domingo, 11 de junio de 2023

Hoy tendemos alfombras de flores al paso de Cristo Eucaristía pero es un compromiso para que también sigamos tendiendo alfombras de amor al paso de nuestros hermanos

 


Hoy tendemos alfombras de flores al paso de Cristo Eucaristía pero es un compromiso para que también sigamos tendiendo alfombras de amor al paso de nuestros hermanos

Deuteronomio 8, 2-3. 14b-16ª; Sal 147; 1Corintios 10, 16-17; Juan 6, 51-58

Hay quienes no quieren tener memoria, o hacen una memoria selectiva, pero la memoria es historia y la historia es vida, forma parte de nuestra vida, solemos decir, pero nos recuerda lo que nos ha traído hasta aquí. Y es importante, es en cierto modo nuestra sabiduría, es lo que hemos acumulado o lo que nos ha traído hasta aquí. Es necesario hacer memoria, es la vida que hoy somos, aunque muchas veces queramos arrancar páginas de esa historia, renegar de esa historia, pero son también los pilares sobre los que está construido nuestro hoy.

Con esta reflexión que me estoy haciendo pienso en muchas cosas incluso que en nuestra sociedad hoy estamos viviendo, donde encontramos también esas incongruencias, esas idas y venidas, esas ignorancias que nos pueden llevar a negaciones o esas recreaciones de la historia a nuestra imagen y semejanza, a nuestra manera. Así no sabemos muchas veces ni por donde andamos ni a donde queremos ir.

Me estoy haciendo esta reflexión con la que queremos, por supuesto, ir más allá, en esta hermosa fiesta que hoy celebramos, y desde lo que hemos escuchado en la Palabra de Dios que se nos proclama en este domingo. Ya Moisés invita al pueblo que ha peregrinado por el desierto y está ya a punto de entrar en la tierra prometida a recordar su historia. Aquella historia que aun están construyendo en su camino hacia la libertad de la tierra prometida con lo que ha significado su caminar por el desierto, pero recordando los tiempos de esclavitud que vivieron en Egipto y de los que los liberó el Señor.

Pero les invita a recordar que en aquellos tiempos no menos duros del desierto pudieron comer el maná, que llamaban pan del cielo, para poder seguir haciendo su camino. No volverán a comerlo tan pronto entren en la tierra prometida, pero siempre han de recordarlo, porque es recordar la acción de Dios en sus vidas y en su historia.

Lo mismo nos dirá Jesús y más tarde nos recordará san Pablo. ‘Haced esto en memoria mía’, les dirá Jesús en la cena, nos dirá Jesús en la cena pascual, cuando nos dé aquel nuevo pan que es su carne, que es su vida. San Pablo nos dirá que cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz estaremos anunciando – recordando pero anunciando al mismo tiempo -, la muerte del Señor hasta que vuelva.

Es el Pan de vida que da la vida al mundo; es el Pan de vida que quien lo coma resucitará en el último día; es el Pan de vida que quien lo coma tendrá vida para siempre; es el Pan de vida que cuando lo comamos no vamos a vivir por nosotros mismos sino que será ya para siempre Cristo quien viva en mí; es el Pan de vida, prenda de vida futura y anuncio de resurrección; es el Pan de vida que nos hace vivir la Pascua y que nos llena de salvación.

Decíamos antes que tenemos que hacer memoria, porque en el recuerdo de esa historia está el fundamento, son los cimientos, de lo que hoy nos toca vivir. Hacemos memoria nosotros y lo hacemos tal como nos lo dijo el Señor. Nos habló del pan de vida allá en la Sinagoga de Cafarnaún y en la cena pascual cuando les reparte el pan les dice que eso es su cuerpo entregado; y nosotros repetimos los gestos y las palabras de Jesús porque cuando nos reunimos como familia y comunidad creyente en Jesús, recordamos a Jesús, hacemos presente a Jesús, sentimos de nuevo vibrar en nosotros la vida de Jesús.

No podemos dejar de hacer memoria, de celebrar el memorial del Señor, de reunirnos para celebrar la Eucaristía, porque nuestro camino no sería camino, nuestra vida no sería vida, nuestra fe se anularía y se perdería y no podríamos estar viviendo la salvación de Dios. Por eso un cristiano sin Eucaristía es un cristiano sin sentido, porque terminaríamos siendo un cristiano sin Cristo.

Qué importante es para nosotros, qué necesario para que haya una verdadera vida cristiana. Llenando la vida de Eucaristía estaremos llenando la vida de Cristo. No podemos arrancar esa página de nuestra vida, no podemos prescindir del recuerdo y de la vivencia de Cristo para que lleguemos a vivir en plenitud ese sentido de la vida que en Cristo encontramos.

Hoy es un día especial para los cristianos en esta fiesta de la Eucaristía que hoy celebramos. Queremos salir a nuestras calles con el Sacramento de la Eucaristía en medio de nosotros, porque necesitamos tener la valentía de aprender a salir a la calle al encuentro del Sacramento de Cristo que son nuestros hermanos.

Hoy tendemos alfombras de flores al paso de Cristo Eucaristía pero es un compromiso para que también sigamos tendiendo alfombras de amor al paso de nuestros hermanos.


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