viernes, 1 de septiembre de 2017

Mantengamos la lámpara encendida, tengamos el suficiente aceite, desempeñemos nuestra responsabilidad, no dejemos para mañana lo que tenemos que hacer hoy


Mantengamos la lámpara encendida, tengamos el suficiente aceite, desempeñemos nuestra responsabilidad, no dejemos para mañana lo que tenemos que hacer hoy

1Tesalonicenses 4, 1-8; Sal 96; Mateo 25, 1-13
‘Bueno, con eso será suficiente, ¿para qué llevar más? Y si hace falta ya tendremos oportunidad de conseguir como sea algo más por allí o se busca donde comprarlo...’ Así quizá habremos pensado en alguna ocasión cuando teníamos que preparar algo que tendríamos que utilizar luego y luego nuestros cálculos nos salieron fallidos porque no fue suficiente lo que teníamos.
O es la tentación que tenemos tantas veces de dejar para otro momento algo que tenemos que hacer porque decimos que tenemos tiempo y luego el tiempo se nos echa encima y andamos con apuros al final. Siempre recuerdo lo que me decía mi madre, ‘guarda que comer y no qué hacer’, para que fuéramos previsores de futuro y prepara las cosas a tiempo no dejándolas para después, como sentimos la tentación tantas veces porque quizá ahora en este momento estamos entretenidos en otras cosas.
Es una vigilancia cargada de responsabilidad que hemos de saber tener en la vida. aunque sabemos quizá de nuestras posibilidades, de nuestras capacidades, la vida está hecha de muchas circunstancias que no siempre dependen de nosotros mismos, porque vivimos en relación con los demás, porque son diversos los acontecimientos que suceden en nuestro entorno que no dependen de nosotros, porque no sabemos lo que van a hacer los demás, pero nosotros tenemos nuestra responsabilidad y esa responsabilidad nos tiene que llevar a ese cumplimiento de deberes y obligaciones, a esa vigilancia para no perder la oportunidad de lo bueno que vamos teniendo en la vida.
Son los pensamientos que afloran en mí al escuchar esta parábola que nos propone Jesús de las doncellas que han de salir con sus lámparas encendidas para la llegada del novio a la boda. Una parábola que en su literalidad hemos de entender desde las costumbres de la época y las circunstancias que se Vivian entonces, que hacen necesario ese tener luz en los caminos cercanos a la casa de la novia para cuando llegara el novio con sus amigos a la boda; eran las amigas de la novia las encargadas de iluminar con lámparas de aceite aquellos caminos y había que ser previsoras para tener aceite suficiente porque no sabían realmente la tardanza y aquellas lámparas iban también a servir para iluminar la sala de la boda. Ya conocemos el desarrollo de la parábola con las tardanzas, la falta de aceite y la imposibilidad de tenerlo a tiempo, que hizo que se quedaran sin boda aquellas doncellas.
Nos quiere hablar Jesús de la trascendencia de la vida y de ese momento final de nuestra historia personal para el que hemos de estar preparados. Llega el Señor a nuestra vida, un día nos hemos de presentar ante El y hemos de estar dispuestos y preparados. Pero no solo es el momento final sino el día a día de nuestra vida, con nuestras responsabilidades, con nuestras tareas, con la hermosura del trabajo humano, como en otras ocasiones hemos reflexionado.
No podemos desatender nuestra vida. Es el cuidado personal en nuestro propio desarrollo y es el cuidado personal en como hemos de prepararnos para la vida. es una lástima como pasamos adormecidos muchos momentos de la vida en los que tendríamos que estarnos preparando, desarrollando nuestras cualidades y capacidades, poniendo los cimientos de una sólida formación, cuidando nuestros estudios que nos capacitan siempre para algo más y algo mejor. Que lástima tantos momentos de juventud desaprovechados y que crean tantas lagunas en nuestra vida de las que nos daremos cuenta cuando ya sea quizá demasiado tarde.
El tema nos da para muchas mas reflexiones – no queremos alargarnos – que nos hablan de la responsabilidad de cada día de nuestra vida, de nuestro hoy con las tareas que tenemos que realizar, la familia en la que vivimos, el trabajo que desempeñados, la apertura a la sociedad en la que vivimos, el bien que podemos hacer, lo que podemos contribuir a nuestra propia comunidad… Mantengamos la lámpara encendida, tengamos el suficiente aceite, desempeñemos nuestra responsabilidad. No dejemos para mañana lo que tenemos que hacer hoy.

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