lunes, 20 de febrero de 2023

Creo, pero ayuda mi falta de fe, suplicamos, necesitamos que crezca nuestra fe porque dudamos y nos llenamos de miedos, porque sentimos nuestra debilidad

 


Creo, pero ayuda mi falta de fe, suplicamos, necesitamos que crezca nuestra fe porque dudamos y nos llenamos de miedos, porque sentimos nuestra debilidad

Eclesiástico 1,1-10b; Sal 92; Marcos 9, 14-29

A veces nos sucede y no sabemos explicarnos por qué; algo que podíamos hacer, en otras ocasiones lo habíamos hecho, ahora nos sentimos incapaces, inútiles, impotentes pero no hay manera de sacarlo adelante. Lo intentamos una y otra vez, pero parece que nos cegamos y no vemos el camino, no somos capaces, de alguna manera nos sentimos fracasados, porque era algo que realmente podíamos hacer.

Ya se trate de nuestros trabajos, incluso entre las cosas que hacemos habitualmente, ya sea de soluciones que tenemos que dar a cosas que se nos plantean, pero que no vemos el camino para encontrar solución, ya sea en nuestra lucha personal de cada día por superarnos, por ir creciendo y madurando en la vida, que nos parece que cada vez somos más niños, más infantiles, que nos sentimos sin fuerza, que no sabemos cómo seguir adelante. Son muchos los aspectos de la vida en los que nos podemos ver envueltos en situaciones de impotencia y de incapacidad. ¿Por qué nos pasa eso? ¿Por qué no sabemos dar esos pasos que nos faltan para la solución de esos problemas?

En esas andaban en el grupo de los que habían quedado al pie de la montaña, que conocemos del Tabor; a la vuelta de Jesús con los tres discípulos que le acompañaron y fueron testigos de cosas maravillosas, se encontraron un gran revuelo entre los discípulos que habían quedado y la gente. Había venido un hombre con su hijo enfermo, poseído por un mal muy tremendo, porque en sus convulsiones incluso se ponía en peligro su vida, querían que lo curaran pero eran incapaces. Ya un día Jesús les había enviado y dado poder sobre los espíritus inmundos, y a la vuelta de su misión contaban a Jesús todo lo que habían hecho. Ahora se sienten unos fracasados, no han podido. Como nos sucede a nosotros tantas veces que podríamos hacer el bien, pero somos incapaces de salir de una inmovilidad que se apodera de nosotros y nos vuelve pasivos, incapaces de hacer lo mejor que Jesús nos ha enseñado.

Hasta Jesús llega aquel hombre en su angustia suplicando. ‘Si algo puedes, ten compasión y ayúdanos’, le dice a Jesús mientras le cuenta cuánto le ha sucedido a su hijo. ‘¿Si puedo? Todo es posible para el que tiene fe’, es la respuesta de Jesús. El camino para ver las maravillas de Dios; la humildad de un corazón lleno de abre el corazón de Dios para que se desborde sobre nosotros su gracia, su salvación. Si no tenemos fe, si no nos sentimos humildes impotentes por nosotros mismos pero con la confianza puesta totalmente en el Señor ¿cómo podremos creer que se realizará aquello que pedimos?

Mas tarde los discípulos que no pudieron le preguntaran a Jesús por qué ellos no pudieron realizar lo que le pedían. ¿Tenían confianza en sí mismos para creer que en ellos estaba ese don del Señor? era necesario vaciarse, apartar orgullos, dejar a un lado las autosuficiencias, sé capaz de humillarse para reconocer su pequeñez. Jesús les hablará de que era necesario más fe, más oración, más penitencia. La humildad nos hace verdaderamente penitentes, porque nos damos cuenta que el poder no está en nosotros sino en Dios que se hace presente junto a nosotros. Y eso en todos los caminos de la vida.

‘¿No te he dicho que basta que tengas fe?’ viene a decirle Jesús a aquel hombre, como un día le había dicho a Jairo, como la pedía en todos aquellos que venían a suplicarle en sus necesidades. ‘Creo, pero ayuda mi falta de fe’, seguirá suplicando aquel hombre. Necesitamos que crezca nuestra fe, porque también dudamos, también nos llenamos de miedos tantas veces, porque nos escondemos y no damos la cara aunque sintamos nuestra debilidad, porque nos sentimos tan pecadores que no nos creemos dignos ni merecedores de que el Señor responda a nuestras súplicas.


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