miércoles, 26 de julio de 2017

Acojamos con actitud generosa esa semilla en nuestra vida sabiendo que el Señor nos quiere a nosotros también sembradores de una buena semilla cada día

Acojamos con actitud generosa esa semilla en nuestra vida sabiendo que el Señor nos quiere a nosotros también sembradores de una buena semilla cada día

Éxodo 16, 1-5. 9-15; Sal 77; Mateo 13, 1-9
Se sentó Jesús junto al lago y al venir mucha gente a escucharle se subió a una barca y desde allí se puso a enseñarles mucho rato en parábolas. Podemos imaginarnos fácilmente la escena. Una mañana soleada como suele suceder junto al lago de Tiberíades. Las gentes que van y vienen de sus tareas pero que se encuentran con Jesús sentado junto al lago y en torno a El se arremolinan. Quieren escucharle. Sus palabras los cautivan; la noticia corre de boca en boca y todos acuden hasta Jesús. Se sienta en una barca, pues desde allí todos pueden verle y escucharle mejor. Y les hablo en parábolas.
Un recurso muy normal entre los orientales y muy apropiado para que lo entienda la gente sencilla. Las imágenes penetran hondamente en el alma ayudando a entender las palabras, el mensaje. Será un recurso repetido por Jesús. Lo importante es que la Palabra llegue a todos, la semilla caiga en toda tierra, esperando que dé fruto.
Es en si mismo el mensaje de la primera parábola que les ofrece. Un sembrador que sale a sembrar la semilla; a voleo va lanzándola por todas partes, lo que hará que no toda la semilla caiga en una tierra igualmente preparada. Será el propio camino, serán los abrojos de las orillas de los campos, serán terrenos pedregosos no apropiados para acoger debidamente esa semilla, serán buenas tierras dispuestas a que se puedan recoger buenos frutos.
Es la variedad de la vida de los hombres con sus distintas actitudes o con distinta apertura de su corazón para recibir algo nuevo en sus vidas. Es el reflejo también de nuestra propia vida, muchas veces parece que muy disponible, pero en ocasiones con ataduras que nos arrastran, pasiones que nos encierran, negatividades que nos hacen duros e inaccesibles, indiferentes a lo que pase a nuestro alrededor si no es para calmar nuestros caprichos.
Nos es fácil hace una lectura de la parábola simplemente fijándonos en los demás y en cuanto sucede a nuestro alrededor olvidando que cuando lo hacemos así no somos esa tierra fértil y fecunda porque estamos dejando meter en nosotros muchos matorrales que nos impiden acoger nosotros los primeros esa semilla de la Palabra. Por eso siempre hemos de acudir con actitud sincera, con deseos de abrir bien nuestro corazón, de quitar todas esas rémoras en nuestra vida que nos arrastran hacia abajo y no nos dejan caminar libres y generosos.
Acojamos con actitud generosa esa semilla en nuestra vida sabiendo que el Señor nos quiere a nosotros también sembradores de la Palabra de Dios en medio de nuestro mundo. Seamos capaces de sembrar una buena semilla cada día. Lo intento con estas reflexiones que os ofrezco cada día.
Hace nueve años tal día como hoy inicie la siembra con este blogpost https://la-semilla-de-cada-dia.blogspot.com.es/  y van ya 3341 semillas sembradas por este medio que llega a los más diversos rincones del mundo como se manifiesta en las estadísticas con una cifra cercana a las trescientas mil visitas. Lo expreso con humildad y dando gracias a Dios. Espero que Dios me ayude a seguir sembrando aunque sea con torpeza esa buena semilla por el mundo. Aquella primera semilla fue dedicada a los abuelos en este día de san Joaquin y Santa Ana https://la-semilla-de-cada-dia.blogspot.com.es/2008/07/abuelos-qu-importante-sois-para.html



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