lunes, 13 de marzo de 2023

Siempre por delante la disposición humilde de la fe, los que confían y se sienten pobres y no saben de autosuficiencias, son los que abren su corazón a Dios

 


Siempre por delante la disposición humilde de la fe, los que confían y se sienten pobres y no saben de autosuficiencias, son los que abren su corazón a Dios

2Reyes 5, 1-15ª; Sal 41; Lucas 4, 24-30

¿Por qué seremos tan vanidosos y orgullosos incluso cuando aquello que vamos a recibir es como regalo? ‘Mira tú lo que me van a regalar’, de alguna manera decimos incluso despectivamente cuando nos parece pequeño e insuficiente para nuestra, digamos, dignidad aquello que nos van a regalar. Somos amigos de cosas portentosas, grandiosas; no terminamos de aprender la grandeza de lo pequeño y de lo sencillo.

Fue la reacción de Naamán el sirio cuando vino de Siria a Israel para que el profeta le curase de su lepra. Ya venía él cargado de joyas y preciosos regalos poco menos que para congraciarse o ganarse la voluntad del rey de Israel; pero lo envían a un profeta que por allá anda medio perdido y que ni siquiera se digna salir a recibirlo; para colmo no realiza aquellos gestos espectaculares que él esperaba sino que lo envía a lavarse en aquel pobre río del Jordán cuando tan hermosos ríos tenía en su tierra. Despechado se quiere marchar aunque le convencen sus servidores. Todo un mensaje, todo un testimonio para nuestras vanidades que también queremos ganarnos y de qué manera los favores, pero que esperamos también cosas especiales para nosotros.

Pero este testimonio le sirvió a Jesús para que las gentes de su pueblo de Nazaret también pudieran comenzar a entender lo que en verdad tenía que significar la presencia de Jesús. Habían esperado que Jesús realizara en su pueblo grandes milagros y así su pueblo también ganaría fama de ser la patria del nuevo profeta.

Se habían sentido orgullosos de Jesús cuando le vieron proclamar la lectura en la sinagoga, pero aquel orgullo les había llevado a acabar mal. Jesús no realizaba allí los milagros que ellos esperaban, pronto se pusieron en su contra, y empezaron a sacar cosas como sucede en todos los pueblos pequeños, que si era el hijo del carpintero, que por allí aun andaban sus parientes, que de donde sacaba aquella sabiduría y aquellas doctrinas, su corazón se iba cerrando más y más al camino de la fe en Jesús.

Jesús les recuerda que muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo y solo fue curado un pagano, un gentil, Naamán el sirio, aunque ya hemos visto también las circunstancias de lo sucedido. Por eso les recuerda Jesús lo mismo que ya estaba sucediendo, un profeta nunca es bien mirado en su tierra. Si su comportamiento, por así decirlo, es actuar con autenticidad en su misión profética, su manera de actuar no era la de ir haciendo milagros como quien reparte regalos.

El profeta es un hombre de Dios, un testigo de Dios que nos tiene que llevar a un verdadero encuentro con Dios. Y para eso tenemos que despojarnos de nuestros orgullos y vanidades. Otro es el camino, otros serán los que recibirán la revelación de Dios. ‘Te doy gracias Padre porque has revelado tu misterio no a los sabios y entendidos sino a los pequeños y a los sencillos’, dirá Jesús en otra ocasión.

Siempre tiene que estar por delante la disposición humilde de la fe; son los que confían, son los que se sienten pobres y no saben de autosuficiencias, los que de verdad abren su corazón a Dios. Son los que enraízan sus raíces y sus vidas en las aguas vivas de la misericordia y del amor, son los que no llenan de vanidad su corazón los que de verdad están abiertos a Dios. ‘Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios’, nos dirá Jesús en las bienaventuranzas.

Aquel día en Nazaret no era eso lo más destacable, por eso llegarán al rechazo y a la violencia; se sentían defraudados en su corazón porque no habían puesto su confianza en el Señor sino en ellos mismos porque eran los de Nazaret, donde había nacido y criado el nuevo profeta. Sus caminos cambian y se tuercen, porque sus ojos están cerrados a la verdadera luz que quería brillar en aquellas tinieblas, pero las tinieblas lo rechazaron.

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