jueves, 28 de octubre de 2021

 


La cercanía crea sintonía en el corazón, quienes seguimos a Jesús estamos llamados a estar con El creando esa sintonía e introduciéndonos en su corazón

Efesios 2, 19-22; Sal 18; Lucas 6, 12-19

‘Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles…’ y nos da el evangelista la relación de los doce escogidos para estar con Jesús. Comienza así el evangelio propio de este día de la celebración de dos de esos apóstoles, san Simón y san Judas Tadeo.

Poco más nos dirán los evangelios en concreto de estos dos apóstoles escogidos, salvo que en algún evangelio se hace relación a Simón como el Zelotes, bien porque hubiera formado parte de aquellos grupos revolucionarios contra la dominación romana, o bien porque haga referencia a su celo por el cumplimiento de la ley mosaica. Poco importan estos detalles, pero manifiestan por otra parte como Jesús llama sin distinción ni discriminación, como le veremos llamar también a un recaudador de impuestos para formar parte del grupo de sus seguidores más cercanos, Leví y Mateo según el nombre que le queramos dar.

Serían aquellos que estarían más cercanos a Jesús, podríamos decir, día y noche y a los que iba preparando de manera especial para la misión que un día les confiaría. Recordamos como los lleva a lugares apartados para estar a solas con ellos o como de manera especial los iba instruyendo por el camino; en casa a ellos les explicarías con detalles las parábolas con las que enseñaba al pueblo el mensaje del Reino de Dios.

Los llamó para que estuvieran con El y para un día enviarlos con la misión de anunciar el evangelio a toda criatura. Pero es importante el estar con Jesús. Recordemos cómo a la hora de escoger un sustituto de Judas uno de los criterios que se mantienen es que fuera alguien que hubiera estado desde el principio con Jesús. La cercanía crea sintonía en el corazón. Es importante. No podrían ser los testigos de Jesús si antes no habían sintonizado con Jesús. No era simplemente el conocer los hechos, era más importante conocer la vida, haberse metido en el corazón. Y Jesús los llevaba en el corazón. ‘A vosotros no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos’, les diría en la última cena, ‘porque a vosotros os lo he revelado todo’.

Qué importante esto en el camino de nuestra fe y de nuestra vida cristiana. El estar con Jesús es la experiencia de vivir a Jesús y eso lo iremos logrando desde que vayamos dejando que Jesús se meta en nuestro corazón. Como el amigo que se nos mete en el corazón, el amigo en quien confiamos pero que también nos muestra toda su confianza. Se crea una intimidad del corazón, porque vamos abriendo nuestro corazón a Jesús, pero el también va dejando que nos pongamos en su corazón, que nos introduzcamos en su corazón. Esa intimidad nos hace sentirnos con el corazón abierto y nos sentiremos conocidos como también nosotros conoceremos hasta lo más profundo.

Es lo que tenemos que cultivar en nuestra vida cristiana. Y empleo en todo su profundo sentido esta palabra de cultivar. Para cultivar su rotura la tierra, se introducen la semilla en lo más profundo, continuamente estaremos cuidando ese terreno y esas plantas que en él van surgiendo librándolas de todo lo que las pueda dañar; cultivamos y abonamos, cultivamos y mantenemos la necesaria humedad para que la semilla pueda germinar y para que la nueva planta pueda crecer y dar fruto.

Es toda la tarea de nuestra vida cristiana, donde nos contentamos con decir que creemos en Dios o rezamos en alguna ocasión sino que mantenemos un trato íntimo con el Señor abriéndonos a Dios para dejarnos inundar por su presencia, abriendo nuestro corazón a su Palabra dejando que se haga fecunda en nuestra vida para que al final puedan florecer los frutos de nuestra vida cristiana.

Creo que la fiesta de estos apóstoles que hoy celebramos contemplando como fueron escogidos para estar con El nos interpela a nosotros también para aprender a estar con Jesús, también llamados y escogidos por Jesús para estar con El, dejando que sea el centro de nuestro corazón.

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