humanos y tienen sus debilidades; habrá alguno que se queda en el camino porque al final le traiciona, habrán otros que siempre estarán pensando en sus sueños y ambiciones y donde Jesús continuamente estará enseñando, los llamará los hijos del trueno por esa intensidad con que viven el seguimiento de Jesús; todos con sus debilidades que cuando ven venir al lobo, como se suele decir, en el momento del prendimiento de Jesús se dispersan y le dejan solo; alguno a pesar de cuanto Jesús había confiado en él llegará a negar el conocerle, aunque siempre le había costado entender lo de la entrega de Jesús hasta la muerte. Pero Jesús sigue confiando en ellos, y a ellos se manifestará de manera especial después de su Pascua para que en verdad se sientan fortalecidos en su fe. Así luego se dispersarán por el mundo cumpliendo el mandato de Jesús de anunciar el evangelio del Reino de Dios.

Me hace pensar todo esto que venimos reflexionando en mi vida. Por una parte como hemos de enraizarnos en Jesús y en su evangelio, cómo tenemos que fortalecernos interiormente y dejarnos iluminar por la luz que nos viene del cielo ante cada una de esas decisiones que hemos de ir tomando en nuestra vida que quiere ser un camino de fidelidad. Pero también con corazón agradecido quiero ser consciente como el Señor sigue contando conmigo, con mis defectos y con mis debilidades, con lo que es mi vida unas veces turbulenta y otras veces adormecida, con sus buenos momentos de luz pero también con ese lado oscuro que todos tenemos fruto de nuestras torpezas y debilidades.

Quiero sentir que el Señor quiere seguir contando conmigo y siempre abre ante mí horizontes amplios donde poder realizar mi vida y vivir mi fidelidad con todas sus consecuencias. Muchas veces los caminos se tuercen y hay que tomar otras decisiones, que en ocasiones pueden ser hasta dolorosas, pero en nuestra fidelidad queremos seguir adelante, agradeciendo a Dios que siga contando conmigo y me vaya abriendo caminos que a veces eran insospechados para mí.

Lo pienso para mi mismo, como me hace mirar con una mirada distinta a los que están a mí alrededor o caminan conmigo, para hacerme comprensivo, para descubrir valores y aprender lecciones, para servir de apoyo y estimular también a los demás a vivir su fidelidad. El Señor sigue viniendo a nosotros para curar nuestras heridas y ponernos de nuevo en camino. Doy gracias a Dios por las posibilidades que me sigue dando.

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