miércoles, 4 de mayo de 2022

Jesús nos habla de una presencia nueva de amor porque amarle es como comerle y comerle es hacerse uno con El y así se hace pan de vida para nosotros

 


Jesús nos habla de una presencia nueva  de amor porque amarle es como comerle y comerle es hacerse uno con El y así se hace pan de vida para nosotros

Hechos de los apóstoles 8, 1b-8; Sal 65; Juan 6, 35-40

Bien sabemos que el amor pide presencia. Cuando amamos queremos estar junto a la persona amada, no soportamos su ausencia, buscamos todos los modos posibles por estar junto a la persona que amamos; a los amigos les gusta estar juntos, los enamorados buscan el encuentro, la familia que se quiere permanece siempre unida y desea encontrarse cuando por circunstancias de la vida tenemos que ausentarnos. Es esa presencia física que hace crecer la amistad y el amor.

Hoy que tenemos posibilidades de establecer relaciones con personas que físicamente están distantes pero que por los medios sociales de que disponemos podemos conocernos y establecer amistad, vemos como pronto surge el deseo del encuentro, de poder estar físicamente junto al amigo que hemos conocido y comenzado a apreciar.

¿Será así el amor de Dios? ¿Será así como nosotros deseamos vivir la presencia de Dios? ¿Será así en verdad el amor que nosotros tenemos a Jesús en quien no solo decimos que creemos sino que lo amamos porque sentimos profundamente el amor que El nos tiene?

Vemos el recorrido del evangelio como se va estableciendo esa relación de los discípulos con Jesús. Recordamos cómo Pedro diría que nada le separaría de Jesús porque incluso estaría dispuesto a dar la vida por El. Recordamos el bajón que significó para ellos la ausencia de Jesús con su muerte en la cruz porque aún no habían terminado de comprender las palabras de Jesús. Vemos cómo siempre quieren estar con El, y aquellas multitudes que le seguían, porque comenzaban a sentir algo en sus corazones se apretujan contra Jesús porque quieren estar con El.

Y Jesús nos hablará de esa presencia nueva que podemos sentir porque amarle es como comerle y comerle es hacerse uno con El. Quien le ama de verdad se va a sentir tan unido a Jesús que es como tener su misma vida. Por eso hoy le escuchamos decir que El es el Pan de vida y que quien le coma no sabrá lo que es morir para siempre. 

Podríamos decir que la Eucaristía es la invención del amor. Porque Jesús nos ama y también quiere estar con nosotros y que nosotros no nos separemos de El; quiere hacerse vida nuestra, quiere entonces que le comamos, quiere ser para nosotros alimento, pan de vida. Es de lo que nos está hablando hoy Jesús.

Hemos ido entrando en esa dinámica del amor en la medida en que le hemos ido conociendo; al escuchar su Palabra queremos hacernos una vida con El, porque todo ese sentido nuevo de vida que nos está transmitiendo queremos vivirlo; queremos vivir en su amor, queremos hacernos uno con El. Todo porque nos hemos sentido transformados por su amor.

Si no fuera así no tendría sentido, si no fuera así, todo se quedaría en un rito que no nos da vida. No podemos convertir la Eucaristía en un rito, la Eucaristía tiene que ser llenarnos de su amor, empaparnos de su amor, hacernos uno con El desde ese amor que vivimos. Queremos estar con Jesús, no queremos apartarnos de El.

Pero no es solo algo que nosotros queramos o deseemos, es lo que Cristo quiere para nosotros, lo que Jesús nos regala, lo que Jesús nos ofrece. Se hace para nosotros pan de vida eterna, de vida para siempre. ‘Yo lo resucitaré en el último día’, nos dice. Y es que bien sabemos que el amor llena de plenitud la vida. Cómo se sienten los que se aman, cómo se sienten los enamorados.

El que no ama se siente vacío, no ha encontrado ni un sentido ni un valor para la vida. Van como muertos por la vida. Lo contemplamos demasiado a nuestro alrededor aunque ahora se hable tanto del amor; y es que muchas veces ese amor que se dice que viven no es amor verdadero sino que es buscarse a sí mismo y no se dan, no se entregan; y aunque dicen que aman, solamente es la pasión lo que los domina y una búsqueda de si mismos y así van como muertos por la vida. Hay demasiada muerte, porque muchas veces hay poco amor.

No es así cómo quiere Jesús que nosotros vivamos, sino que caminemos caminos de plenitud en el amor. Por eso nos dirá que cuando le comemos porque lo amamos y amamos como El nos enseña, El nos dará vida para siempre, no podremos nunca apartarnos de su amor. Por eso se hace pan de vida y nos llevará por caminos de resurrección.

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