sábado, 30 de marzo de 2019

Quien no es capaz de doblar sus rodillas ante Dios, no sabrá abajarse para saber estar cercano a los pequeños y humildes que caminan a su lado


Quien no es capaz de doblar sus rodillas ante Dios, no sabrá abajarse para saber estar cercano a los pequeños y humildes que caminan a su lado

Oseas 6,1-6; Sal 50; Lucas 18, 9-14
La autosuficiencia, el orgullo, la soberbia son malos compañeros para el camino de la vida. Aunque algunos crean que llevándoselo todo por delante son más fuertes, más importantes o más respetados.
Nos encontramos gentes que caminan por la vida así. Se creen que ellos son todo para el mundo, miran por encima del hombro a los demás considerándolos unos pobrecitos que nada saben o nada pueden, van avasallando a todo el que se encuentran en el camino con su prepotencia echando a la cuneta de la vida a quienes consideren que les pueden impedir conseguir sus objetivos.
Respeto no conseguirán sino quizá miedo, y salvo aquellos que los envidian y quieren ser como ellos nadie los querrá como amigos; claro que quienes siguen sus ejemplos y entran por caminos de adulación, pronto estarán buscando como echar la zancadilla para ocupar su lugar.
Si esto lo hemos de tener en cuenta en unas verdaderas relaciones humanas con los que caminan con nosotros en la vida, ese estilo de vida lleno de vanidad y orgullo no nos vale de  ninguna manera para nuestras relaciones con Dios. Ante Dios todo tiene que ser sinceridad porque El conoce bien nuestro corazón y bien sabemos que Dios se goza con los humildes, porque ellos de manera especial se revela y para ellos tiene las gracias más especiales.
Hoy nos dice el evangelio que Jesús propone una parábola por aquellos ‘que teniéndose por justos, despreciaban a los demás’. Y nos habla de aquellos dos hombres que subieron al templo a orar. En uno resplandece el orgullo y la autosuficiencia, el creerse justo y despreciar a todo el que se encuentra a su lado. Se refleja en sus posturas y en su manera de orar.
Es sintomático que nos diga que se puso en pie delante de todos. No quiere mezclarse con nadie y como se cree superior ese gesto de estar de pie nos está señalando como quiere estar por encima de los demás. Y son también sus palabras llenas de vanidad donde trata de justificarse pero de hacer lista de merecimientos en sus cumplimientos. ¿Vendrá a comprar el favor de Dios?
Mientras el publicano postrado en tierra no hacia sino repetir que se sentía un hombre pecador e imploraba la misericordia del Señor. Siente y reconoce la pequeñez de su vida; sabe que ante Dios nadie se puede considerar bueno por si mismo; no le importa ocupar el ultimo lugar, porque sabe que allí donde esté y si lo hace con humildad siempre sentirá el favor de Dios; no le importa estar a ras de tierra, porque así se siente más cerca de los que con él van haciendo también el camino de la vida; se siente pobre y necesitado en su condición pecadora, porque sabe que la justificación y el perdón solo vienen de Dios.
Ya sabemos, como nos dice la parábola, quien bajo del templo justificado aunque luego caminar en medio de los demás confundiéndose con todos, también con los pequeños y con los pecadores. Con su humildad y sencillez sabrá estar cercano a los demás sintiendo la pobreza y pequeñez de los otros como suya también. Sabrá estar cercano a los otros porque los pedestales no son los que lo levantan sino sola la misericordia y la compasión del Señor que se ha derramado en su corazón y que será la misericordia y la compasión con que también se acercarán a los demás.
¿Cuál es nuestra postura ante Dios y ante los demás? ¿Nos costará también a nosotros doblar las rodillas ante Dios? Quien no es capaz de doblar sus rodillas ante Dios, no sabrá abajarse para saber estar cercano con el amor con los pequeños y humildes que caminan a nuestro lado.
Demasiado vamos viendo hoy en nuestros templos gente que no sabe ponerse, o no quiere ponerse de rodillas delante de Dios. ¿No tendría que hacernos pensar en la pobreza de nuestros gestos cuando nos ponemos en la presencia de Dios que puede ser indicativo de la pobreza de nuestro acercamiento a los demás?

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