lunes, 18 de mayo de 2020

Nada podrá apartarnos del amor de Dios porque el Espíritu Santo es nuestra fortaleza y nuestra sabiduría, es el Paráclito y el Espíritu de la verdad


Nada podrá apartarnos del amor de Dios porque el Espíritu Santo es nuestra fortaleza y nuestra sabiduría, es el Paráclito y el Espíritu de la verdad

Hechos 16, 11-15; Sal 149; Juan 15, 26 — 16, 4a
Un padre prepara a su  hijo para el día de mañana, porque la tarea del padre no se reduce a trabajar para ganar un dinero con el que tener el sustento de aquellos que están bajo su responsabilidad, sino que su labor como padre es educadora, porque es enseñar a vivir, aconsejar y orientar, ayudar a fortalecer los ánimos y el espíritu del  hijo para que el día de mañana sepa enfrentarse a los problemas de la vida y salir adelante.
Es como la tarea del educador, de todo educador, que no se reduce a enseñar unas materias o tener unos conocimientos podríamos decir intelectuales y unas capacidades técnicas para unos trabajos o para pasar un examen y obtener un titulo, sino que es formar y dar valores para que tengan un fundamento básico que les ayude a vivir con intensidad la vida; y eso es tarea de todo educador, de todo aquel que tiene una misión de enseñar al estar al cuidado de cualquier grupo comunitario. Una tarea ardua que ayuda a prevenir, que hace abrir los ojos a un sentido de la vida, que fortalece los espíritus, que hace crecer no solo conocimientos o técnicas sino algo más hondo que es la persona para ayudarla a llegar a una madurez.
Hoy vemos a Jesús con esa preocupación por sus discípulos; los quiere fuertes y que sepan además donde pueden encontrar esa fuerza; les recuerda que la misión que se les encomienda no es fácil porque van a encontrar oposición y persecución; les previene ante su propia debilidad que les puede llenar de miedos y hacer que se encierren en la vida olvidando el testimonio que tienen que dar.
Por dos veces se lo repite en este corto texto que hoy hemos escuchado. Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis’. Bien sabe Jesús lo mal que lo van a pasar cuando lleguen momentos de persecución. No quiere que se sientan solos y como abandonados porque su presencia física ya no esté con ellos. Y vuelve a repetirles ‘os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho’.
Y en lo que Jesús quiere insistirles es que no se van a sentir solos, que aunque ahora muchas veces no entienden bien lo que Jesús quiere decirles, van a tener quien les recuerde todo y pondrá palabras en sus labios y fuerza en su corazón para hacer ese anuncio, para dar ese testimonio. ‘Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo’.
Es el anuncio que repetidamente vamos a escuchar en estos días en que vamos finalizando el tiempo de la Pascua y en que ya se acerca la fiesta de Pentecostés donde celebraremos la venida del Espíritu Santo. Podríamos decir que es casi como una novena del Espíritu Santo lo que vamos haciendo en estos días por el mensaje repetido de Jesús en que nos anuncia la venida del Espíritu Santo.
Es una palabra de Jesús que necesitamos recordar en todo tiempo, es cierto, pero que en las circunstancias que estamos viviendo a nivel de nuestra sociedad bien nos viene recordar. Este aislamiento social que nos ha tocado vivir, esta situación de inestabilidad que tenemos, estos miedos que se nos van metiendo en el alma porque no sabemos ni cuanto durará esta situación ni como terminaremos por vernos afectados mucho más todavía, nos puede hacer mucho daño por dentro.
Pero tenemos que sentirnos fortalecidos e iluminados para afrontar toda esta situación. Como creyentes en Jesús bien sabemos que no nos podemos sentir solos ni tan debilitados que no sepamos como salir adelante. Con nosotros está el Espíritu de la verdad, como hoy lo llama Jesús, el Defensor y fortaleza de nuestras vidas. ¿Quién podrá apartarnos del amor de Dios si el Espíritu del Señor está con nosotros? El Espíritu del Señor es nuestra fortaleza y nuestra sabiduría.

1 comentario:

  1. Hermoso texto, muchas gracias por escribirlo. Ayuda mucho!!! Gracias!! Preciosa reflexión.

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