martes, 27 de febrero de 2024

Hagamos las cosas como si nada hiciéramos teniendo conciencia que lo que buscamos siempre es ayudar a los demás porque es la humildad la que engrandece a la persona

 


Hagamos las cosas como si nada hiciéramos teniendo conciencia que lo que buscamos siempre es ayudar a los demás porque es la humildad la que engrandece a la persona

Isaías 1, 10. 16-20; Salmo 49; Mateo 23, 1-12

No sé si ya me habréis escuchado aquel refrán que dice que una cosa es predicar y otra dar trigo, pero es una cosa que hemos de tener muy en cuenta cuando se trata de dar un consejo, cuando pretendemos enseñar algo a los demás, o cuantas veces vamos por la vida pontificando de hombre buenos, capaces de ir de grandilocuentes por la vida, o queriendo decir cosas bonitas para los demás, pero que luego no nos las aplicamos a nosotros mismos. Y cuando os estoy diciendo todo esto, primero me lo estoy diciendo a mí que como humano puedo tener también esa tentación de vanidad.

Y es que nunca podemos pretender ir diciéndole cosas a los demás que nosotros no somos capaces de hacer. Es cierto que hasta del mayor pecador podemos aprender una lección, tener un buen aprendizaje para nuestra vida, no queriendo hacer lo malo que él hace, pero si somos capaces de tener una buena palabra para los demás con lo que tratamos de ayudar, comencemos por nosotros mismos, para que no nos quedemos en aquello que decíamos al principio de mucho predicar, pero de poco dar trigo, de poco manifestar en el fruto de nuestra vida aquella semilla que pretenderemos plantar en el corazón de los demás.

Es de lo que quiere hablarnos Jesús cuando nos previene de las actitudes y posturas de los fariseos. Ya en otra ocasión dirá que andemos con cuidado de la levadura de los fariseos. Hay levaduras que son buenas y ayudan a hacer fermentar la masa del pan, pero cuando la levadura está maleada lo que hace es estropear la masa. Y es lo que tenemos que cuidar con esas apariencias de vanidad que nos encandilen y nos confundan, esa palabrería vacía porque no es verdadero fruto de una buena semilla sembrada en el corazón y que se nos puede convertir más bien en cizaña. Y así estamos recordando el sentido de las parábolas que nos ofrece Jesús a lo largo del evangelio.

No hagáis lo que ellos hacen’, les dice Jesús. Pueden decir incluso cosas buenas y bonitas, gratas quizás de escuchar, pero que no son buena semilla sino que está maleada con las malas intenciones. Y las intenciones se manifiestan en lo que hacen; dicen, pero no hacen; imponen cargas sobre los demás, con pesadas y repetitivas normas, pero no son capaces de poner un dedo para moverlas, para ayudar; por eso no serán semilla buena.

Son otras las actitudes que hemos de tener en el corazón, son otros los valores que tenemos que desarrollar. Y nos habla Jesús de la sencillez con que hemos de obrar en la vida alejando toda sombra de vanidad, y todo el fuego del orgullo. ‘Todo lo que hacen es para que los vea la gente’, les dice. Y le menciona la floritura de sus ropajes  y de sus mantos, a los que llenan de orlas con palabras de la ley escritas, que allí parecen florituras, pero que en la práctica de la vida son terrenos estériles y baldíos incapaces de dar buenos frutos.

Búsqueda de reverencias y reconocimientos, búsquedas de títulos que nada dicen o que no merecen. Cuidado no llenemos nuestras paredes de títulos y diplomas que luego desmerecemos por el vacío de lo que hacemos o de lo que pretendemos enseñar. Que son cosas que nos siguen tentando hoy.

Nada de puestos de relumbrón donde nos puedan ver y con los que estamos buscando el halago, sino verdadero espíritu de servicio para saber poner en el último lugar, allí donde mejor podamos prestar una ayuda o tender con más facilidad la mano a los que van renqueando por la vida en sus carencias o en sus debilidades. ¿Es eso realmente lo que pretendemos hacer?

Por eso terminará diciéndonos Jesús que el que se enaltece será humillado, pero el que se humilla será enaltecido. Hagamos las cosas como si nada hiciéramos, pero teniendo conciencia que lo que buscamos siempre es ayudar a los demás, aunque tengamos que ponernos de rodillas a sus pies.


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