jueves, 20 de abril de 2023

Escuchemos a Jesús dejándonos empapar por su Evangelio, es buena nueva de vida, es buena nueva que nos llena de luz, es buena nueva que nos trae la sabiduría de Dios

 


Escuchemos a Jesús dejándonos empapar por su Evangelio, es buena nueva de vida, es buena nueva que nos llena de luz, es buena nueva que nos trae la sabiduría de Dios

Hechos de los apóstoles 5, 27-33; Sal 33; Juan 3, 31-36

Se supone que hablamos de lo que sabemos; lo que sale por nuestros labios, y estamos haciendo referencia a nuestras palabras, es lo que llevamos dentro, lo que son nuestros pensamientos, que pueden ser nuestros deseos, que pueden ser nuestras experiencias, que puede ser la reflexión que nos hacemos sobre la vida, que puede ser lo que hondamente hayamos rumiado, pensado y reflexionado en nuestro interior; podemos incluso equivocarnos, pero es la sinceridad, o debe ser, de nuestro pensamiento; no hemos incluso de tener miedo de equivocarnos mientras haya una búsqueda sincera, que nos lleve a aceptar la verdad que podamos encontrar en lo que nos ofrecen.

Ya sabemos que hay personas que hablan y hablan y no saben de lo que hablan, están vacíos, pero de todo quieren saber; no reflexionan  hondamente pero de todo quieren opinar y en muchas ocasiones incluso pontificar dándoselas de sabios, pero donde se nota pronto el vacío que llevan dentro. Algo que tenemos que cuidar, algo de lo que también hemos de precavernos para no caer en esas redes ilusorias que nada dicen, nada nos pueden ofrecer.

¿A quien escuchamos? ¿Qué es lo que muchas veces se nos ofrece en nuestro entorno? Da gusto escuchar palabras sabias, palabras que te hacen pensar y reflexionar, palabras que te enriquecen, palabras quizás que te plantean interrogantes no para desorientarte sino para ayudarte a encontrar la verdad, palabras que se te ofrecen con sencillez, pero que van dando lustre a tu espíritu porque le dan hondura a tu vida. No es fácil en ocasiones encontrarlas, porque muchas veces encontramos vacío.

 Palabras que también tenemos que discernir para en medio de la arena encontrar la piedra preciosa. Sin confundirnos, con paciencia y con humildad, poniendo en juego toda nuestra inteligencia para dejar a un lado la escoria. Y eso cuesta, nos exige también esfuerzo, voluntad, constancia, perseverancia.

En Jesús encontramos esa fuente de sabiduría. Cuando decimos que creemos en El es porque en El hemos encontrado esa verdad que nos da vida, nos pone en camino de verdadera plenitud, nos llena de la sabiduría de Dios. Como nos dice hoy en el Evangelio ‘el que viene de lo alto está por encima de todos, el que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra el que viene del cielo está por encima de todos, de lo que ha visto y ha oído da testimonio…’

Ya nos lo repite muchas veces que El viene de Dios y nos viene a trasmitir la sabiduría de Dios. Por algo desde el principio del evangelio de san Juan se nos dice que es la Palabra, que estaba en Dios, que viene de Dios, y que viene como luz y como vida para el mundo. Es la Palabra que ha plantado su tienda entre nosotros. Es la Palabra que tenemos que escuchar y plantar en nuestro corazón. Es la Palabra que nos da vida y nos llena de salvación. Aunque a veces no queremos escucharla, a veces nos cuesta escucharla, porque son muchos los ecos de palabras vacías que resuenan a nuestro alrededor y nos ensordecen.

Hoy nos dice que ‘el que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida’. Y concluye diciéndonos que ‘el que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él’

Escuchemos pues a Jesús, dejémonos empapar por su Evangelio. Es buena nueva de vida, es buena nueva que nos llena de luz, es buena nueva que nos trae la sabiduría de Dios. Es quien va a dar verdadero hondura a nuestra vida, verdadero sentido y valor a nuestra existencia.

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