sábado, 21 de octubre de 2023

Caminemos con fe, fortalezcamos nuestro espíritu, dejémonos conducir por el Espíritu de Dios que Jesús nos ha prometido, demos la cara por nuestra fe

 


Caminemos con fe, fortalezcamos nuestro espíritu, dejémonos conducir por el Espíritu de Dios que Jesús nos ha prometido, demos la cara por nuestra fe

Romanos 4,13. 16-18; Sal 104; Lucas 12, 8-12

Dar la cara por el amigo es lo menos que se nos puede pedir. ¿Para que somos amigos, entonces? Somos amigos en las duras y en las maduras, no solo en los momentos de alegría y de fiesta cuando todo va bien, sino también cuando vengan los momentos difíciles, en las dificultades, cuando surgen los problemas, ahí está el amigo, dando la cara, prestando nuestra ayuda, no escondiéndonos y rehusando conocerle. No siempre es fácil. Algunas veces cuesta. Hay que poner algo más que una cara bonita o una sonrisa. Y no siempre lo hacemos; cuantas experiencias quizás podríamos contar de vernos solos; es duro para el que lo padece; es duro mostrarnos así con un corazón duro y uno no sabría qué pensar.

Jesús nos dice hoy que tenemos que estar de su parte; la luz no se puede ocultar, nos había dicho en otra ocasión, y si hemos encontrado la luz tenemos que hacer que brille, y que brille en nuestra vida. Es tan importante el testimonio, porque estará manifestando la congruencia de nuestra vida. Para llegar hasta el final.

Pero así como nos está diciendo que no nos podemos ocultar, que tenemos que dar testimonio, también nos está asegurando una cosa, con El nunca nos veremos solos. El es fiel. Su palabra es veraz. Nos prometerá que estará con nosotros hasta el final de los tiempos. Pero hoy nos asegura mucho más. Nosotros, si somos fieles a nuestra fe y a nuestra condición de ser sus seguidores, vamos a encontrar dificultades. Ya nos dirá que el discípulo no es mayor que su maestro, y si con el Maestro han hecho lo que han hecho, nosotros también no vamos a encontrar oposición y persecución. Nos llevarán también a los tribunales. Pero nos dice que no tengamos miedo, no nos estemos preocupando lo que hemos de decir o como hemos de defendernos, su Espíritu estará con nosotros y pondrá palabras en nuestros labios y fuerza en el corazón. No hemos de dudar de El.

Es cierto que muchas veces nos aparecen nuestras debilidades y nuestras flaquezas y habrá momentos en que nos costará mantener la fidelidad, nos asaltarán dudas y tentaciones, habrá momentos que hasta sentiremos rebelión en el alma, que no quisiéramos pasar por lo que estamos pasando, que nos parece que se nos viene el mundo abajo y no tenemos donde apoyarnos, pero de una cosa no podremos dudar nunca, de la presencia de su Espíritu que está con nosotros, aunque no siempre lo veamos claro. Por eso nos dice solemnemente hoy que el peor pecado que podemos cometer es negar al Espíritu; andaríamos ya perdidos del todo. Y El quiere estar siempre con nosotros, y ser nuestra fuerza y nuestra sabiduría.

Algunas veces nos entran muchas dudas sobre todo esto cuando contemplamos el mundo que nos rodea que parece que todo está en contra nuestra. Vemos cómo se desdibuja todo el mundo de lo religioso, cómo tantos hacen sus interpretaciones o quieren manipularlo todo desde sus explicaciones, cómo crece una sequedad espiritual en nuestro entorno porque todo se ha materializado, cómo no se terminan de entender los valores que nosotros presentamos desde el evangelio, cómo se está queriendo hacer un mundo sin Dios, donde se quiere aparcar la fe solo al ámbito de lo privado y se quieren eliminar todos los signos que nos hablen de lo espiritual, que nos hablen de Dios.

Todo eso nos duele. No sabemos muchas veces como reaccionar. Nos sentimos acobardados y tenemos la tentación de escondernos. Es en ese momento donde tenemos que hacer resplandecer y brillar toda la firmeza de nuestra fe, de nuestra confianza en Dios, de la certeza de que el Espíritu del Señor está con nosotros y El nos irá guiando en medio de esos caminos que nos parecen muchas veces de tinieblas. No nos podemos acobardar, tenemos que sentir la fortaleza del Espíritu, la sabiduría del Espíritu que nos sostiene y que nos guía.

Caminemos con fe. Fortalezcamos nuestro espíritu. Dejémonos conducir por el Espíritu de Dios que Jesús nos ha prometido. Demos la cara por nuestra fe.

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