miércoles, 11 de agosto de 2021

Somos una comunión de hermanos que se aman y quieren caminar juntos a pesar de sus imperfecciones y limitaciones, porque mutuamente nos ayudaremos a superarnos y a caminar

 


Somos una comunión de hermanos que se aman y quieren caminar juntos a pesar de sus imperfecciones y limitaciones, porque mutuamente nos ayudaremos a superarnos y a caminar

Deuteronomio 34,1-12; Sal 65; Mateo 18, 15-20

Algunas veces nos creemos una raza de perfectos. Aunque en la sinceridad de nuestro ser más profundo reconocemos lo que son nuestras limitaciones, pero no es así cómo queremos manifestarnos, cómo queremos que nos conozcan, y ya nos molesta muchísimo que alguien nos haga ver nuestros defectos y nuestras limitaciones.

Así como queremos poner como una máscara para que no se noten nuestros defectos o nuestros fallos, porque muchas veces no es simplemente una debilidad, sino una maldad que nos surge en nuestro corazón, con los demás nos volvemos exigentes y nada les perdonamos; con qué facilidad echamos en cara a los otros sus errores, en qué pedestal de autosuficiencia nos subimos tantas veces, y cómo no nos importa humillar a los demás. Son cosas que nos pasan, que están ahí en la realidad de nuestra vida, que no sabemos superar, y es causa de tantos tropiezos o de tantas heridas que podemos ir produciendo en los demás.

Y es que nos falta humanidad; humanidad que tiene que llenar de comprensión nuestro corazón, que nos hace ser sinceros con nosotros mismos, que nos llevaría a una cercanía para saber caminar junto a los otros apoyándonos, estimulándonos, evitando heridas o curándolas cuando aparecen, sintiéndonos de verdad en un mismo camino.

Hemos convertido la vida demasiado en una competición, pero sin espíritu deportivo; con espíritu deportivo lo veremos como algo alegre que hemos de vivir para sentirnos todos satisfechos, con verdadero espíritu deportivo no es tanto el que quede el primero o el último, sino el gozo de haber hecho ese camino juntos. Pero hemos convertido la vida en una competición en que si podemos descartamos al otro, lo anulamos de la forma que sea y para ello no nos importaría sobreabundar sus defectos o sus errores, para yo quedar en mejor lugar. Es amargo un camino así. No es la alegría que tendríamos que vivir en la vida.


Lo que nos enseña Jesús en el evangelio es que sepamos caminar juntos, que seamos felices caminando juntos, que seamos capaces de aceptarnos, pero al mismo tiempo ser estímulo para los demás como los demás son estímulo para mí para superarnos juntos, para corregir errores, para limar asperezas, para sanar heridas. Por eso hoy Jesús nos habla de la corrección fraterna; y nos da unas pautas, porque esa corrección no puede ser un hundir a la persona sino darle la mano para que se levante y siga caminando; esa corrección la llamamos fraterna porque así nos sentimos, hermanos, y hermanos que se quieren, y hermanos que quieren lo mejor los unos para los otros, hermanos que nos sabemos sentir en comunión.

Por eso hoy Jesús nos habla también del perdón; cuando sabemos ofrecer ese perdón, y lo hacemos porque hay amor en nuestro corazón, ese gesto llega al cielo y desde el cielo recibimos también ese perdón. Por eso nos dice Jesús que ‘todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos’. Es el fruto del amor, es el fruto de sentirnos hermanos, es el fruto de saber caminar juntos.

Por esto terminará diciéndonos Jesús que cuando vivamos un amor así, seremos verdaderamente gratos para Dios. Tan gratos que por esa comunión que hay entre nosotros podemos tener la seguridad de que Dios siempre nos escucha, Dios se hace presente entre nosotros de manera especial. ‘Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos’.

Ya no somos aquella raza de perfectos que nos volvemos exigentes con todos y de qué manera; somos una comunión de hermanos que se aman y quieren caminar juntos a pesar de sus imperfecciones y limitaciones, porque mutuamente nos ayudaremos a superarnos y a caminar.

 

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