miércoles, 19 de febrero de 2020

Nos dejamos conducir hasta Jesús y El pondrá una mirada nueva en nuestros ojos que ilumina con una nueva luz también nuestro mundo


Nos dejamos conducir hasta Jesús y El pondrá una mirada nueva en nuestros ojos que ilumina con una nueva luz también nuestro mundo

Santiago 1, 19-27; Sal 14; Marcos 8, 22-26
Hay ocasiones en que nos cuesta entender la vida; suceden tantas cosas a nuestro alrededor y a veces de forma vertiginosa que no llegamos a captar su sentido, nos sentimos confusos. Son complejas las interpretaciones que escuchamos por acá o por allá, nuestra mente da vueltas y vueltas queriendo encontrar un sentido, un por qué, un valor, un significado a cuanto sucede y además nos podemos ver influenciados por interpretaciones que se hacen acá y allá y nos llenan de mayor confusión.
Como en ocasiones parece que se resaltan más las cosas negativas y no dejamos de ver tantas ambiciones que llevan a una lucha sin cuartel entre unos y otros llenando el mundo de violencias pero también de corrupción, nos hace sentirnos más confusos y sin saber qué interpretación podemos dar. Ese torbellino de violencias, de catástrofes o de muerte que vemos que sucede en nuestro entorno lleva a muchos a hacer interpretaciones catastrofistas donde todo les parece perdido y que ya es el comienzo del final.
Necesitamos una luz que nos dé esperanza; necesitamos quien pueda sembrar claridad sobre tanta confusión y podamos llegar a descubrir que a pesar de todo se pueden abrir horizontes de esperanza delante de nosotros que nos impulsarán a buscar caminos nuevos. Necesitamos un colirio para nuestros ojos que nos hace mirar con una mirada distinta, de la que quitemos sombras para poder ver con esa nueva claridad.
Y es que algunos podrán venir, incluso queriendo apoyarse en la misma Palabra de Dios, para sembrar más confusión con sus visiones catastrofistas y con no correctas interpretaciones de esas Palabra de Dios. Muchos quizá sin hacer una lectura bien hecho del mismo texto sagrado se dejarán influir por conceptos preconcebidos que nos pueden crear mas confusión.
Es lo que sucede por ejemplo con el Apocalipsis que sirve para muchos como cauce de interpretación de todas esas violencias de que está lleno nuestro mundo y le hacen decir cosas que realmente no es el sentido del Apocalipsis. Ya que lo hemos mencionado decir que es un libro de esperanza, porque en medio de toda esa confusión que podemos contemplar con esas descripciones violentas del mundo quiere sin embargo alumbrar la visión de un mundo nuevo, de un cielo nuevo donde podemos contemplar la victoria del Cordero.
Hoy nos encontramos en el evangelio cómo Jesús fue luz para aquel ciego de Betsaida. En pocas palabras el evangelio nos presenta todo un proceso. Le llevaron aquel ciego a Jesús para que lo curara y Jesús lo apartó a un sitio aparte, como queriéndolo arrancar de allí donde estaba siempre, y le impone las manos untándole los ojos con saliva. Aquel hombre comienza a ver, en principio confundido porque los hombres le parecían árboles pero que andaban; Jesús vuelve a imponerle las manos y aquel hombre comienza a ver con toda claridad.
Nuestras confusiones allí donde estamos y donde no vemos con claridad, pero necesitamos apartarnos de eso, dejarnos conducir por la mano de Jesús hacia algo nuevo y distinto; el proceso de crecimiento de nuestra fe algunas veces es costoso, no lo vemos todo claro, pero si nos dejamos hacer por Jesús vendrá la luz a los ojos, vendrá la luz a nuestro corazón.
Recientemente charlaba con un joven de todo ese mundo de confusión y catastrófico del que hablamos al principio de esta reflexión, pero nuestra reflexión podríamos decir que fue dando pasos y al final aquel joven me decía que para él mejorar y ver las cosas distintas necesitaba de las lentes de Jesús que sería quien iluminaría su camino. Creo que no es necesario decir nada más. Dejemos que Jesús abra nuestros ojos, ponga una mirada nueva en nuestra vida y veremos distinto, seremos distintos. Es lo que estamos contemplando en el evangelio.
¿Habrá quien nos lleve hasta Jesús? ¿Seremos nosotros capaces de llevar a otros hasta que Jesús para que miren con esos lentes nuevos que pone Jesús en nuestros ojos?

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