miércoles, 3 de abril de 2019

Nos acercamos a la Pascua y vamos a contemplar la pasión y muerte de Jesús teniendo claro que ahí está nuestra salvación porque es el Hijo de Dios y nuestro Salvador


Nos acercamos a la Pascua y vamos a contemplar la pasión y muerte de Jesús teniendo claro que ahí está nuestra salvación porque es el Hijo de Dios y nuestro Salvador

Isaías 49,8-15; Salmo 103; Juan 5, 17-30
Os lo aseguro: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio,-,- porque ha pasado ya de la muerte a la vida…’ Escuchar a Jesús es creer en El y quien cree en Jesús se llena de vida. ‘Ha pasado de la muerte a la vida’, nos dice. El es nuestro Salvador. No hay bajo el cielo otro nombre que pueda salvarnos, en quien podamos encontrar la salvación. Es importante que afirmemos con rotundidad nuestra fe en Jesús.
No es solamente un personaje de la historia; no es simplemente un  hombre bueno que  nos enseña a ser buenos; no es solamente alguien que viene a enseñarnos metas nuevas para nuestra vida porque ansiemos algo más alto, algo mejor para nosotros y para nuestro mundo; no es simplemente un hombre con su mente llena de utopías que encontraría la incomprensión de sus contemporáneos; no es simplemente un reformador que viene a hacernos propuestas nuevas porque haya muchas cosas que cambiar, quien quisiera proponerle cosas nuevas a los judíos insatisfecho por el estilo de vida que se hubieran creado y que eso le costara el enfrentamiento con los más atrincherados en posturas conservadoras de manera que eso le costara la vida.
Jesús es algo más. Es cierto que podemos ver muchas de esas cosas que hemos mencionado en Jesús, pero Jesús no se queda ahí. Nos anuncia el nuevo Reino de Dios para hacer que en verdad Dios fuera el centro de la vida y del hombre, y en consecuencia que hubiera un nuevo estilo de humanidad. Pero tenemos que ir a lo más hondo de Jesús. Aquello que tanto les costó comprender a los contemporáneos de su tiempo, e incluso a sus mismos discípulos que estaban más cercanos a El.
No siempre fueron capaces de definir quien era Jesús. Recordemos cuando les pregunta que es lo que pensaban de El, y como fueron divagando por muchas ideas preconcebidas, y si Pedro fue capaz de hacer una hermosa confesión de fe, Jesús le dice que lo ha hecho no porque lo conociera por si mismo, sino porque el Padre se lo había revelado en su corazón.
Hoy Jesús habla claramente, aunque aquello que les dice provocara el rechazo de muchos e incluso ya hasta quisieran quitarlo de en medio por blasfemo. Habla de Dios como su Padre; habla de que El es el enviado del Padre que no hace sino lo que es la voluntad del Padre. Nos habla claramente de que creer en El como el enviado del Padre es ponerse en camino de alcanzar la vida eterna. Habla de resurrección y de vida nueva ‘porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida’. Nos habla de que aceptarle a El es aceptar al Padre que lo ha enviado. ‘El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió’.
En los textos que se nos van proponiendo en los próximos días hasta llegar a la semana de pasión Jesús nos irá manifestando lo más hondo de si mismo para que reconozcamos en verdad que es el Hijo de Dios en quien hemos de creer, al mismo tiempo que iremos viendo también el rechazo de los judíos que no quieren aceptarle como Hijo de Dios. Nos ayudará a que vamos clarificando nuestra fe en Jesús para que en verdad le sintamos y le reconozcamos como Hijo de Dios y como nuestro único Salvador.
Nos acercamos a la Pascua y hemos de contemplar su pasión y su muerte, pero tenemos que tener claro que ahí está nuestra salvación. La liturgia con la Palabra de Dios nos irá ayudando a profundizar en nuestra fe para que podamos vivir con hondo sentido estos días de pasión y de pascua. Dejémonos conducir por la Palabra de Dios, dejémonos conducir por el Espíritu del Señor. Por nuestra fe en Jesús pasaremos de la muerte a la vida, viviremos intensamente nuestra pascua y la Pascua del Señor

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