jueves, 3 de marzo de 2022

Interrogantes que se nos plantean, caminos que se abren en la vida ante nosotros, buscamos esa luz que nos de verdadera sabiduría y plenitud a nuestro existir

 


Interrogantes que se nos plantean, caminos que se abren en la vida ante nosotros, buscamos esa luz que nos de verdadera sabiduría y plenitud a nuestro existir

Deuteronomio 30, 15-20; Sal 1; Lucas 9, 22-25

¿Qué metas tenemos en la vida? ¿Hacia donde vamos? ¿Qué buscamos? ¿Por qué y para qué vivimos? Preguntas a las que tenemos que dar una respuesta personal. Porque es mi vida, es mi vivir. Pero preguntas que pueden encontrar muchas respuestas distintas.

Pero ¿qué responderíamos de una forma personal nosotros? Algunas veces nos quedamos callados, porque son respuestas que comprometen. Es el compromiso de la vida, es el sentido de la vida, es lo que traza mi camino. Cuidado que si no damos respuestas es porque andemos desorientados, vayamos tanteando a ver lo que sale, o vayamos dando palos de ciego. ¿No crees que sería triste vivir así? Ahí tenemos que encontrar nuestra verdadera sabiduría. No es cuestión de copiar, cortar y pegar lo que otros dicen o lo que otros hacen. Mirando a los otros puede ser que se nos produzcan interrogantes en nuestro interior, mirando a los otros quizás podemos encontrar ayuda, pero es un camino que personalmente tenemos que hacer, unas repuestas que personalmente tenemos que dar.

Queremos vivir, decimos, y parece que con eso está todo dicho, pero cuando solamente decimos eso, algo quizás nos está fallando por dentro. Quizás aún no hemos encontrado esa verdadera sabiduría de nuestra vida. Será momento para detenerse, para reflexionar hondo, para buscar con ahínco, para encontrar esa luz.

Cuando estamos aun iniciando este camino cuaresmal nos hacemos estas preguntas. Queremos saber a donde queremos ir. Queremos saber, es cierto, cual es ese camino de cuaresma que estamos iniciando, pero tenemos que saber ir a lo más hondo. No es decir, bueno, como el año pasado, vamos haciendo la cuaresma y luego viene la Semana Santa  y terminamos en la Pascua. No es solo como el año pasado, es hora de seriedad y del momento presente, porque ahora las circunstancias pueden ser distintas, otros son los problemas de la vida y del mundo con los que nos vamos a encontrar, y la vida no es una simple repetición, sino que hemos de darle intensidad a cada momento. Bien distintos son los problemas que nos toca vivir este año.

‘Mira: hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal’ le decía Moisés al pueblo de parte de Dios. Habían de hacer la elección. Ante nosotros están también esos caminos. Pero tenemos que entender lo que es la vida, porque no es pensar solo en nosotros mismos, no es solo disfrutar de la manera que sea, no es simplemente dejarnos llevar por nuestro capricho o nuestra visión miope; hay que vislumbrar bien todo lo que se pone delante de nosotros para saber escoger.

Más o menos teóricamente quizá lo podemos entender, pero a la hora de vivir, a la hora de la práctica aparecen nuestras querencias, nuestros deseos, nuestras rutinas de la vida, nuestros caprichos que nos encierran, nuestras pasiones que nos desestabilizan y podemos perder la perspectiva. ¿Qué es lo que nos dará plenitud a nuestro ser, un momento de placer y felicidad o algo más hondo que podemos hacer que nos llena de verdad, y que llena de felicidad también a los que están a nuestro lado? Muchas opciones tenemos que plantearnos.

Vamos a dejarnos conducir porque quien de verdad puede iluminar nuestra vida, vamos a ponernos a la sombra de la Palabra de Dios y vayamos dando pasos de plenitud, pasos llenos de amor y de generosidad, pasos que nos abran horizontes, pasos en los que iremos encontrando ese sentido hondo de nuestro ser.

Como perspectiva tenemos la pascua. Ya en el evangelio de este primer día Jesús nos hace el anuncio de por qué sube a Jerusalén y que sentido tiene el que caminemos con El, el que queramos seguir sus mismos pasos. Por eso nos habla de tomar la cruz, pero no es porque escojamos un camino de sufrimiento, sino porque queremos escoger un camino de entrega y de amor. Cuando con seriedad queremos coger ese camino parece que todo da vueltas, que todo se nos trastoca porque nos encontramos con nuevos valores, porque nos encontraremos que aquello que parece perder la vida sin embargo es encontrarla, es recobrarla, es alcanzar verdadera plenitud. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará’.

Pero todo esto tenemos que irlo madurando en nuestro interior. Seguiremos dando los pasos de la Cuaresma, pidamos al Señor que sepamos tener un espíritu abierto a su Palabra, que nos dejemos guiar por su Espíritu y encontraremos lo que da verdadera plenitud a nuestro ser. Iremos encontrando las grandes respuestas a nuestra vida.

 

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