sábado, 16 de mayo de 2020

Cuidado con las proclamas que nos dicen que tenemos que modernizarnos porque es una forma sutil de embaucarnos para hacer rebajas en el espíritu del Evangelio


Cuidado con las proclamas que nos dicen que tenemos que modernizarnos porque es una forma sutil de embaucarnos para hacer rebajas en el espíritu del Evangelio

Hechos 16, 1-10; Sal 99;  Juan 15, 18-21
Sin querer llegar a sincretismos estériles donde todo nos pueda parecer igual de bueno haciendo una mezcolanza imposible de lo bueno y de lo malo, sin embargo tendríamos que saber vivir en una sociedad plural en que por encima de todos nos respetemos y el hemos de que pensemos de forma distinta incluso sobre algo tan fundamental como el sentido de la vida sin embargo no tratemos de destruirnos unos a otros en razón de nuestro pensamiento o incluso nuestra manera de presentar el sentido de la sociedad.
Hay que reconocer que es difícil porque cada uno se siente seguro de su verdad y tratará de imponerla a los demás, cuando lo que tendría que haber simplemente es una oferta generosa en que respetándonos sepamos caminar juntos a pesar incluso de nuestras diferencias. Y la historia está llena de estas intransigencias que nos hacen la vida imposible en verdadera paz y donde seguimos tratando de destruirnos unos a otros.
Y no son cosas del pasado, sino cosas que día a día estamos viendo en nuestra sociedad en que empezamos por desprestigiarnos por pensar de manera distinta pero que muchas veces se llega a una autentica dictadura aun en tiempos que decimos de democracia, y no me meto solo en el sentido de lo político, sino en todo lo que hace referencia a la sociedad sus valores.
Hoy en el evangelio que me ha dado pie a esta reflexión inicial sobre algo que seguimos viviendo en nuestra sociedad, y no hace falta poner nombres que todos conocemos, Jesús quiere prevenir a sus discípulos, a los que le siguen de las dificultades que en este orden van a tener que sufrir como así ha sido a lo largo de los tiempos.
‘Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia’.
No temamos. Pero tampoco nos camuflemos. Tenemos con nosotros la fortaleza del Espíritu. Es cierto que algunas veces nos va a costar. Y no hablo solamente de las grandes persecuciones como a lo largo de la historia hasta nuestros tiempos han sufrido los cristianos, ha sufrido la Iglesia. Hablo del día a día de nuestra vida donde nos cuesta dar testimonio, donde somos rechazados y se querrá evitar que en nuestra sociedad resalten los valores cristianos, donde se busca el desprestigio, la burla, la ridiculización de lo que suene a espiritual o religioso. Y eso se hace en muchas ocasiones de forma sutil, con la manipulación de medios, con el engaño de los más sencillos e ingenuos. Con la verborrea sofista de los que tratan de imponer sus ideas.
Y algunas veces los cristianos tratamos de disimular, no damos valientemente la cara, queremos en ocasiones acomodarnos, incluso llegamos a imponernos normas para contentar a la sociedad que nos rodea. Nos falta coraje a los cristianos, creer más en lo que es nuestra fe, presentar con claridad nuestro mensaje aunque no sea comprendido por muchos desde sus intereses o incluso sea rechazado. Nos hablan de que tenemos que modernizarnos y queremos cambiar nuestra moral y nuestros principios. Son tentaciones que sufrimos que son mayores que las propias persecuciones de que seamos objeto.
‘Recordad lo que os dije: No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra’. Seamos valientes en proclamar con todo respeto a los demás lo que son nuestros principios y lo que es nuestra fe. Con nosotros, no lo olvidemos, está la fuerza del espíritu del Señor.

1 comentario:

  1. Se intenta generar una necesidad que no existe cuando nuestra única necesidad es del Señor.

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