miércoles, 5 de abril de 2023

Estamos en los momentos de los preparativos últimos y es necesario que terminemos de decidirnos a dar el paso que necesitamos para que haya pascua en nosotros

 


Estamos en los momentos de los preparativos últimos y es necesario que terminemos de decidirnos a dar el paso que necesitamos para que haya pascua en nosotros

Isaías 50, 4-9ª; Sal 68; Mateo 26, 14-25

Cuando llegan los momentos previos a un acontecimiento importante vienen las carreras y las prisas por tenerlo todo preparado; normalmente con antelación suficiente se tiene previsto todo lo que ha de suceder y todo lo que ha de hacerse, pero quizá no siempre somos lo suficientemente previsores y las cosas se nos agolpan en el ultimo momento.

¿Nos encontraremos nosotros en un momento así? Antes de respondernos vamos a fijarnos en lo que nos ofrece el evangelio de la liturgia de este día. Son los preparativos de la pascua, de aquella pascua tan especial que en aquel momento se había de vivir. Eran los preparativos de donde había de celebrarse aquella cena pascual; Jesús y los discípulos realmente no tenían un lugar propio en Jerusalén, puesto que ellos realmente venían de Galilea; pero eran también la situación de tantos peregrinos que aquellos días habían subido a Jerusalén para la fiesta de la pascua, quizá tendríamos que valorar la generosidad de las gentes de Jerusalén que ofrecían sus hogares a los peregrinos facilitando así la cena pascual para todos. Es por donde van los discípulos cuando le preguntan a Jesús dónde quiere que le preparen la celebración de la cena pascual. Ya escuchamos en el evangelio los detalles.

Pero hay más preparativos para aquella pascua, pues uno de los doce ha actuado por su cuenta - ¿insatisfecho quizá por los caminos que tomaban los anuncios del Reino que Jesús venía haciendo? -, y por su cuenta se ha presentado a las autoridades del pueblo para ofrecerse para que pudieran conseguir lo que tanto anhelaban, quitarse de en medio a Jesús. ‘¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?’ Ya sabemos cómo se desarrollaron los acontecimientos. Pero aquello hemos de reconocer que fue también preparativo para la pascua.

Sentados ya a la mesa para la Pascua Jesús desvela lo que está sucediendo, aunque, aún con el asombro, los discípulos no terminan de entender. En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar’. Todos se preguntan, ‘¿soy yo acaso, Señor?’ Momentos duros y difíciles. Uno de los que está sentado a la mesa, mojando en el mismo plato que Jesús lo va a entregar. ‘El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!, ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!’ Y ya sabemos cómo se siguieron desarrollando los acontecimientos.

Volvamos a la pregunta que nos hacíamos donde realmente nosotros también nos vemos implicados en la preparación de esta Pascua. En esas andamos y ya sabemos de las carreras y de los trabajos extraordinarios que estos días se realizan en nuestras Iglesias y parroquias. Cuántas cosas hay que preparar. Pero ¿cuáles son las realmente importantes? Porque también tendríamos que preguntarnos no tanto dónde sino cómo quiere Jesús que nos preparemos para esta Pascua.

Todos nosotros de alguna manera hemos venido repitiendo en nuestra vida esto mismo que hoy se nos narra en el evangelio. Nos quedamos quizás muchas veces en esos preparativos materiales – recuerdo cómo nuestras madres nos preparaban ropas nuevas para la semana santa – pero también todos hemos puesto nuestra mano en todo lo que ha llevado a la muerte de Jesús. ¿Como Judas que lo traicionó y lo vendió por unas monedas?, ¿como Pedro que negó conocer a Jesús cuando se vio comprometido con las afirmaciones y preguntas de los que estaban allí en el patio alrededor del fuego?

Aquí tenemos que mirar nuestra vida, con nuestros entusiasmos y con nuestras flaquezas, con nuestros momentos de fervor y nuestros decaimientos y desilusiones, con nuestras promesas de buenas palabras pero con la inconstancia del que pronto se cansa y quiere buscar otras soluciones… en muchas cosas tendríamos que pensar porque es por nosotros por quienes Jesús se va a entregar, va a derramar su sangre, va a llegar a lo alto de la cruz. Sí, tendremos que mirar a lo alto de la cruz, porque allí lo hemos puesto, allí lo hemos llevado, pero sabiendo que ha sido levantado en lo alto para que alcancemos la salvación.

Miramos lo que ha sido nuestro pasado que nos ha conducido hasta aquí, como ha conducido a Jesús hasta la cruz, pero miramos lo que ahora hacemos, lo que ahora tenemos que hacer, cómo vamos a celebrar la cena pascual, cómo vamos a vivir la Pascua. Estamos en los momentos de los preparativos últimos y es necesario que terminemos de decidirnos a dar el paso que necesitamos. Para que haya Pascua y pueda haber vida nueva en nosotros. ¿Qué estamos dispuestos a hacer?

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