miércoles, 22 de marzo de 2023

Podemos contemplar señales a nuestro lado de que el Reino de Dios se hace realidad y ahí encontramos los mayores motivos para creer en Jesús

 

Podemos contemplar señales a nuestro lado de que el Reino de Dios se hace realidad y ahí encontramos los mayores motivos para creer en Jesús

Isaías 49,8-15; Salmo 144; Juan 5, 17-30

¿Creemos o no creemos? ¿Dónde están o hasta donde llegan los grados de confianza para llegar a creer en algo o en alguien?  ¿No creemos porque no ponemos confianza en quien nos está trasmitiendo algo? Lo de creer o no creer es algo que está muy relacionado con lo que hacemos o lo que vivimos en la vida, en nuestra relación con los demás, más allá incluso del ámbito religioso al que muchas veces reducimos el ámbito de la fe. De alguna manera está todo interrelacionado. Muy relacionado con las actitudes o posturas que llevamos en nuestro propio interior también en lo que son nuestras relaciones con los demás. ¿Creemos a cualquiera que venga a decirnos, contarnos, transmitirnos algo que quizá no sabíamos o que puede resultar una novedad para nosotros?

De alguna manera podemos decir que así andaban los judíos del tiempo de Jesús ante lo que Jesús les proponía o les quería trasmitir. ¿Qué razones podían tener para aceptar las palabras de Jesús, lo que Jesús les decía, les anunciaba o quería transmitirles? No nos extrañe, pues, que en muchas ocasiones le pidan señales que vengan a confirmar la veracidad de su palabra, por qué tenían que creer en El. Un poco pudiera parecer que todo se reducía a pedir unos milagros, pero creo que era algo más lo que estaban pidiendo para creer en Jesús.

Anunciar y prometer es muy fácil, pero que esos anuncios se hagan realidad ya es otra cosa. Creo que estamos cansados de cosas así en los políticos de todos los tiempos y es lo que nos sigue sucediendo hoy. Palabras y palabras de las que al final terminamos cansados y hastiados, porque no vemos los cumplimientos. No queremos estar mirando ahora a Jesús como un político de los de turno que hoy nos encontramos, pero el ejemplo de lo que nos sucede hoy, es la postura o la actitud que podamos tener incluso en este ámbito de la fe, ya en referencia a Jesús.

Hasta ahora Jesús ha venido anunciando el Reino de Dios que llega y nos ha ido dando en sus palabras, en sus gestos, en su mismo forma de vivir, en sus parábolas y hasta con los signos de los milagros de cómo ese Reino de Dios se va haciendo presente. Van a llegar momentos duros y difíciles, porque serán muchos, sobre todo desde el ámbito de los dirigentes, los que se oponen a Jesús y hasta querrán quitarlo de en medio. Ahora las palabras de Jesús de alguna manera se hacen más solemnes y aparecerán diatribas fuertes con aquellos que no quieren aceptarle. Es lo que vamos a ir escuchando en el relato de los evangelios en las próximas semanas hasta que lleguemos a la semana de la pasión.

Y Jesús a aquellos que más cerca están de El les invita poner toda su confianza en El, aunque ahora los momentos sean duros y difíciles. La confianza como camino de la fe, como camino para creer en El y en El tener vida eterna. Es de lo que hoy nos está hablando. Si en verdad hemos ido siguiendo los pasos del evangelio que nos ha ido transmitiendo esa buena nueva de Jesús podremos haber ido encontrando esos motivos para creer en El, esas señales que El nos ha ido dejando para que en El pongamos nuestra fe.

Y es que si sabemos mirar con toda atención lo que Jesús ha ido haciendo y nos ha ido diciendo podremos haber estado viendo que no son solo palabras, esas palabras como decíamos antes que nos aburren y nos cansan, hemos estado viendo las señales de que ese reino de Dios es posible. Es posible cuando abrimos el corazón, es posible cuando nos dejamos conducir por el amor, es posible cuando de verdad buscamos y luchamos por la paz, es posible cuando contemplamos la generosidad de los que se dan, de los que ayudan, de los que ponen su brazo para que otros se apoyen, de los que son capaces de cargar con el enfermo para llevarlo ante Jesús.

Eso lo vemos en el evangelio. Pero eso lo podemos ir viendo también en la vida de tantos que nos rodean y que por ese amor y esa fidelidad a Jesús, por esa fe que tienen en Jesús, son capaces también de gastar sus vidas por los demás, y se sacrifican, y comparten, y se despojan de todo para vestir al necesitado. Cuántas señales del Reino de Dios podemos contemplar a nuestro lado. Necesitamos abrir los ojos. Necesitamos ser sensibles a lo que otros realizan y valorarlo, y estaremos viendo las señales del Reino de Dios que ya no son solo palabras, sino que lo estaremos palpando en la vida de tantos.

¿Tenemos razones para creer en Jesús? Creo que sí y muchas. Abramos los ojos de manera nueva, pongamos sensibilidad en nuestro espíritu y contemplaremos esas maravillas de Dios.

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