lunes, 23 de octubre de 2023

Hay cosas en la vida que no nos llenan la cartera de dinero pero sí el corazón de la felicidad más deseada, busquémoslas

 


Hay cosas en la vida que no nos llenan la cartera de dinero pero sí el corazón de la felicidad más deseada, busquémoslas

Romanos 4,20-25; Sal.: Lc 1,69-75; Lucas 12,13-21

El cuento de la lechera es algo que se repite más veces de lo que pensamos en nuestra vida. Todos soñamos; y todos soñamos lo que podríamos hacer si tuviéramos esto o aquello; todos soñamos cuando compramos un número de la lotería, ¡cuántas obras maravillosas haríamos! Y seguro que no seríamos egoístas solo pensando en nosotros mismos; bueno, eso es lo que pensamos, pero ahí están nuestros sueños. Sueños que nos delatan de la codicia que hay en nuestro corazón; sueños que nos delaten de donde es en el fondo en lo que estamos poniendo todas nuestras esperanzas, como si fueran las soluciones a todo lo que nos pasa en la vida, como si fuera ese el sentido que le estamos dando a la vida. ¿Y no será así?

Como le pide uno hoy en el evangelio a Jesús que medio en un conflicto que tiene con su hermano a cuenta de una herencia. No es nuevo el tema, quiero decir, que no es cosa solo de hoy, de las peleas familiares a cuenta de las herencias, porque ya vemos que en tiempos de Jesús así andaban también. Pero bueno, lo importante es el mensaje que Jesús nos quiere dejar. ‘Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes’. Bueno, nosotros nos buscaremos matizaciones con aquello de que el dinero no da la felicidad pero ayuda a conseguirla. Tendríamos que interrogarnos con esa forma de pensar.

Y Jesús nos propone una pequeña parábola. La del hombre que tuvo una gran cosecha y pensé que ya lo tenía todo resuelto para su vida. Agrandó sus graneros para tener espacio suficiente donde almacenar todo lo que había cosechado. ¿Pero eso va a aumentar un palmo el tiempo de nuestra vida? Algunas veces, reconozcamos, nos lo pensamos también. Aquel hombre murió aquella noche ¿y de qué le sirvió todo lo que había acumulado?

Como ya había dicho Jesús ‘aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes’. Tenemos que hacer una buena escala de valores en la vida. Tenemos que empezar a valorar lo que verdaderamente es importante en la vida. Y eso nos cuesta. Porque además es lo que hemos estado viendo siempre; y soñamos con tener, con poseer cosas, con llenarnos de cachivaches, y uno tiene que pensar ¿y para qué me sirve todo esto? Y al final terminamos siendo esclavos de las cosas que tenemos, que parece que sean ellas las que nos poseen a nosotros.

Hay otros valores en la vida. Hay otras cosas que nos dan más felicidad. Hay cosas que de verdad nos mantienen el corazón en paz. Hay cosas que de verdad nos hacen sentir libres y más felices. Hay cosas que realmente nos llenan por dentro. Es lo que tenemos que buscar. Son los caminos del amor, del perdón, de la entrega, de la sencillez, de la sinceridad y congruencia en la vida, de la limpieza de corazón, de la amistad con Dios y los hermanos…algo que no llena la cartera de dinero pero sí el corazón de la felicidad deseada.

¿No habremos experimentado más de una vez la satisfacción que sentimos dentro del corazón cuando somos generosos y sin que nos lo pida nadie nos desprendemos de algo para compartirlo de los demás? ¿No nos habremos sentido con gozo en el corazón cuando hemos perdido nuestro tiempo para detenernos a hablar con alguien al que veíamos solo y en la cuneta de la vida y los ojos de aquella persona se iluminaron solo con nuestra presencia a su lado? Así podríamos seguir pensando en esos pequeños detalles que nos han hecho sentir la felicidad de saber que alguien se siente más feliz con ese pequeño detalle que hemos tenido con esa persona. Seguro que todos tenemos una lista interminable de cosas de este tipo.

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