miércoles, 18 de enero de 2023

No perdamos las oportunidades que tengamos de dar testimonio y hacer el bien en nombre de esas ‘prudencias políticas’ que tantas veces nos acobardan

 


No perdamos las oportunidades que tengamos de dar testimonio y hacer el bien en nombre de esas ‘prudencias políticas’ que tantas veces nos acobardan

Hebreos 7,1-3.15-17; Sal 109; Marcos 3,1-6

¿Conviene o no conviene este momento? ¿Será ahora el momento propicio o mejor esperar? Preguntas así nos hacemos muchas veces desde nuestras prudencias humanas. ¿Será o no políticamente correcto? Se preguntan incluso los políticos atendiendo a sus posibilidades de poder, y así andan hasta con sus asesores de todo tipo para que saber cuando hay que decir una cosa o es mejor callar hasta que sea el momento más oportuno y nos pueda traer unos rendimientos. No es solo en la vida política, sino que en otros muchos aspectos de la vida social también andamos con esas prudencias en nuestro actuar. ¿Y no andaremos así hasta en nuestra vida cristiana o en el hacer incluso de la Iglesia? Asesores tendríamos que tener para todo que nos estudien el panorama para nuestras prudencias pastorales.

¿Se estaría preguntando algo semejante Jesús en aquella ocasión en que fue un sábado a la sinagoga? Sabía que estaban al acecho a ver cómo encontraban algo para ir a la contra; estamos en el capitulo 3 del evangelio de Marcos y ya nos está hablando de los que estaban en contra de Jesús. Por allí sabía Jesús que había un hombre enfermo, con la mano seca o algo así como una parálisis, podría tener Jesús la oportunidad de curar a aquel hombre para dar una señal mal del Reino de Dios que estaba anunciando; incluso aquel hombre viendo la tensión que había quizás quisiera pasar desapercibido para no meterse en la boca del lobo, a pesar de los deseos que tuviera de verse curado de su enfermedad. ¿Convendría hacerlo aparecer y realizar el milagro? ¿Dónde están los asesores de imagen de Jesús?

Estamos haciendo referencias a nuestras ‘prudencias’, palabra que quizás en este caso tendríamos que poner entre comillas. ¿Pero cuál era el actuar de Jesús? ¿Habría algo que lo detuviera o alejara del cumplimiento de su misión? Creo que mucho nos puede decir este evangelio para muchas actitudes cobardes que tenemos en la vida. Porque esas prudencias algunas veces son cobardías, tener miedo a dar la cara, decir con claridad lo que tenemos que decir, dar testimonio sin miedo a la oposición que pudiéramos encontrar, manifestarnos aunque nos digan que es políticamente incorrecto eso que estamos haciendo porque va en contra de todo lo que se hace en nuestro entorno.

Mucho tendría que hacernos reflexionar este evangelio para revisar muchas de nuestras posturas, de nuestros miedos y cobardías, de esa falta de arrojo que estamos manifestando los cristianos hoy en medio del mundo. No olvidemos que los cristianos con el testimonio de nuestra fe, que la Iglesia con la misión que tiene que realizar en medio del mundo tiene que ser luz y esperanza para ese mundo que nos rodea, porque los gozos y las tristezas, como nos decía el concilio Vaticano II que algunas veces olvidamos, todo lo que es la vida del mundo que nos rodea son nuestros gozos y tristezas, y ahí tenemos que manifestar nuestra luz.

La tensión se palpaba en aquellos momentos de los que nos está hablando el evangelio hoy. Incluso al final del evangelio no se hace mucha alusión de la admiración que la gente manifestó ante lo que había hecho Jesús, sino que más bien se hace hincapié que los fariseos se unieron a los herodianos para ver el modo de cómo acabar con Jesús.

¿Qué está permitido y que no se puede hacer un sábado? Es la pregunta que les hace Jesús, cogiendo el toro por los cuernos como se suele decir. ¿Salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir? Nuestra misión es la vida, por la vida tenemos que apostar aunque a nosotros nos cueste la vida, como le sucedió a Jesús. Jesús, nos dice el evangelista, estaba dolido en su corazón por aquella cerrazón, por aquellas actitudes negativas que muchos tenían.

Yo me pregunto, ¿estará dolido Jesús en su corazón por tantas cobardías mías a la hora de dar testimonio? No voy a echar en cara a los demás sino que me voy a mirar a mí mismo. Cuántas cosas buenas habré dejado de hacer por esa prudencia política que mantenemos tantas veces. Oportunidades perdidas de hacer el bien, de dar testimonio, de proclamar valientemente nuestra fe.

 

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